Capítulo 5

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Hoy es la prueba individual. Uno de los factores más importantes para conseguir patrocinadores. Me encuentro esperando a que me toque.

Por fortuna, van en orden de distrito, por lo que seré de las últimas. Sólo que hay dos problemas: Según Dorian, es que a esa altura los patrocinadores ya estarán aburridos, el otro problema es que no tengo nada que darles. Absolutamente nada. 

Claro que podría ponerme a mostrar lo buena que soy haciendo fogatas y buscando frutos, pero la idea no es dar una maldita clase de cocina. Por otro lado podría enseñarles algunos movimientos que aprendí en la sección de lucha y agilidad, pero ¿contra un muñeco? Sólo para hacer el ridículo. Además las pastillas que me da Abelard no es que curen huesos rotos y, para coronar, el puto pánico escénico me paraliza.

Los tributos siguen pasando y mis nervios aumentan. Cort me cuenta que planea mostrar su habilidad con espada y me ayuda a pensar qué hacer. Lo intentamos con Dorian esta mañana, pero tampoco surgió nada.

—¿Entonces qué harás? —Me pregunta, preocupado.

—Supongo que lo pensaré ahí. 

Pasa el tiempo y la habitación continúa vaciándose, entonces le toca a Cort. Le deseo suerte y él asiente antes de irse.

Han pasado unos cinco minutos cuando me llaman a la audición. Entro, por supuesto, llena de nervios. El salón está provisto con todo lo que podría necesitar en la prueba, aunque nada se ve útil en este momento. Ni siquiera los cuchillos, con el brazo así... También hay una especie de balcón donde están los que supongo que son patrocinadores y el vigilante en jefe Snow.

Todos me miran expectantes.

Mierda, contaba con lo que me había dicho Dorian pero sí que están atentos.

Resignada, camino lentamente hasta posicionarme en el centro y me quedo parada, escuchando los susurros del balcón e intentando no darles importancia. Haciendo vista panorámica está el sector de armas blancas, junto a ese están los arcos, más a la izquierda las espadas, más atrás muñecos de pelea, blancos para lanzar y unas mesas que no veo con claridad lo que tienen encima. 

Y ahí al fondo está la salida. Ansío la salida. Los vigilantes dicen algo que no consigo entender, pero no va dirigido a mí, creo.

—Perdonen, no hay nada que mostrar. —Las palabras salen impulsivamente. Un segundo después de decirlo me arrepiento, pero ya está hecho. Me miran incrédulos, algunos un poco divertidos. Cómo no, la niña del distrito 10 que va obligada a los juegos tiene que saber usar un arma. Ojalá tuviera aquella escopeta de casa ahora, les daría un buen show. Espero un comentario o alguna señal de ellos, que no llega, el tipo Snow parece disfrutar el momento, eso cierra el caso. Salgo lo más rápido que puedo, sin llegar a correr para no perder el poco orgullo que me queda.


Al volver al piso diez evito hablar lo más que puedo, pero es lógico que me pregunten lo que pasó. 

—No hice nada.

Al principio nadie me cree. Me miran con las cejas levantadas, esperando que les diga que bromeaba o algo así. Pero es la verdad. Cuando empiezan a mostrar los resultados por la tele todos nos reunimos en la sala de nuestro piso. Lógicamente, los primeros cuatro obtienen notas excelentes. 

Diez, ocho, nueve, nueve... luego siete... seis... El chico del 4 se lleva otro diez. Algunas notas más que no destacan, dos sietes para el distrito 7, Raquel con un buen ocho, y entonces anuncian la de Cort: 

— ¡UN OCHO! —grita Abelard— ¡ES IMPRESIONANTE! 

—Felicidades—Le palmeo la espalda, se le ve el alivio en los ojos.

El Primer Vasallaje || Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora