Capítulo 7

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Una copa de vino fue servida, mientras Nico deseaba que aquello no se volviera algo habitual para ella.

Pero...¿había una justificación para el malestar que sentía?

Aquella pregunta seguía en el aire sin poder ser contestada.

Nico desvió su mirada hacia las escaleras que llevaban al segundo piso, lo más probable era que Maki y Nozomi estuvieran besándose en ese mismo instante, y quien sabe, tal vez hasta ya estaban teniendo sexo.

Tratando de borrar ese desagradable pensamiento de su cabeza se dirigió hacia al sofá de la sala y se tiró de lleno con la copa en una mano y la botella de vino en la otra.

Juraba que esa sería la última vez que bebería hasta ya no ser consciente de si misma. Quería quedarse dormida hasta que Nozomi se fuera de ahí, para así no escuchar como tenía sexo con su mejor amiga.

Dejando la botella en la pequeña mesa de centro frente al sofá, tomó el control remoto y encendió la televisión.

Ningún programa llamó su atención en lo absoluto, así que se dispuso a ver cualquier cosa sin importar que fuera para que así el tiempo se fuera más rápido.

Y para su mala suerte, fue un película de romance. Odiaba ese género.

Se terminó la segunda copa de vino y decidió que era suficiente, sus ganas de beber alcohol desaparecieron y ahora lo único que quería hacer era dormir, pero extrañamente no tenía sueño.

—Esto es tan estúpido.— criticó Nico observando la televisión a oscuras.

—Concuerdo contigo.— escuchó una voz a sus espaldas.

Se trataba de Maki.

—¿Que haces aquí?— Nico la vio por unos cortos segundos y luego dirigió su mirada hacia la televisión.

—Vine a verte, me preocupa que bebas.—

—No bebí mucho, así que no tienes que cuidarme.— sonó más hostil de lo que había querido.

—Eso es lo que veo.— mencionó Maki observando que el contenido de la botella no había bajado mucho.

—¿Nozomi ya se durmió?— interrogó la pelinegra aún sin ver a Maki.

—Si, estaba cansada.—

—Por supuesto que lo estaba.— rodó los ojos, imaginándose el porque la pelimorada estaba agotada.

—No malinterpretes las cosas.— Maki se dirigió hacia al sofá para sentarse al lado de la pelinegra.

—No dije nada.— Nico apagó la televisión y todo quedó en penumbras, sólo la luz de la luna que entraba por la gran ventana de la
habitación iluminaba el lugar.

—No, pero sugeriste mucho.— Maki observó fijamente a su mejor amiga, tratando de alguna manera hacer que la mirara.

—Te gusta— la voz de Nico fue muy baja.

—¿Qué?—

—Te gusta Nozomi ¿no es así?— preguntó directamente por fin viendo a los ojos a la pelirroja.

—¿De dónde sacaste eso?— Maki arqueo una ceja con incredulidad.

—Eso me haces creer.— se encogió de hombros, desviando otra vez la mirada.

—Nozomi no me gusta.— negó Maki deseando que Nico le creyera.—Jamás he tenido otro tipo de sentimientos hacia ella que no sean amistad.— Nico solamente asintió con la cabeza.—Nico-chan, respecto al beso...—

—No tienes que darme explicaciones.— mencionó Nico dejando caer su espalda en el respaldo del sofá.—Si se besaron y tuvieron sexo no es algo que a mi me incumba.—

—Nico-chan, no lo digas así...— Maki la tomó por el brazo para hacer que la pelinegra la mirara.

Nico se vio obligada a girar y por algún extraño motivo tenía ganas de llorar al ver el rostro de la pelirroja, más sin embargo se contuvo.

Como aquella tarde, sus miradas se conectaron y apesar de estar casi en completa oscuridad ambas podían verse perfectamente bien

Los ojos de Nico se desviaron a los labios de su mejor amiga, aquellos labios que habían sido besados por una infinidad de chicas, incluyendo ahora a Nozomi.

¿Era normal sentir tanta curiosidad por querer saber como se sentiría si Maki la besara?

Sin darse cuenta, comenzó a mover su rostro hacia adelante, acercándose hacia la pelirroja.

Maki se quedó inmóvil observando como el rostro de Nico se acercaba al suyo lentamente.

¿Estaba viendo mal?

—Nico-chan...— murmuró cuando sus narices se tocaron.

—Maki...— musitó Nico con los ojos entre abiertos mientras sentía la cálida respiración de la pelirroja mezclándose con la suya.

—Perdóname, no puedo más...— Maki juntó sus labios en un demandante beso.

Había mandado al diablo su amistad por la tentación de besarla, y en aquellos momentos no se arrepentía de nada.

Suaves, demandantes, dulces, había un montón de palabras con las que Nico podría describir como eran los labios de su mejor amiga, y aún así se iban a quedar cortos.

¿De verdad era tan agradable besar a otra mujer?

—Mmhh...— Nico gimió sin poder evitarlo.

Maki movía sus labios con demasiada experiencia, se sentía tan bien que Nico pensó que podría hacerse adicta a sus besos. Nunca antes había sentido tanto placer con un beso.

El cuerpo de Nico fue recostado en el sofá por la pelirroja, aún besándose con pasión, sus lenguas hicieron acto de presencia haciendo lascivos ruidos que tenían a la pelinegra en el paraíso.

Nico volvió a gemir y trató de poder seguir el ritmo de su mejor amiga, más sin embargo le era imposible, a comparación de Maki, ella era una novata.

Si la tenía gimiendo sólo con un beso, no podía imaginar cuán alto era su potencial sexual, realmente Maki debía ser muy buena en la cama, y sabiendo eso, por algún motivo sintió envidia por todas las chicas que habían pasado por la cama de su mejor amiga.

El maldito oxígeno traicionero terminó el beso que Nico quería que nunca se acabase.

Su respiración era irregular, sus mejillas estaban completamente rojas, estaba sudando un poco y se sentía un agradable calor en su entrepierna.

Todo eso había provocado Maki en ella sólo con un beso.

—Perdóname, Nico-chan, me deje llevar.— Maki se quitó de encima de la pelinegra rápidamente deseando que Nico no la odiara de por vida.

—Házlo de nuevo.— murmuró Nico aún respirando agitadamente.

—¿Qué?—

Nico tomó del brazo a la pelirroja para hacerla caer encima suyo.

—Bésame así otra vez.—

Muéstrame- NicoMakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora