Capítulo Quince.

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Lia.

La alarma ya había sonado, tres o cuatro veces, pero la había ignorado. No tenía que verme en un espejo para saber que mi cara (y en especial mis ojos) estaban hechos un desastre, seguramente tenía unas ojeras marcadas complementadas por lo hinchados y que estaban los ya mencionados.

No había dormido nada, estaba desecha y no guardaba la más mínima intención para salir de mi cama siquiera para desayunar. Mis padres ni siquiera se encontraban en casa mientras que mi hermana ya había salido de casa, siempre se iba más temprano que yo, por lo que nadie se había dado cuenta que había faltado a clases, hasta ese momento.

Sabía que tarde o temprano, Irene me encontraría en ese estado y se preocuparía, pero, no iba a hacer nada para evitarlo, no estaba con ánimos para nada, mi mente repasaba todo lo sucedido la noche anterior como si de una película se tratase, los escalofríos no se habían detenido.

Una parte de mi quería que alguien me encontrara en ese estado, que se diera cuenta de como mi sufrimiento me había hundido de la peor manera posible, que me abrazara y me escuchara mientras yo le contaba cada una de mis desgracias. Vaya manera de buscar ayuda.

Prendí mi celular, como era de esperarse, tenía mensajes, muchos mensajes. Los más recientes eran de YuNa y RyuJin, los de anoche eran de Irene y SooBin, leí de reojo algunos de ellos desde previsualización para asi no tener que contestarlos, estaba agotada, solo iba a esperar a que ella llegara para así poderme ir a dormir.

 Los más recientes eran de YuNa y RyuJin, los de anoche eran de Irene y SooBin, leí de reojo algunos de ellos desde previsualización para asi no tener que contestarlos, estaba agotada, solo iba a esperar a que ella llegara para así poderme ir a do...

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La puerta se abrió y se cerro muy fuerte, las pisadas eran fuertes, rápidas y se escuchaban mejor cada vez más, Irene ya había llegado y supuse que no vendría solo a avisarme que ya estaba en casa.

—Lia. Dios santo ¡¿Qué paso?! —Irene se sentó en la orilla de la cama.

—Hola a ti también. —seguía con la misma expresión de Póker.

—Sabía que no me habías contado algo, tenía ese presentimiento desde que vi tu cara, pero no quería molestarte, ¿Podrías...contarme que sucedió?

Mamá. Papá. Irene. El acosador. Soobin. Pensar en todo eso me hacía quererlo sacar todo.

—¿Podrías hacerlo? —preguntó con su dulce voz de siempre.

—Me sentía tan mal después de que hable en el auto con mamá, terminé desquitándome contigo, no quería cometer nada estúpido, pero al final lo hice, te dañe a ti, me sentía culpable, tu siempre eres la que se encuentra conmigo al final de todo. Huir me pareció la mejor opción, no quería verte porque tenía miedo de ver tu rostro.

—No, yo jamás...Nunca te vería de esa forma.

—Fui tan cobarde, me alejé de casa, y gracias a eso—tenía un nudo en la garganta, mis lagrimas no tardarían en salir— Un señor empezó a seguirme, tenía tanto miedo, no pude verle la cara, pero podía sentir como disfrutaba verme aterrada, sentía asco cuando aspiraba el humo del cigarro que se encontraba fumando. —mi voz ya se había quebrado.

Ella también ya estaba llorando, a hurtadillas, se acercó hacía mí, me abrazo con fuerza y yo la abrace también de la misma manera, buscaba protección. Me refugiaba en su pecho y dejaba salir a flote todo lo que no había llorado el día.

—Tenía tanto miedo...de separarme de ti, de haberte dicho tantas cosas y haber podido terminar así. Casi pude ver todo cuando empecé a correr, no quería separarme de ti, yo solo necesitaba llegar a casa y refugiarme aquí, era lo que más deseaba en ese momento.

—Oh, Lia, perdóname, por favor, perdóname, si hubiera sido más rápida, te habría alcanzado y tu no hubieras tenido tanto miedo, perdóname, por favor. —acaricio mi espalda mientras ella acompañaba mi llanto.

—Irene, perdóname, no quería que todo acabara así, no quería.

—Lo sé, te creo, siempre te voy a creer, eres muy valiente, estoy orgullosa de ti. Agradezco que me hayan dejado abrazarte por más tiempo.

—Irene ¿Cómo saldré ahora a la calle? No quiero estar sola, tengo miedo, si no hubiera salido...

—¡No! —me separo un poco de ella y me hizo mirarla a los ojos—Tú no tuviste la culpa, jamás creas eso, si te da miedo salir, yo te acompañare las veces que sean necesarias, estaré contigo siempre, te lo prometo.

La abracé abruptamente, sin dejar de sollozar. Con ella, me sentía segura, ella era mi hogar, uno que nunca quería dejar, si mi hermana era la única familia que estaría conmigo, no me quejaría, ella volvía mis momentos un poco mejores.

—Creo que fui una persona en mi vida pasada. —reí.

—¿Ah sí? ¿Por qué?

—Por que me recompensaron con una hermana como tú.

—Creo que ambas fuimos muy buenas. —ella también río.

Seguimos abrazadas por un buen rato, hasta que mis ojos no pudieron más y desistieron, cerrándose así y quedando atrapada en un profundo sueño.

Solo puedo decirles que llore mientras escribía este capítulo, desde antes de escribir la historia, ya tenía pensado poner un momento de hermanas así

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Solo puedo decirles que llore mientras escribía este capítulo, desde antes de escribir la historia, ya tenía pensado poner un momento de hermanas así.
Salió bien, o eso creo.
Espero que se encuentren muy bien.
Tomen agua y lávense las manos.
Los quiere, la tia Cherry. 🍒

Oh, Honey | Soobin & LiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora