Capítulo 12

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Después de descansar por un par de horas, llego a donde está Cort rápidamente, y me relajo al encontrarlo dormido, sano y salvo. Me subo a un árbol, exigiéndole bastante a mi brazo derecho, que hace todo el trabajo. Una vez arriba consigo un buen ángulo del joven, quien ni siquiera ha notado mi presencia, demostrándome otra vez lo necesario que es hacer esto. Otro tributo también podría pasar por aquí sin que el chico lo note. Podría ser Gobnet.

Amanece y el sol se refleja en el hielo del lago, puede verse perfectamente desde aquí. Otra vez dudo de la falsedad del lugar, pero esa es la idea. 

Nada malo nos pasó esta noche, pero tampoco la anterior y, por desgracia, la muerte de ayer no me parece suficiente para entretener al público. Me estiro y veo a Cort, que junta sus cosas para cambiar de refugio, como ha hecho cada día desde que nos separamos. Si se quedara mucho tiempo en un solo lugar sería más vulnerable. Bien pensado.

Mientras él va a cazar, yo decido seguir viendo alrededor, no me gustaría presenciar otra visita de el del 7. 

Cuando paso por el lago de hielo encuentro una escena horrible, así que me escondo como puedo, detrás de unos peñascos musgosos. Primero veo sólo al chico del 8 asomado a una reciente ruptura en el hielo, pero un instante después noto que su compañera está ahí, dentro del agua helada. Él intenta sacarla entre sollozos, pero por alguna razón no puede aunque se esfuerza y ella no para de gritar y pedir ayuda. Es desgarrador, pero no puedo ayudarlos. No debo.

— ¡Aguanta Devra! ¡Aguanta un poco más!

— ¡No puedo! Tira demasiado!

¿Cómo que tira? ¿Hay algo dentro del agua? 

Él, desesperado, mete sus brazos en el agua, para desatascar (por así decirse) a la chica, pero entonces el hielo donde él está empieza a quebrarse también, de manera totalmente anti natural, sin surgir del existente hueco, de los quiebres aledaños, ni tampoco del peso del chico; y al final cae al agua también. Rápidamente ambos desaparecen salpicando agua hacia afuera. 

Suenan dos cañones.

De manera increíblemente rápida, el hoyo se va tapando otra vez con hielo. La velocidad del congelamiento no cuadra, aún con la baja temperatura actual. 

Entonces esa era la nueva movida de los vigilantes. Nota mental: No ir por el hielo. Y, en lo posible, evitar que Cort lo haga también.

Pero mientras lo pienso, noto que la mochila de alguno de ellos reposa unos metros más adelante, cruzando el lago. El muchacho probablemente la descartó ahí antes de ir a socorrer a su aliada, esperanzado de que volvería por ella. Al principio me digo que no debo llevármela, porque sería peligroso y hasta por respeto a esos chicos, pero, por otra parte, no me sobran las cosas, y aunque los patrocinios me ayudaron, no puedo relajarme y confiar en que me sigan llegando cosas. 

De hecho algo de acción me haría más popular entre los patrocinadores. 

Me paro justo donde termina la nieve y respiro profundamente. 

Inhala.

El dolor de las costillas se ha apaciguado con los días, entre su sanación y mi acostumbramiento. No necesito los brazos para correr, y mis piernas están mejor que nunca.

 Exhala. 

Entonces empiezo a correr.

Esprinto lo más rápido que puedo, esquivando el lugar del "accidente". Escucho el hielo romperse bajo mis pies, pero no me detengo. Veo la orilla a pocos metros. De repente, se abre un gran agujero frente a mí, pero, como no podría frenar de golpe, salto y me lanzo a tierra firme, chocándome con la mochila. Es más el alivio que el dolor.

Me apresuro a revisarla. Sólo lleva una especie de bufanda y una botella con algún tipo de bebida alcohólica. Al final valió un poco la pena cruzar, aunque hubiera preferido algo de comer que un trago, pero lo guardaré por si acaso. Más vale que Dorian lo haga valer allá afuera.

Sin mucha emoción, volteo a ver mi camino de vuelta, y para mi sorpresa (no tanto) el agua no se congela instantáneamente esta vez. Directamente no cambia en todo el tiempo que la estoy viendo. Claro, ¿cómo iban a dejármelo tan fácil?

—Como sea. 

Solo susurro eso, resignada, aunque insultaría con gusto a los vigilantes si no estuvieran en una absoluta posición de poder sobre mi vida ahora mismo.

Camino por el borde del lago durante al menos dos horas, sin cruzarme un animal ni fruto para alimentarme en todo el trayecto. En algún punto por fin encuentro el final del hielo y cruzo, rápidamente, por miedo a que haya algún tipo de trampa.

Obviamente perdí a Cort, supongo que era la idea, y volver a localizarlo no será tarea fácil. Además siento las piernas algo entumecidas, probablemente por haber caminado y corrido sin parar frente a este clima y un descanso no me vendría mal.

Siempre debe haber algo malo. En esta ocasión, la tormenta de nieve vuelve a su apogeo, apaleándome, congelándome cada parte sin tela de mi cuerpo y cubriendo el suelo varios centímetros más. Cada paso requiere un esfuerzo importante, desenterrando mis pies del piso inestable, así que sólo busco un árbol alto y me tiro contra su tronco, utilizando algunas hojas secas para aislarme de la nieve, lo cual no funciona tan bien como esperaba.

Tomo un trago de la botella. Sea lo que sea, es fuertísimo y toso en cuanto lo pruebo, con lágrimas en los ojos. Nunca había tomado alcohol antes fuera de esa única copa en la noche en la que mi vida se fue a la mierda, pero estoy segura de que esta no es cualquier bebida. Es asquerosa, no entiendo cómo la alguien podría beberla por placer, pero en este caso es ideal. Calor instantáneo de adentro hacia afuera. Bravo. Le guardaré a Cort por si llega la oportunidad.


Procuro que el descanso sea corto pero provechoso, y parto de nuevo, en dirección a donde me encontraba antes de cruzar el hielo. 

A mitad de camino escucho un ruido extraño; no es un cañonazo, es una especie de melodía. A mi alrededor los sinsajos la repiten graciosamente. Entonces una voz empieza a hablar:

—Buenas noches, tributos. Como sabrán, sólo quedan cinco participantes en pie. Acostumbramos hacer esto con los últimos ocho, pero esta es una ocasión muy especial. Seguramente notaron una escasez de comida últimamente, eso es porque mañana por la mañana se celebrará el banquete. 
Son bienvenidos a pasar por la Cornucopia y tomar algunos de los alimentos que depositaremos. 
Otra vez, les deseo buenas noches.

.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,

Holis      .      falta muuuuy poco ya para que termine la cosa (así de 4 capítulos, shh) y son todos cortos estos últimos, así que puede que tarde más en subirlos que antes, de pura jodida que soy :)  


El Primer Vasallaje || Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora