Capitulo 10

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El timbre de la mansión Agreste volvió a sonar por segunda vez en un mismo día, un acto realmente extraordinario en la casa del diseñador más reaseo y antisocial del planeta.

Julia contesto el portero eléctrico y apenas la pantalla dio imágen, la mujer soltó un gran suspiro, no podía creer que tenía frente a sus ojos alguien tan guapo como lo es Trevor.

─Mansion Agreste, ¿tiene usted cita?.

Pregunto lo más profesionalmente que podía, en este instante se encontraba muy nerviosa, era la primera vez que interactuaba con lo que ella en este momento pensaba que era un adonis.

No tengo cita, me envía la señorita Sancoeur a buscar algunos de sus efectos personales.

Replicó con una seriedad que quien lo escuchara podía asegurar que estaba más serio que Nathalie, la de lentes se levantó de su silla, y sin mediar otra palabra fue a buscar a su jefe, los dos volvieron hasta el escritorio y el Agreste procedió a continuar con la conversación.

─Digame donde está Nathalie─ exigió en tono amenazante

No vine a eso, tengo mis ordenes de buscar elementos personales, por favor no alarguemos más esto.

No le daré nada, si Nathalie quiere recuperar algo de lo que le pertenece, que venga personalmente.

No sea cobarde─ bufo ─Es su jefe, no su dueño, ella ya renunció, déjeme sacar sus cosas o iré con la policía, es un delito grave sustraer pertenecías de otra persona

Tiene razón─ susurro Julia dentro de la mansión

─Bien, pase─ dijo rendido el diseñador, presionando el botón que abría la reja

Trevor camino lentamente hasta llegar a la entrada de la mansión, antes de llegar a la puerta, está se abrió dejando ver a un rubio joven de ojos verdes a punto de salir, este al ver al contrario se quedó estático.

─¿Quien es usted?─ pregunto con un leve tono formal y educado

─Trevor Leblanc─ contesto tranquilo

─¿Es el detective que va a buscar a Nathalie?─ dijo con ilusión

─No exactamente. . .

─¿Cómo?─ cuestionó

─Vengo de parte de Nathalie a buscar sus pertenencias.

─¿Sabes donde esta?.

─No puedo decirte. . .si eso es lo que pretendes, no quiere ser encontrada.

─Dile que la extraño por favor.

El castaño no pudo responder, un auto estacionó detrás suyo, el rubio suspiro, lo sobre paso y se subió, en segundos este arranco y salió del área a muy alta velocidad.

Tras eso el fornido se adentro en la casa, apenas puso un pie en el recibidor, Gabriel lo intercedió, parecía una lucha de perros por un territorio.

─¿Donde esta la habitación de Nathalie?.

─Por aquí─ señala el pasillo y empieza a caminar

Trevor lo sigue de cerca mientras observa la arquitectura de la casa, realmente era admirable, todo estaba muy bien decorado y ordenado.

─Es aquí─ Gabriel abre la puerta y del otro lado ven a Arlo acostado viendo viejas fotos familiares que Nathalie guardaba en su habitación

─¿Señor Agreste necesita algo?─ pregunto el chico dejando el álbum a un costado

─No Arlo, este hombre viene a buscar pertenencias de Nathalie─ el chico se levanta y se acerca a estos

─¿Donde esta la tía Nathalie?─ cuestionó

─¿Arlo?─ musitó el castaño inspeccionandolo

─¿Si?.

─Yo fui novio de tu tía cuando naciste, estaba tan contenta cuando te fuimos a visitar, ¿cómo están Claudia y Javier?─ el pelinegro desvía la mirada ─¿Está todo en orden?

─Ellos fallecieron─ dijo únicamente retrocediendo

─Lo lamentó en el alma─ baja la cabeza

─Ven Arlo, dejemos que este hombre trabaje tranquilo─ lo invito Gabriel a salir de la habitación, el chico accede, el diseñador cierra la puerta y junto al joven se alejan unos centímetros de la puerta que da acceso a la ex habitación de Nathalie ─¿Te gustaría hacerme un favor?

─Si señor, usted me ayudó, asique yo lo ayudaré en lo que sea.

─Eres el sobrino de Nathalie, este individuo sabe lo mucho que ella te aprecia, intenta convencerlo de que te lleve hasta donde está y me lo dices cuánto antes─ le entrega un teléfono celular

─Cuente conmigo, este trabajo es la vida de la tía, y ese no me gusta para nada─ toma el celular

─Buen chico, me iré a trabajar, ten, te lo has ganado─ le entrega una tarjeta de crédito ─Usala cuántas veces quieras─ se va

Arlo mira la tarjeta blanca con letras doradas y no podía creerlo, casi se desmaya de la emoción, lo primero que haría sería comprar panquesitos de arándanos, los favoritos de su tía.

Tras varios minutos encerrado en la habitación, Trevor termino de empacar todo lo que para el lucía importante o valioso para la ejecutiva, en una caja puso fotos, prendas, cartas, dispositivos móviles, agendas, útiles, algunos lápices rotos, lentes de diferentes tamaños, colores, estilos, de lectura, de sol y demás, con su tarea terminada, abrió la puerta y se dispuso a abandonar ese horroroso lugar, cuando abrió la puerta del cuarto, se encontró con un terrorífico pero sonriente Arlo.

─¿Que haces aquí y así?─ espeto con desconcierto

─Me preguntaba si me vas a llevar a ver a la tía Nathalie, soy su favorito, eso lo sabes bien, y estoy seguro de que querrá verme, además tengo que contarle todo lo que pasó y otras cosas más.

─Tranquilo vaquero, hablaré con ella y si quiere, vendré por ti, mientras tanto, resiste─ lo aparta y camina por el largo pasillo

─¿Escuchaste que soy su favorito?, ella se va a enojar contigo cuando le digas que quise verla y no me llevaste, si la conoces bien, sabes que no hay nada sobre la faz de la tierra que sea más peligroso que tener a la tía enojada─ dijo orgulloso

─Bien, te llevaré, pero, ojos tapados.

─¿La secuestraste?.

─No, solo no quiere que ese tonto sepa dónde está, y tengo la ligera sospecha de que tu elegiste el vando equivocado─ alza un ceja ─Asique vamos, te llevo, pero ojos tapados

─Si señor.

Ambos salen de la enorme mansión, y se encaminan al carro del castaño, mientras esté abre la maletera para guardar la caja, Arlo le comparte su ubicación en tiempo real, a Gabriel a través de Whatsapp.

─Bien, ven que te vendo los ojos─ musitó el fornido, el chico hizo caso, una vez termino, lo ayudo a sentarse dentro del auto ─Muy bien, vámonos

El automóvil arranco y el pelinegro sonrió ampliamente, le había ganado en inteligencia al contrario, algo que lo llenaba de satisfacción, además de que trabajaba para Gabriel y si sus recompensas serían igual a la tarjeta que llevaba en su bolsillo, estaba feliz del bando que eligió.

Miraculous: No Quiero Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora