16.

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Becca.

Es hora.

Baje del auto de Tom después de haberle dado un beso. Suspiré nerviosa viendo la puerta del edificio.

Yo puedo.

Me adentre en el edificio hasta llegar al elevador y marcar la planta correspondiente. Al llegar note que estaba vacío, toque la puerta blanca que había visitado el día anterior.

—Pase. —Oí a Dilan. Entre de manera silenciosa cerrando la puerta detrás de mi—. Becca, es un gusto. ¿Cómo estás?

—Si, hola. Bien si es que puedo decirlo. —Murmuré sentandome en una de las sillas frente a su escritorio.

—Bien, ahora que estamos aquí, quiero saber cómo estás en realidad, puedes confiar en mí. —Dijo sentandose—. Sé que no somos cercanos pero antes que nada quiero que seas sincera conmigo. —Suspiró—. ¿Quieres mi ayuda?

Lo medite por unos minutos, debatiendome, se que necesito la ayuda pero ¿Realmente la quiero?

—Hay una gran diferencia entre necesitar y querer. —Continuó él debido a mi silencio—. Sólo tú tienes el poder de decidir. Y es sin presión.

—Si la quiero. —Respondí de manera rápida.

—Esta bien, comencemos entonces. ¿Cómo te sientes?

—Realmente me siento muy bien cuando estoy a lado de Tom las cosas son lindas y él está para mí salvando me una y otra vez, pero cuando estoy sola siento que todo se viene abajo. —Murmuré viendo mis manos.

—¿Él te motivo a venir a terapia? —Preguntó. Asentí—. Vaya, eso es increíble que lo hayas tomado en cuenta, entonces comencemos poco a poco, debes tener en cuenta que muchas cosas de tu pasado no son tú culpa y aunque no hay manera de cambiarlas si puedes aprender de ellas y superarlo, todo es poco a poco. También tienes que aprender a qué un punto fundamental en tú vida es tener amor propio, es importante porque aunque si puedes llegar a amar a alguien más, él amar a alguien más puede hacer que te cause mucho más daño.

Asentí y así fue como comenzó todo.

(...)

Dos horas después me encontré despidiendome de Dilan, la terapia me había dejado un poco más tranquila, comencé a ver muchas cosas que estaba haciendo mal.

Salí del edificio esperando ver el auto de Tom, fruncí el ceño al darme cuenta que no estaba, de pronto sentí una agarre en la cintura, sonreí al aspirar su olor y un ramo de flores se hizo presente ante mi.

—Hola preciosa. —Tom susurró en mi oído—. ¿Cómo te fue?

—Me fue bien Tommy. —Di la vuelta para encontrarme con él—. Gracias. —Dije para después depositarle un beso corto en los labios. El sonrió y me entregó el ramo de flores.

—Hay al menos una flor de cada una existente en la tienda. —Dijo con una sonrisa—. Ni todas juntas podrían superar tu belleza.

Me reí ante su halago.

—A veces eres demasiado. —Dije. Y el solo sonrió, caminamos hacia el estacionamiento que no sabía que existía, hablábamos de mi y de como me había sentido en mi primer día de terapia. Notaba la pequeña sonrisa de Tom cuando le contaba algunas cosas que ví con Dilan, siendo sincera, tenía tiempo que no le contaba con sinceridad las cosas a alguien. Abrió la puerta para mí y entre al auto no sin antes poner las flores en los asientos traseros, después Tom subió.

Era un poco tarde, el cielo tenía un color amarillo con naranja, mientras Tom manejaba en dirección a mi casa pensé en que muchas cosas estaban mejor ahora.

𝑌𝑜𝑢 𝑠𝑎𝑣𝑒𝑑 𝑚𝑦 𝑙𝑖𝑓𝑒. // 𝑇𝑜𝑚 𝐹𝑒𝑙𝑡𝑜𝑛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora