Capitulo 08

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El timbre de la mansión Agreste resonó en todas sus habitaciones, Gabriel lo ignoro ya que estaba en la guarida subterránea, y Adrien tomaba un baño, la señorita Argent, cómo es su trabajo, contesto el portero eléctrico.

Tia Nathalie por favor déjame pasar, te lo suplico, necesitó de tu ayuda.

Lo lamentó, pero la señorita Sancoeur dejo de trabajar para esta casa─ respondió con un tono frío, a través de la cámara de seguridad pudo ver un joven pelinegro, con parte de su cabello teñido de rojo, lucía asustado y le faltaba el aire

─Lo lamentó, pero la señorita Sancoeur dejo de trabajar para esta casa─ respondió con un tono frío, a través de la cámara de seguridad pudo ver un joven pelinegro, con parte de su cabello teñido de rojo, lucía asustado y le faltaba el aire

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No puede ser, la tía Nathalie ama este trabajo, ¿donde esta ella, que le paso?, ¡déjeme pasar se lo suplico!.

─Lo siento no tengo permitido dejar entrar a nadie, si tiene alguna urgencia diríjase a la estación de policía más cercana.

No tengo a dónde ir, le imploró que me deje pasar.

Le reitero que no puedo hacerlo, no me obligues a llamar a seguridad.

─¿Que es lo que sucede Julia?─ se escucho decir a Gabriel, ya estaba de regreso, por suerte tenía otra salida de la guarida o la secretaria podría descubrirlo

─Un joven quiere entrar─ explico, Gabriel se asoma a la pantalla

─¿Quien es usted jovencito?─ pregunto tocando el botón que le permite hablar

Soy Arnaldo Sancoeur, sobrino de Nathalie, necesito de su ayuda, por favor déjeme entrar, se lo imploró.

Bien, pasa─ abre la reja, la de lentes lo mira extrañada

El chico corre al interior del predio, las puertas se cierran rápidamente detrás de el, agitado llega hasta la entrada en donde lo recibe el mismísimo Gabriel Agreste en persona.

─Gracias señor─ toma aire

─¿Tienes problemas?─ el desvía la mirada ─Puedo ayudarte, solo tienes que decirme

─Teniamos deudas, mí padre se metió con las personas equivocadas, no pago y los mataron, ahora vienen detrás de mí, creí que la tía podría ayudarme, pero ella no está aquí, y no tengo a nadie más, los abuelos fallecieron hace tiempo, es lo único que me queda─ se hiperventila

─Tranquilo, haré unas llamadas─ lo toma del hombro ─Pasa, la señorita Argent te dará algo de comer

Ambos ingresan, el chico cae al suelo apenas puso pie en el interior, estaba exhausto y aparentemente con varios días sin comer, Gabriel lo ayuda a levantarse y como puede lo conduce hasta la sala en donde lo sienta, en ese instante llega Julia con un plato de comida y algunas medicinas por si acaso.

─Llame al sargento Roger, el sabrá que hacer─ dijo el diseñador mientras veía como el chico comía con desesperación ─¿Cuántos años tienes Arnaldo?

─Mis amigos y familia me dicen Arlo, por favor llámeme asi─ Gabriel asiente ─Tengo diecinueve años

─¿De donde vienes?.

─De Gironia. . .

─Bastante lejos─ musitó ─Quedate tranquilo, aquí te ayudaré, pero lamentó decirte que no se dónde se encuentran tu tia

─¿Cómo es eso?, a la tía Nathalie le encanta este trabajo, solo habla de ustedes─ se queda callado ─¿Que le paso?

─Esta mañana decidió renunciar y huyó. . .la buscamos todo el día pero no pudimos dar con ella.

─¿Y si se enteró de lo que pasó y tuvo miedo?─ se toma la cabeza ─Escapo para que nadie la encuentre o le pase lo mismo que a mamá

─Te aseguró que no tiene nada que ver contigo o tu familia, tuvimos una leve discusión acerca de su salud.

─¿Está enferma?, ¿¡cómo la dejo irse!?, está sola y acaba de llover.

─Esta mejor, pero no quiso seguir con los cuidados que le estábamos dando, por eso se fue, estoy haciendo todo lo que está a mí alcance para encontrarla, pero parece que se esfumó.

─Perdoneme por hablarle así, la tía Nathalie es especial para mí, apesar de no poder visitarnos siempre estuvo presente, me envió regalos, me llamaba, es más que una tía es como una segunda madre, si algo le pasa, no se que haria─ suspira

─Se nota que la aprecias mucho─ comento, el contrario no comprende ─Digo, por tu cabello, solo hay una persona en toda Francia capaz de teñirse solo algunas partes de rojo

─Es verdad─ toca sus secciones en rojo, este tenía más mechones de ese color que su tía ─A los doce me teñí, a mí mamá no le gustó nada, pero mí admiración por la tía me hizo sentírla un ejemplo y querer ser lo más parecido a ella

─Sin dudas es un gran mujer, y te aseguro que la vamos a encontrar, no te preocupes.

─Eso esperó─ se levanta ─Muchas gracias por su hospitalidad y la comida, si sabe algo de la tía por favor hágamelo saber

─¿Tienes algún lugar en donde quedarte?.

─No, pero tampoco quiero traerle problemas, fui un inconciente al venir aquí.

─Despreocupate, y quédate aquí por favor, tal vez si Nathalie se entera que su familia vino, tenga ganas de regresar.

─¿Seguro?.

─Si, puedes usar su habitación.

─¡Muchisimas gracias!.

Se abalanza sobre el y lo abraza, Gabriel se sintió extraño, llevaba años sin sentir el contacto con otro humano, después de unos segundos correspondió y pudo sentir todo el temor que ese chico llevaba dentro suyo.

─Aqui estarás a salvo, nadie te hará nada─ se separa del joven ─La señorita Argent te guiara a su habitación y te dará ropa nueva─ camina hacia la puerta ─Sientete como en tu casa─ sale

─Por aquí joven─ musitó la secretaría

Ambos salieron del lugar, Julia le enseño la habitación, el chico se instaló, cuando la fémina le dejo ropa de cambio, se ducho y se alistó, no podía creer que su tía no estuviera en casa, tenía muchísimas ganas de verla y abrazarla, después de todo era su única familia.

Miraculous: No Quiero Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora