Capítulo 5

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—¿Hoy no trajiste a nadie?— interrogó Nico sentándose frente a la pequeña barra de la cocina para observar a la pelirroja cocinar.

—¿Quieres que traiga a alguien?— inquirió Maki girándose sólo para sonreírle a su mejor amiga.

—Obvio no, un día sin gemidos sería lo mejor.— mencionó hojeando el libro que llevaba en las manos, para luego cerrarlo.

Maki soltó un leve carcajada y continuó cocinando.

—No tengo ánimos para salir, ni tampoco para llamar a alguien.— la ojimorada se encogió de hombros apagando el fuego de la estufa para comenzar a servir la comida.

—¿Entonces que harás hoy?— inquirió Nico quedando encantada con el olor y la presentación de la comida que Maki preparó para ambas.

—Tal vez lea un libro o toque el piano.—

—De tener sexo a leer un libro, ¿siquiera tienen algo que ver esas dos cosas?—

—Bueno, todos los vírgenes o frustrados sexuales leen mucho,— dijo señalando el libro en las manos de Nico.—¿Por que yo no habría de hacerlo?—

—Idiota.— Nico le arrojó el libro, el
cual le dio en el hombro a la pelirroja.

—Que cruel.— Maki hizo una mueca de dolor.

—Tu tienes la culpa.— frunció el ceño.
—Y para que lo sepas, no estoy frustrada sexualmente.— se cruzó de brazo desviando la mirada.

—¿Segura?— Maki arqueó una ceja.—¿Siquiera sabes lo que es un orgasmo?—

—Cállate...eso no te incumbe...además hablar de sexo mientras comemos es desagradable.—

—Esta bien.— Maki soltó un suspiro y observó la comida sin realmente querer comerla.

—¿Quién eres tú y que hiciste con Maki?— Nico apuntó sus palillos hacia la pelirroja amenazante.

—¿Eh? ¿Que dices?—

—La verdadera Maki hubiera seguido la discusión.— explicó Nico.

—Como te dije antes, no tengo ánimos ni siquiera para pelear contigo, Nico-chan.— respondió con voz suave.

—¿Estás enferma? ¿Te sientes bien?— Nico se puso de pie y caminó hacia su mejor amiga.

—Estoy bien.— aseguró Maki, sin embargo Nico no lo creyó y sin previo aviso acercó sus rostros hasta pegar sus frentes para poder revisar si tenía fiebre.

Sus miradas se conectaron de manera extraña, era como si pudieran hablar sin decir ninguna palabra, pero de alguna manera ninguna de las dos sabía que era lo que transmitían sus ojos. 

Sus frentes dejaron de tocarse, pero aún mantenían sus rostros muy cerca. Maki bajó su mirada hacia los labios de la pelinegra y ésta última hizo lo mismo con los de la pelirroja.

Sus respiraciones chocaban entre si y las mejillas de ambas se habían tornado rojas.

—No, no tienes fiebre.— Nico fue la primera en salir de esa ensoñación en la que ambas habían entrado y se separó rápidamente del rostro de su mejor amiga

—Te lo dije, estoy bien.— respondió un poco aturdida Maki por lo recién acontecido.—Aunque creo que me iré a dormir un poco luego.—

—Si, te hará bien.— mencionó y luego pasó saliva por su garganta un poco nerviosa.

Nico levantó la mirada y nuevamente sus ojos se encontraron con los de Maki.

Volvieron a quedarse en un profundo silencio, que en lugar de ser incómodo era relajante e hipnotizante.

El sonido de el timbre se hizo presente y desviaron las miradas lo más rápido que pudieron.

—Iré a abrir.— Nico se puso de pie y casi literalmente corrió hacia la puerta.

—Hola, Nicocchi.— Nozomi la saludó con una leve sonrisa.

—¡Nozomi!— casi la abraza por haberla salvado de aquel raro momento con la pelirroja.

—¿Nozomi?— Maki se asomó por detrás de Nico observando a la pelimorada. Hacia mucho que no la veía.

—Oh, Maki-chan, tanto tiempo.— Nozomi le sonrió dulcemente.

—Pasa.— la pelirroja la invitó amablemente.

—Gracias.— Nico se hizo a un lado para que la pelimorada pasara.
Maki se acercó para abrazar a Nozomi y luego la observó de pies a cabeza.

—¿Y que te trae por aquí?— interrogó Nico al sentirse un poco incómoda.

—Elicchi y yo peleamos.— bajó la mirada y su expresión se volvió triste.—Me dijo que nos diéramos un
tiempo.—

—¿Que? ¿Por que?— Maki la guió hasta la sala y tomó sus manos.

—Es un poco complicado.— dijo Nozomi evitando llorar.

—¿Por que no te quedas aquí esta noche?— la invitó la pelirroja.

Nico sintió un nudo en la garganta al ver la interacción entre ambas chicas.

—¿Podría?—

—Por supuesto, ¿verdad, Nico-chan?— Maki alzó la mirada para ver a la pelinegra.

—Claro, no hay problema.— sonrió levemente.

—Puedes quedarte en mi habitación.—

—Muchas gracias, Maki-chan.—

Y por algún motivo, Nico no quería que Nozomi estuviera ni un minuto más ahí.

Muéstrame- NicoMakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora