Capítulo 16 || Epílogo || Final.

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Cuando desperté, tuvieron que sedarme. Según ellos estaba demasiado alterada para dejarlos trabajar. ¿Quiénes son ellos? No sé, doctores del Capitolio, creo. Oí a uno decir que tenía hipotermia, que casi muero. La verdad no sé qué preferir.

Alguien viene a visitarme a la habitación donde me dejaron. Debo estar en un hospital, porque todo es demasiado blanco, como en la arena. Así que no consigo estar cómoda, a pesar de aquí es cálido y seco, que todo está donde debe, a pesar de que ya no hay peligro. Veo que mi brazo izquierdo por fin está vendado en serio y reconozco la sensación de bienestar de lo que sea que me pasan por las sondas; es igual a las pastillas para el dolor que me dieron al llegar al Capitolio, pero más intenso. Aún estoy algo drogada, por eso tardo en darme cuenta de que es Dorian quien cruza la puerta, incluso tardo en reconocerlo cuando me saluda y escucho otra vez su voz, por primera vez en tanto tiempo. Bueno, fue poco en realidad, pero ahora mismo pareciera que han pasado años, ni siquiera recuerdo lo que viví a detalle, como viejas memorias. 

Me felicita por ganar, sin mucho ánimo. Ni siquiera le respondo, sólo me quedo mirando el cielo raso, hundida en mis pensamientos. Él se acerca al costado de la camilla y empieza a revisar y tocar lo que hay en la mesa junto a mí solo para hacer algo. Permanecemos en silencio, pero al final le pregunto:

—Debería sentirme bien?

— ¿A qué te refieres?

—Por ganar.

—Ah... —Me mira fijamente, pensándolo, lo veo con el rabillo del ojo— No, es entendible que no lo hagas.

— ¿Tú cómo te sentiste? —Aún me cuesta hablar, pero el calor de las mantas es reconfortante.

—No recuerdo muy bien, pero diría que aliviado. Aunque no sé si comparar, yo no tuve a nadie allá.

— ¿Ningún aliado?

—Ni uno, y, a decir verdad gané por suerte.

—Entonces estamos igual.

Nos quedamos así un buen rato, mirando ambos hacia algún punto en la pared, sin decir una palabra. Otra vez. No es que hayamos pasado mucho tiempo juntos, antes y después de los Juegos, pero igual diría que es una costumbre que tenemos. Dorian es el primero en interrumpir el silencio.

—Hoy será la entrevista y el festejo, luego nos dejarán volver al Distrito 10.

Genial, solamente buenas noticias. Asiento en respuesta, mirándolo por fin. O me espera el día más largo de mi vida, o cada que pestañee habrá pasado una hora.


—Ustedes la conocen como la sorpresa del año... Digna de un distrito ganadero, Arabelle nos dejó ver a la loba debajo de la piel de cordero...

¿Quién escribió eso?

Pasar la entrevista es lo más difícil. Ya no por el miedo, ya no siento nada al ver hacia las gradas. Pero lo primero que hace Lucky Flickerman tras su introducción de mierda es mostrar un video con el resumen de los juegos conmigo ahí, en primera fila; haciéndome rememorar cada "hazaña", momentos que olvidé sobre la marcha, otros que ni siquiera recuerdo haber vivido, e incluyendo también, claro, algunas escenas que no quería recordar en absoluto. Luego de pasar la muerte de Cort con horribles planos detallados, finge pena y me da unas palabras de consuelo que seguramente tenía anotadas y se estudió antes de la "gran noche". Respondo todo cortantemente; ese era mi personaje en el escenario, ¿no? y de todas formas ya no tengo que fingir ser agradable con nadie aquí, ya soy la "vencedora". Ya no siento estar ahí en lo que queda de compilado.

  —Muy bien, Ara—Flickerman intenta sacarme algo, generar una conversación— ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?

—...

El Primer Vasallaje || Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora