Capítulo XXXIII

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Una mano sujetó la de Clarisse de inmediato impidiendo que terminara en el agua. Diamond había reaccionado a tiempo y había evitado su caída, aunque no por mucho. Estaba a punto de subirla cuando otra de esas cosas se abalanzó sobre ella desde el lateral. Diamond terminó del otro lado del barandal con Clarisse sujeta de una de sus piernas para no caer y con una sola de sus manos evitando que ambas cayeran porque con la otra había decapitado a la siren.

—¡Rayos!— musitó haciendo fuerza para lograr colocar su otra mano pero de tanto pelear ya estaba sin energías— ¿Estás bien, Clarisse?— preguntó mirando hacia abajo.

—Algo— respondió sujetándose fuertemente de la pierna de ella—¿Podrás... Podrás subirnos? No sé nadar— dijo con la voz algo temblorosa, estaba asustada.

—Créeme que si caes al agua el menor de tus problemas será no saber nadar— respondió tratando de subir pero su mano se resbaló. Casi caen al agua pero Diamond logró enganchar su lanza al barandal con la parte de la guadaña y ahora estaba sujeta de  ella, pero la otra punta de la lamza le estaba haciendo daño en las manos.

Miró alrededor pero todos estaban ocupados, aquellas sirens parecían un enjambre de langostas de lo numerosas que eran, así que deberían arreglárselas solas. Diamond volvió a intentar subir pero se resbaló cortándose sin querer la mano.

—Diamond...— dijo Clarisse en un intento de súplica porque moría de miedo. Ella volvió a colocar la mano en la lanza en cuanto sanó.

—Ya lo sé, espera—  respondió y volvió a intentar subir pero sintió como su bota comenzaba a resbalarse—. Clarisse, agárrate más arriba— le pidió pero ella no podía, estaba aterrorizada y no se atrevía a soltar las manos— ¡Clarisse!

—No puedo— respondió casi llorando.

—Maldita sea, te vas a caer si no te sujetas más para arriba— le dijo pero ella negó.

—Tengo miedo— sollozó ahora llorando.

—Genial, solo esto faltaba— se quejó Diamond bufando—. Escúchame bien, voy a balancearme hacia el lado, trata de ayudarme en ello con tu cuerpo, ¿está bien?

—Sí— asintió y Diamond comenzó a balancearse hacia los lados rápidamente.

Aquello era una apuesta arriesgada porque si la guadaña se resbalaba estarían en serios problemas. Cada vez el ángulo de balance era más amplio y entonces Diamond dio el último intento. Se impulsó fuertemente y moviendo su pierna hacia adentro haciendo que Clarisse cayera dentro de la embarcación. La guadaña resbaló sin resistir más y Diamond casi cae pero alguien la sujetó.

Allaric acababa de notar lo que estaba sucediendo y por eso había llegado a tiempo. Comenzó a subirla hacia el interior de la nave rápidamente. Ella pasó del otro lado del barandal y buscó a Clarisse con la vista que aún estaba en el suelo con la mano en la cabeza.

—¿Estás bien?— le preguntó.

—Sí, fue solo un golpe— dijo notando la sangre y se puso en pie.

—Dianne, lo siento, no sabía...

—Gracias por salvarme— interrumpió a Allaric—, no sabías que estaba en peligro no tienes que disculparte por ello.

—Iré a ayudar a Harlequien— fue lo único que dijo Clarisse y corrió hasta el interior.

Allaric miró a Diamond casi como esperando una explicación de lo que había sucedido.

—¿Qué?— preguntó ella.

—¿Le ayudaste?

—¿Esperabas que no?

Love You in Black & Blue (Dark Angel IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora