12. La chica que vivió.

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Layla durmió profundamente durante tres horas. Cuando abrió los ojos todo le dio vueltas y se incorporó despacio sobre la cama, parpadeó un par de veces y frunció el entrecejo intentando calmar su dolor de cabeza, que no era más que el que le dolía en el hombro. Se llevó una mano a la clavícula y gimió de dolor, llamando la atención de la Señora Pomfrey.

—Vaya, por fin despertaste, están todos muy preocupados por ti. —le dijo.

—¿Dónde están Harry y Cedric? —fue lo primero que preguntó al recordar todo lo ocurrido.

—Después de la ceremonia de premiación, los llevaron a la oficina de Dumbledore, llevan ahí un buen rato. —explicó con calma.

Layla hizo una ademán de levantarse de la cama, pero la enfermera se lo impidió. —Por favor, tengo que verlos, tengo que hablar con el profesor Dumbledore. —pidió.

—No, señorita Black. Cuando llegó aquí estaba muy débil, podría desmayarse allá afuera...

—Oh, Black, que bueno que ya despertaste. —la profesora McGonagall entró. —¿Cómo está ella, Poppy?

—Mucho mejor. —se apresuró a responder Layla. —¿Puedo ir a la oficina del profesor Dumbledore?

—Venía justo por eso, si estás mejor entonces podríamos...

—¡Sí! —se levantó dando un brinco, no fue la mejor idea ya que se sintió muy mareada, pero tuvo que fingir que no para que la dejaran salir.

La profesora McGonagall la escoltó hasta el despacho de Dumbledore. En el camino la puso un poco al tanto de lo sucedido.

—¿Segura que te sientes bien, Black? Lo que voy a decirte podría marearte un poco. —Layla asintió enérgicamente. —Bueno, tengo que informarte que el profesor Moody, no era el profesor Moody como tal. —le dijo.

Después de todo, sus sospechas sobre Ojoloco Moody no estaban muy equivocadas, sobre todo porque no era Ojoloco de quien se trataba, si no el hijo de Barty Crouch. Apenas pudo terminar de procesar todo cuando ya se encontró entrando a la oficina. Dentro, además del director, estaban Cedric, Harry y Sirius.

Su padre corrió hasta ella y la tomó por el rostro. —Layla... hija. ¿Cómo estás, cariño?

—Estoy bien, papá. —dijo en voz baja.

—Por favor, Sirius. —le dijo Dumbledore. —Layla, ¿te sientes mejor? —ella volvió a asentir. —Toma asiento por favor. —le señaló una de las sillas frente a él, las otras dos estaban siendo ocupadas por Cedric y Harry.

—Verás, Layla. —el director tomó asiento. —Harry y Cedric me han contado ambos sus versiones de la historia. Todo coincide. Excepto una parte que no logro comprender. Ahora, me interesa saber la tuya...

Your Champion, Babe| Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora