17~Tiempo

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Los meses transcurrían sin parar, mire a Alika que observaba con una sonrisa a su pequeña hija.

En las bebes se veía el tiempo pasar, sus primeros pasos al igual que las primeras palabras. A pesar del tiempo que había pasado aun no decidíamos el momento de llevar a cabo el plan.

Miles de pros y contras aparecían al hablar del tema y uno de los contras era que las bebes aun eran pequeñas, no podíamos irnos sin pensar con detalle lo que podía llegar a esperarnos del otro lado.

Hasta esa noche me incline marcando una ultima raya en la pared. Mitzred se encontraba a mi lado, ella levanto sus manos y yo las tome mientras ella caminaba aun con torpeza.

Max apareció en puerta y sonrió al ver a Mitzred.

— Ven pequeña —extendió sus brazos hacia la bebé.

Me acerque hacia el y lo abrace, y el aun con la pequeña en brazos me abrazo. El parecía un hombre los dos no éramos los mismos adolescentes de dieciséis años, el me llevaba una cabeza pero su espalda estaba ensanchada y los músculos de su torso se notaban, al igual que los músculos de todo su cuerpo.

El deposito un beso sobre mi frente y ambos nos miramos por unos segundos.

Los dos estábamos nerviosos pero no podíamos dejar pasar mas tiempo, días anteriores habían aparecido las mismas personas adineradas y habían visto a Mitzred.

La noche empezó a caer, salimos con discreción hacia el establo donde nos escondimos detrás de unas pilas de paja.

— ¿Mami? —mi hija abrazaba mi pierna.

— ¿Qué pasa mi niña hermosa? —la levante en mis brazos.

— ¿Papi? —mire hacia todos lados.

En cuestión de segundos la puerta del establo se abrió, mire hacia el frente y Alika me sonrió. Ella me había enseñado a armar una mochila para llevar a las niñas en nuestras espaldas.

Me ate a Mitzred hacia adelante y Max apareció con una sonrisa, se subió al caballo y una vez los dos arriba me aferre a su cintura aun con el espacio de nuestra hija que iba en el medio.

A nuestro lado Daren, Alika y su pequeña ya estaban sobre el caballo. 

Los dos caballos tomaron velocidad, la fría brisa de la noche chocaba en nuestros rostros.

— ¡Max! ¡Ahora! —grito Daren desde el otro caballo.

Las puertas de la valla estaban abiertas, los dos se miraron y arrojaron algo sobre el camino.

Sin mirar hacia atrás los caballos no se detuvieron, mas adelante a nuestras vistas la arboleda.

<<el bosque>>

El pastizal se acabo y solo era bosque, los caballos disminuyeron la velocidad mientras cada vez se sumergían mas entre los arboles.

Los caballos necesitaban descansar pero el cielo era nuestro reloj, así sabíamos como las horas pasaban al ver el sol se escondía de nuevo y volvía a salir.

No queríamos mirar hacia atrás y tampoco íbamos a detenernos.

Solo unas pocas paradas hacíamos para descansar a los caballos.

— ¡Avanka no llores hija! —la pequeña morena lloraba en los brazos de su madre.

— Mitzy tu tampoco llores —acurruque a mi pequeña en mi pecho.

— ¡Allá! —grito Max señalando a lo lejos la entrada a un pueblo.

Llegamos a ese pueblo siniestro, no habían autos, ni personas. A penas unas viejas casas que parecían estar deshabitadas.

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