Los días se volvían semanas una tras otra. No teníamos un calendario o algo que nos digiera en que estación del año o en que mes se encontraban.
El sonido de las maquinas de cocer era lo único que escuchaba la mayor parte del día. Vestidos, prendas de vestir elegantes, entre otras cosa.
— Buen trabajo —la mujer quien las vigilaba era una señora de cuarenta años, su rostro serio y de cabello corto.
Hacía días que observaba un pequeño estante con libros. Era la única cosa que pensaba que le serviría, su mente imaginaria un rato aun que sea con una triste historia de amor.
La mujer era llamada "M. Ghust" recorría los pasillos ida y vuelta. El único momento que no las vigilaba era cuando buscaba su taza de café.
Ese día me decidi que era el momento, segui cada paso de M.Ghust y se adentro a buscar su café. Rápidamente me levante de mi lugar.
En la repisa habían varios libros hasta que uno en particular llamo mi atención. Sierv
Tome el libro y lo escondí en el canasto donde solía llevar la comida.
— ¡Tu! ¿Qué haces de pie? —grito la mujer en alemán.
— Es tut mir Leid —dije rapidamente pensando en mi madre.
Baje mi cabeza y aprete los ojos fuertemente al darme cuenta del error que habia cometido.
De repente la campana que indicaba que el horario habia teminado, sono y todas las chicas que estaban alli salieron.
En frente mio estaba M.Ghust habiamos quedado solas.
— ¿Me entiendes lo que digo? —volvió a preguntar la mujer en aleman.
Negue nerviosa con la cabeza.
— Pero acabas de responderme —la mujer bajo la voz.
— Lo siento solo se decir eso —fue lo único que respondi con temor y sin mirarla a los ojos.
— ¡Mírame cuando te hablo o te pregunto niña! —ella me tomo de la barbilla y levanto mi cabeza.la tomo de la barbilla levantando su cabeza.
La mujer se quedo callada mientras obsevaba mi rostro detenidamente hasta que bastaron unos segundo y sus ojos se llenaron de lagrimas.
— Eres igual a ella... —dicho esto la mujer me soltó— ¡Vete!
Me quede inmovil pensando en lo que acababa de pasar, reaccione al darme cuenta que seguia alli tome el canasto y me fui.
— ¡Alika! ¡Mira lo que encontré! —dije emocionada mostrándole el libro en mis manos.
— ¿Qué haces con eso? ¡Guárdalo! —dijo ella con nerviosismo— no deben vernos con cosas así.
En el otro lado de la pequeña habitación que utilizaban como cocina estaba la jovencita que habian lastimado semanas atras, ella miraba por la ventana.
— Oye... ¿te sientes bien? —pregunte acercándome a la muchacha.
— ¿A ti te parece que estoy bien? —respondió con molestia y sus ojos llorosos.
— ¿Cuántos años tienes?.
— ¿Acaso importa? —dijo molesta— ¡Si de todas formas por mas que tenga doce o trece no les importa!
Al escuchar lo que me respondio, ¿doce o trece? Era aun una niña hice silencio y retrocedi.
— ¡Esta noche es el banquete! —dijo Alika con algo de emoción.
— ¿Qué es eso? —pregunte soprendida.
—Hoy traerán comida para todos —al escuchar esto me quedo pensativa— Lo hacen una vez cada dos meses.
(...)
La noche de a poco iba cayendo, me asome por la ventana mirando hacia el cielo. Los dias que pasaban eran extraños, las noches frias y los dias con el sol a pleno , el intenso calor. Todas las personas con sus miradas asustadas que trabajaban sin descanso.
Queria llorar y a la vez sentia enojo, senti unos brazos envolverme.
— Tambien me siento asi —dijo a lo que yo lo mire.
— A veces me pregutno donde carajos estamos... pienso en mamá y papá —dije con tristeza.
— Hay que ir al famoso banquete —sonreí y nos miramos.
Al final solo lo tenía a él y eso era lo único que me mantenía centrada.
Nos reunieron en grupos grandes y nos dirigieron hacía un galpón con unas mesas largas.
Iba detrás de Max mirando a todos lados, jóvenes demasiados jóvenes.
Alika estaba sentado junto a un hombre, y en frente de ellos había dos lugares libres. El ambiente era extraño muchos estaban callados e incluso sin nada que cubriera sus partes.
— ¡Alika! —dije al verla.
Ella me miró y sonrió. Nos acercamos a ellos y nos sentamos en los lugares vacíos.
— Maddie el es Daren mi hombre —ella sonrió presentandome al hombre que se encontraba a su lado.
— Mucho gusto Daren —extendí mi mano y sonreí.
El muchacho era joven y poseía las mismas características fisicas que Alika.
— El gusto es mío Maddie —Daren sonrió— Max me hablo mucho sobre ti.
Mire a mi hermano a mi lado y el sonrió guiñandome un hija, sentía mis mejillas arder al ver su intento de coqueteo fallido hacia mi.
— ¡Wow! Son muy parecidos —comento el entre risas.
Los dos nos volvimos a mirar y reímos.
— ¡Hasta los mismos lunares tienen en el rostro! —comento Alika aún observandonos.
— ¡Hasta parecen hermanos! —Daren le continuo.
Y al escuchar eso dejé de reír y miré nerviosa a Max.
— Bien ahora, amigo cuéntale a Mad sobre lo que hay cerca de la valla —dijo Max cambiando de tema.
— Alika ya se embarazo y siempre a los hombres nos mandan a hacer trabajos en el campo —empezó contando— esta alejado y mas allá se ve mas monte incluso a lo lejos comienzan a verse arboles...
— Solo que es complicado pasar hacia el otro lado solo hay una entrada pero esa esta vigilada por un guardia —la sonrisa en su rostro comenzó a desvanecerse— y antes de cruzar a la valla hay un pozo a lo largo y dentro de el hay púas grandes...dicen que hay un solo camino pero esta a kilómetros mas lejos
— Debemos pensar en algo —comento su hermano mientras agarraba un poco de puré de una bandeja.
Aquel lugar disfrazado de serenidad escondía oscuros secretos, los rostros pacíficos pero sus ojos gritaban temor.
¿A quien se le ocurriría crear tal infierno así?
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Narben
Teen Fiction《Todo lo que nunca imagine que pasaría solo dejaron en mi, cicatrices...》 -...eine Narbe... -dijo la mujer mirando la extraña cicatriz en mi brazo. Una cicatriz que tenia una lamentable historia...