Capítulo 4

699 61 0
                                    

— ¡Arriba, arriba! ¡¡Ya dormiste mucho!! 

Apenas consigo abrir los ojos a medias cuando Abelard enciende las luces y me destapa de golpe, me encojo y tapo la cabeza con la almohada. Podría haber sido más delicado.

En posición fetal, me descubro la cara para mirarlo, intentando demostrarle cuanto lo odio justo ahora. Noto que lo siguen dos avox, un chico y una chica. No me imagino por qué están aquí, en el Capitolio. De cualquier forma, nada que puedan haber hecho ameritaría este castigo. Aparto el pensamiento.

— ¡Buenos días para ti! Vístete y ve a desayunar ya. Cort está listo, hoy toca entrenamiento. 

—Ya... ya voy.

—Adelante —Les dice a los avox, y antes de que pueda meditar lo que significa, un litro de agua helada me cae encima.

— ¡Mierda!

— ¡Cuida el lenguaje! ...y vístete de una vez. ¡No me hagas volver!—Su manera de hablar, medio cantando, me genera ganas de asesinarlo. Los tres dejan la habitación.

Decido no arriesgarme a otra ronda de lo que sea que fue eso y me pongo la ropa de entrenamiento. Es negra con detalles dorados y con dieces estampados en la manga izquierda de la remera y los costados del pantalón. Debo dejar el brazo lastimado sin recoger y procurar que aunque duela no se note mucho allá afuera. 

Desayuno vorazmente, por el vacío de no comer la noche anterior, además la comida que sirven lo vale.

Al salir, me encuentro con Cort y Dorian listos, los saludo y vamos juntos al gimnasio.

—Nosotros esperándote como idiotas y tú te das una ducha? —Dice Dorian mirando mi pelo, aunque no suena como si le importase realmente. No tengo energía para explicarle, así que sólo lo miro con desprecio y él recibe el mensaje.

Al llegar al gimnasio, Dorian se va por su lado y los nervios vuelven. Nunca fui buena con las actividades físicas, ni peleando, ni usando armas... Mierda. Al menos me mantenía en forma cuidando los corrales. Por fortuna, los demás tributos se ven igual de inseguros. Bueno, todos excepto cuatro:

Los del distrito 1 y 2. 

—Los "profesionales" —Dice Cort, por lo bajo—Dorian me habló de ellos mientras te esperábamos. Al parecer arreglaron ser votados por su gente, de todas formas iban a ofrecerse voluntarios de ser unos Juegos normales. Están entrenados. También hay que tener un ojo en los del 4.

—¿Eso no es trampa? —Hablo tan bajo como él. La chica del distrito 6 nos mira como sospechando algo. Le sostengo la mirada hasta que se gira.

—Al parecer no...

—Vaya. Y... ¿Tú tienes alguna habilidad?

Está a punto de responderme cuando una mujer se para en el centro del salón y comienza a hablar. Nos explica que debemos perder las esperanzas en ganar, a no ser que tengamos patrocinadores activos. Al parecer la mayoría moriremos por causas naturales. Supongo que eso es mejor que ser asesinada por otro tributo.

Luego del sermón, nos dejan movernos libremente por el lugar. Cort decide empezar por las espadas, pero yo voy a la parte de preparación física. Por suerte hay instructores en cada sección, el mío es un tipo muy alto que nos enseña técnicas para "aprovechar el espacio", al principio no entiendo lo que quiere decir, pero después resulta bastante útil. Se trata de trepar, saltar, escabullirse y saber cómo, cuándo y dónde hacerlo, además de las posturas que te quitan o dan más fuerza y estabilidad. Diferencias de centímetros en la posición de los pies puede hacer que te mantengas arriba en un combate. 

El Primer Vasallaje || Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora