Capítulo 11

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Esa misma mañana, casi sin discutirlo, dejamos la cueva, y cada uno de nosotros se va por un lado distinto. Claro que disimuladamente me enfilo de nuevo por su misma ruta y, manteniendo la distancia, vigilo a Cort todo el tiempo. El hecho de que haya querido separarse significa que también pretendía romper nuestro trato, pero yo no pienso hacerlo. Sé que es estúpido, que ni siquiera estaré ahí para verlo, pero si ayudo a que Cort vuelva a casa ellos van a perdonarme. Yo voy a perdonarme. Esas son mis razones egoístas, pero además quiero que gane.

En los últimos dos días han muerto tres tributos, dejando sólo siete en juego. Lo más probable es que los aliados de otros distritos también se hayan separado. Es la recta final, y el "juego" se vuelve más crudo y peligroso. Además no he estado viendo muchos animales para cazar. Frente a esto, por supuesto que no voy a perder de vista al niño.

Los dos del 6 fueron los primeros en caer, no obstante sólo fueron obstáculos menores sacados de en medio, tal vez por Gobnet. El último muerto hasta ahora fue el muchacho del distrito 9. No me había fijado en él pero, si mal no recuerdo, había obtenido una nota bastante buena con los vigilantes. Aunque eso no tiene importancia ahora. Tampoco fue con Raquel el primer día y, dado que ella sigue viva, supongo que no hicieron una alianza de distrito.

Cort se las arregla bien, consigue alimento suficiente, purifica el agua correctamente y se
mantiene alejado del peligro. Yo en cambio estoy tan enfocada en él que dejo de lado la cacería y únicamente consumo nieve que recojo del suelo. Mi estómago comienza a notarlo.

Por la noche, cuando él se instala en un lugar seguro, cerca del lago helado, es que me animo a alejarme y espiar los alrededores.

No parece haber nadie ahí, así que me propongo a recolectar, porque cazando haría ruido. 

No me va muy bien, a decir verdad. Sólo encuentro unas pocas hierbas comestibles cuyo nombre olvidé; y unas jaulas de noche, entre unos matorrales. Las reconozco gracias a los días de entrenamiento antes de las pruebas individuales. Me alegra haber aprendido esto, pero no puedo evitar pensar en lo que hubiera pasado de no haberlo hecho. Mierda, ya se habría terminado para mí. También la idea de comer alguna cruza mi mente, algo rápido e indoloro, pero no puedo rendirme y dejar al chico solo por su cuenta, hice una promesa. Me alejo antes de que más ideas crucen mi mente.

Aún estoy dando vueltas cuando un nuevo paracaídas llega del cielo, y me sorprende con un pan tibio en su interior. No reconozco la forma de mi Distrito, así que nadie de ahí pudo haberlo enviado. Pero entonces, ¡¿tengo patrocinadores?! 

Perpleja, doy gracias al aire, a Dorian y a quien sea, hablando bajo para evitar riesgos y como apurada, aún sin creerlo.

Al ver que la última vez sí sirvió, también me guardo el paracaídas; lo llevo en mi mochila. Además así no habrá pruebas en la zona que delaten mi presencia. 

Antes de ubicarme en un lugar para dormir, sigo caminando por otro rato, y llegando a las montañas encuentro a la chica del 12, la cual descansa con poco abrigo y muy mala pinta.

Considero atacarla, pero algo dentro de mí me prohíbe hacerlo. Estamos en las mismas... Luego la imagen de Cort viene a mi mente, la idea es hacer que él gane y tengo a una enemiga prácticamente servida para que la mate, y tener más posibilidades de lograr mi cometido. Mientras pienso en qué hacer mi mano alcanza la empuñadura, pero entonces reacciono y la suelto. No soy así, no puedo hacer eso. Mierda, estás en los Juegos, ¿qué esperabas hacer? Otra voz en mi cabeza me dice que la chica está sufriendo, que quizás le haría un favor al asesinarla, pero ¿así? No... Entonces la idea me da en la cabeza como un piedrazo. Busco otra vez los matorrales donde hallé las bayas y al llegar a ellos tomo algunas, para luego meterlas en el cofre del paracaídas. Después vuelvo a donde la del 12, que por supuesto sigue ahí, y la rodeo, subiendo algunos metros las protuberancias de la montaña junto a ella. Con el paracaídas en mis manos me acerco al borde, me asomo, extiendo mis manos y... 

Otra vez, no puedo.

Estoy paralizada en la misma posición por algunos minutos, y al final me rindo. Ponga la excusa que ponga, matar es matar, y no voy a hacer eso. O en todo caso lo haré sólo si hace falta.

Dejo el artefacto ahí y bajo en silencio, para volver cerca de Cort. Y estoy en mi camino cuando escucho pasos y vuelvo a esconderme. Gobnet aparece, no me ha notado. Se le acerca por detrás a la joven, que yace contra una gran roca, medio dormida ahora. Mi primer impulso es alertarla, pero permanezco helada. Cierro los ojos y espero a escuchar el cañón, a que el del 7 se vaya, y no puedo evitar el paso de mis lágrimas al ver que me equivoqué, que lo correcto hubiera sido tirar el puto paracaídas, dejar que la chica muriera feliz en mi engaño, otra vez, rápida e indoloramente. En cambio, en su muerte intervino el miedo, la confusión por su estado y, sin dudas, el dolor.

Me dan arcadas al notar el peso de lo que pensaba, los Juegos claramente sacan lo peor de nosotros. El del 7 acabó con la chica sin problemas, no necesito corroborarlo. Así que después de un rato, para que Gobnet ya esté lejos, vuelvo a donde estaba antes, junto al escondite de Cort. A mitad de camino, al llegar y al intentar conciliar el sueño, la escena se repite en mi cabeza como imágenes claras proyectadas en mis párpados, y me estremezco por varias razones que ni puntualizo bien en mi cabeza. Aunque lo que sí sé es que me alegra que mis manos cubiertas de sangre no estén entre esas proyecciones.

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Ahora vienen todos caps así medio cortos hasta que termina :3 falta poco.


El Primer Vasallaje || Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora