Capítulo XXXVIII

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El Mer Wolf aterrizó en un pequeño riachuelo que desembocaba en la cascada, o más bien, la cascada desembocaba en el riachuelo. Era como si las cosas se hubiesen invertido. El agua de la cascada se cerró a espaldas del barco en cuanto cruzaron el portal y esta corría en ese rió en dirección contraria a la de la caída.

El lugar era una especie de caverna a la cual no entraba nunca la luz del sol. Había estalactitas y estalagmitas por todas partes, el techo de la caverna estaba cubierto por estalactitas que tenían piedras preciosas incrustadas en ellas que brillaban simulando el firmamento.

Los ojos de Diamond se iluminaban de solo ver la belleza que poseía esa visión, era literalmente la recreación del cielo nocturno.

—¿Precioso, verdad?— escuchó la voz de Killian a su lado y le miró sonriendo.

—No suelo impresionarme con estas cosas, pero el que hizo esto es un gran artista— miró de nuevo hacia el firmamento que recreaba la cueva—. De veras parece el cielo.

—Lo es— dijo Killian—, están recreadas todas y cada una de las estrellas del cielo.

—Eso es imposible— le soltó ella al instante y él sonrió.

—No tanto, créeme, para quien ama estas cosas no fue imposible recrear todas y cada una de ellas, por lo menos las visibles— cuando Killian dijo eso ella le miró. Se notaba que ver aquello era nostálgico pero al mismo tiempo era como si jamás se hubiera ido de él.

—Fuiste tú, ¿verdad?— le preguntó y él la miró—. El firmamento falso, fuiste quien lo hizo, estoy segura.

Killian sonrió más— No lo hice solo, pero puedo tener ese crédito.

Ella volvió a mirar el techo de la caverna, era una vista sumamente bella, demasiado como para querer quitarle los ojos de encima, pero debían de continuar.

—Harlequin, más adelante podemos parar, ya estamos casi donde debemos— dijo Killian sacando a Diamond de su éxtasis y se pusieron en movimiento.

Harle comenzó a dar las órdenes a sus marines para que prepararsen el barco para arribar mientras se dirigía hacia el timón.

Diamond miró hacia el lugar, encontrándose allí con esa persona a quien no quería ver con la mismas ganas que tenía de verlo, era una tortura. Desvió los ojos rápidamente de la figura de Allaric y vio como Joker y Ken salían del interior de la embarcación, seguidos de Ezra, Clarisse y todos los demás.

Pararon unos segundos después y decidieron que no todos bajarían, no a la primera, debían de tantear el terreno antes de arriesgar a toda la tripulación. Así que solo fueron Killian, Joker, Diamond y Allaric. El último fue a base de imposición, porque Diamond no quería que fuese pero tampoco pudo impedírselo.

Tocaron suelo en una especie de camino hecho de piedras negras de corte cuadrado y perfecto. Él lugar era oscuro, pero no tanto como para que no pudiesen ver. A cada lado de el camino habían grandes salientes de minerales brillantes de mucho mayor tamaño que los que adornaban el techo, esos eran los que iluminaban el lugar.

—¿Por qué esto es tan oscuro?— preguntó Allaric mirando alrededor.

—A los elfos marinos no les gusta el sol— dijo Joker—. Se les quita lo... azul— comentó con burla y Killian le miró mal.

—Cierra el pico, Joker— le reprendió y él hizo una seña en su boca como si tuviera un cierre en ella.

Siguieron caminando en silencio hasta que llegaron a una especie de portón hecho de las mismas piedras negras del camino, pero con incrustaciones de piedras preciosas que simulaban también las estrellas. Killian se acercó a la puerta y puso su dedo en una de ellas. Lo comenzó a mover y detrás de este se marcaba un recorrido de color verde que unía a cada piedra que él tocaba.

Love You in Black & Blue (Dark Angel IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora