Capítulo Once.

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Llame a mi hermana, pero no respondió nadie, ni siquiera me molestaría en llamar a mis padres, tampoco me responderían, ninguno de los tres estaban en casa.

Me quite los zapatos y aventé mi mochila, el apetito se había perdido, pero tenía que comer lo que seguramente Irene había preparado antes de irse, no quería preocuparla ni darle más problemas.

Ella se había encargado de mis alimentos y llevarme cada mes con un nutriólogo.
Esto debido a que cuando tenía 8 años, me había convencido que si mejoraba mi apariencia física y bajaba de peso, lograría que mi mamá me elogiara una sola vez. Puse ese plan en marcha el día que ella viajo por negocios, no la vería en una semana y creía que cuando regresara se llevaría una sorpresa, quería parecer una de esas modelos con las que trabajaba mamá.

Deje de alimentarme correctamente varias veces, robe algo de maquillaje de mi madre, no recuerdo bien el día en que llegó, mis memorias se limitan a ver las caras borrosas de mi madre y hermana preocupadas.

Al día siguiente, desperté, era una sensación rara, al ser una niña, no entendía la gravedad de lo que había provocado, solo estaba feliz porque vi por primera vez a mi mamá estar junto a mi, cuidando de mi sueño a los pies de mi cama, me llevo a revisión y me sermoneó sobre la gravedad de hacer eso, creía que por lo que había pasado, no se volvería a ir y me dejaría sola, pero nada es como uno lo planea, no tardó en volver a su rutina una vez que volví a ser la de antes.

Esa había sido una de las pocas veces que vi a mi madre preocupada por mí, mientras más crecía, más me afectaba no estar con ellos.

Sabía que gracias a su trabajo, Irene y yo podíamos vivir cómodamente, pero yo no quería solo eso, quería sentir que estaban ahí de la manera correcta.

Que no solo se interesaran por mi y escucharme solo para tener algo que presumir ante la abuela y cumplir sus expectativas.

Ellos ignoraban cualquier cosa que saliera de mi boca, muchas veces, eso me costó un regaño, aunque no fuera mi culpa, pero tampoco me atrevía a llevarles la contraria.

Varias veces, le decía entre lágrimas a Irene;

Ellos me aman ¿Cierto?

—Si lo hacen, ellos nos aman, aunque no lo demuestren, se preocupan por nosotras más de lo que te imaginas.

Siempre que dudaba de su amor, recordaba esas palabras y me conformaba con ese amor a distancia.

Estaba tan sumida en mis recuerdos, que no me di cuenta cuando una pequeña lágrima salada recorrió mi mejilla.

—No llores, Lia, no hay necesidad, ya te lo repitieron tantas veces, ya deberías de entender porque no están aquí.—talle mis ojos.

Me levante de la mesa y deje el plato en lavadero, escribí una nota agradeciendo a mi hermana por la cena y me digné a subir a mi habitación, tan pronto como me puse la pijama, me arropé y abracé mi almohada, esperando a que el día siguiente fuera mejor.

Me levante de la mesa y deje el plato en lavadero, escribí una nota agradeciendo a mi hermana por la cena y me digné a subir a mi habitación, tan pronto como me puse la pijama, me arropé y abracé mi almohada, esperando a que el día siguiente fuera...

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Oh, Honey | Soobin & LiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora