Layla nunca brilló.
Luego de todo lo que sucedió.
Layla quedó huérfana a los dos años. Layla perdió a su abuela cuando tenía seis. Layla soportó humillaciones y malos tratos por parte de la familia Black/Malfoy.
Y nunca pudo brillar.
Hasta que llegó...
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Layla bajó a desayunar al día siguiente a petición de la tía Cissy quien se mostró preocupada porque la niña no había ingerido alimento desde el día del regaño.
—¿Sabes sobre el estatus de sangre del apellido Martin? —escuchó la voz de Draco.
—Por supuesto. Son todos sangre pura y vienen de Francia, trabajé para Aníbal Martin hace muchos años. Y su hijo, Christopher, éramos buenos amigos.
—¿Ya no?
—Bueno, su esposa murió y tengo entendido que decidió criar a su hija en una escuela muggle después de que su esposa falleció. Ya que el resto de su familia reside en Francia todavía, ellos siempre se relacionan con gente de su nivel, como nosotros...
Layla rodó los ojos y tomó asiento lo más lejos que pudo de aquella conversación. Casi al terminar el desayuno, una lechuza entró por la ventana y dejó un par de ejemplares de El Profeta sobre la mesa.
Lucius tomó un periódico y lo desdobló, miro la primera plana, abrió los ojos sorprendido y su mirada se posó en Layla.
—Cygnus quizá deberías venir a ver esto —dijo con voz nerviosa.
Cygnus se inclinó hacia el periódico. —Layla, ve a tu habitación —ordenó al ver lo que contenía.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Ahora.
Layla rodó los ojos y se levantó.
Ambos hombres leían el periódico aterrorizados y entonces ella aprovechó su distracción para tomar otro y salir corriendo. Llegó a su habitación y desdobló el ejemplar después de cerrar la puerta.
SIRIUS BALCK ESCAPA DE AZKABAN.
El corazón de Layla comenzó a latir con fuerza ante el impacto de aquella noticia.
Comenzó a leer el resto del artículo. Nadie se explicaba cómo había logrado escapar, todos sabían que los guardias de la prisión mágica, los dementores, eran criaturas horribles y muy difíciles de engañar.
Layla sonrió.
Y luego su sonrisa se borró y se vio confundida.
¿Por qué se sentía feliz? ¿No debía estar asustada? En el periódico pintaban a Sirius Black como uno de los peores criminales, como un loco y como alguien muy peligroso.
«Pero es mi padre después de todo, tal vez me busque... para asesinarme.»
Negó.
Un extraño presentimiento se había apoderado de ella al ver la foto en la primera plana. Su aspecto era terrible, pero algo dentro de ella le decía que no era peligroso.
