Capítulo 18

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Nathalie caminaba a paso rapido por las calles de París, como se notaba que ahora ya no era la asistente de Gabriel, la gente pasaba a su lado y nadie la notaba, en poco tiempo se volvió invisible después de estar años bajo los reflectores, cansada de caminar paró un taxi, se subió, le dio la dirección y este partió a gran velocidad, poco tiempo le tomo llegar, pago su transporte y con todo el coraje del mundo, tocó el timbre, la cámara salió de la pared y la enfoco.

Mansion Agreste, ¿que necesita?.

Se oyo decir a la dulce pero despectiva voz de la señorita Argent, Nathalie tomo aire, se puso firme y miro directamente al lente.

─Quiero hablar con Gabriel─ dijo usando su nombre, eso le daba otro tipo de trató, se sentía más cerca y superior a la contraria

El señor Agreste está ocupado en este momento, pidió no ser molestado, vuelva en otra ocasión.

Vamos Julia, levanta el teléfono, marca el interno 114 y dile a Gabriel que estoy aquí─ exigió tratando de no sonar desesperada

El señor está en su habitación, pidió no ser molestado─ replicó

─¿Se encuentra enfermo?─ la preocupación se dejó notar en el timbre de su voz

No. . .se encuentran ocupado con la señorita Delibe.

Nathalie retrocedió inconcientemente, Gabriel y una mujer encerrados en su habitación era imposible, por inercia río, luego miro al interior y volvió a pedirle a Julia que la deje pasar.

Bien Nathalie, pasa, pero no me hago responsable.

La reja se abre, Nathalie pasa tomando fuerza, la asistente la espera del otro lado, es conducida hasta la sala y está le pide que tome asiento, la teñida acata y automáticamente ve como sus manos tiemblan, ni siquiera cuando se presentó a este trabajo se sintió así.

Después de un tiempo se sintieron unas voces, acompañadas de risas socarronas, estás se acercaban hasta la sala, la puerta se abrió, las risas se apagaron y orbes azules chocaron con grises.

─Dile a Julia que le ordene a Gorilla llevarte a casa, gracias por todo Cassandra─ musitó el diseñador sin despegar sus ojos de la pelinegra

─Bien, pero esto no se queda aquí─ sonríe y abandona la sala

El lugar queda en absoluto silenció, los dos se siguen mirando, Nathalie temblaba, Gabriel no sabía que hacer, finalmente la teñida aparta la vista y este se acerca.

─Que sorpresa verla aquí─ la trato de usted, eso se clavo como un puñal en el pecho de Nathalie ─¿Viene por asuntos de la marca Leblanc?

─No─ vuelve a mirarlo ─Queria verte

Eso asombra al diseñador quien decide sentarse en el asiento frente a esta, en pocos minutos Julia entro con dos vasos de whisky y los dejo sobre la pequeña mesa que los separa, informó que Cassandra ya estaba camino a su casa y se fue.

─¿Después de tanto?.

─Si─ suspira ─Extraño este lugar

─¿De verdad?.

─Si.

─Puede visitarnos siempre que quiera─ toma un vaso y bebé un poco del contenido

─Pensaba volver─ perdió el juego, siendo la primera en humillarse, el esbozo media sonrisa

─Mentiria si te dijera que no moría por oir eso─ deja el vaso en la mesa ─Pero después de ver qué te fuiste, que me dejaste, y que no te importamos, me di cuenta que no te necesitamos tanto como creía

Su corazón se rompe ante esas palabras, sus ojos se humedecen, ella era el tipo de mujer que odiaba demostrar lo que siente frente a otros, pero ahora estaba tan destrozada que nada le importaba.

─Habla el hombre que no dudo en traer un reemplazo a esta casa, sin siquiera consultar─ se para ─Pero entiendo, usted es el jefe y eso jamás va a cambiar por más que desee lo contrario─ una voces se sienten desde el pasillo ─Que idiota fui al pensar que debía volver─ la puerta se abre, mostrando a Arlo y a Adrien detrás de ella, ambos se quedan estáticos

─Tia.

─Nathalie.

─Arlo toma tus cosas, es una órden─ musitó la mujer sin dejar de mirar al platinado

─¿Que?.

─¡Hazlo!─ grito ahora sí viéndolo mostrando que estaba a punto de llorar, el chico se queda estático, la ejecutiva camina hasta el, lo toma por su sudadera, hurga dentro de ella toma el miraculous, lo envuelve en su mano ─Ve por tus cosas ahora─ lo suelta y el pelinegro sale corriendo

─¿Nathalie que sucede?─ preguntó el rubio

─Nada─ lo mira ─Espero estés bien─ suspira ─Adios─ lo sobre pasa, pero el la toma de un brazo

─No te vayas, no quiero, quédate.

─No hay lugar en esta mansión para mí─ mira a Gabriel el cual observa todo con un ligero tono de asombro ─Fue un honor señor─ le lanza el broche del pavo real, Gabriel lo toma en el aire ─Se fuerte Adrien y nunca cambies─ el chico la suelta, la mujer continúa su marcha y desaparece, llega hasta la entrada y ve como su sobrino la alcanza muy alborotado y con su mochila al hombro ─Estoy muy enojada contigo, luego discutiremos sobre esto, ahora vámonos─ su tono era tan frío que el chico sintió un escalofrío

Los dos salen de la mansión siendo observados por Adrien desde la ventana, el chico estaba triste por todo esto, pensaba que su asistente volvería y que todo regresaría a la normalidad.

─¿Que te pasa?grito viendo a Gabriel ─Es Nathalie, detenla─ exigió

─Ella ya tomo su decisión─ se levanta ─Acostumbrate a esta vida Adrien─ deja la sala

Afuera Nathalie y Arlo suben a un taxi y este parte hacia el departamento de Trevor, en donde todos vivirían a partir de hoy, la ejecutiva se sentía como una tonta, debió escuchar mejor a su amigo.

Miraculous: No Quiero Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora