Capítulo 21

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Agosto 20, 2016

LUIS ÁNGEL POV:

La noche había caído al campo como mi corazón por Mateo lo había hecho. Luego del almuerzo en el lago, gracias a Dios, mi familia decidió celebrar en privado la cena. Mi padre preparó una comida muy especial para todos: vino, queso y carnes. La mesa lucía espectacular. Todos cenamos juntos en familia, agradecimos el estar reunidos y felices esta noche.

Sin embargo, la velada nocturna, que recalco era privada, no duró mucho tiempo, ya que la familia Scott se sumó a ella entrada la medianoche. Ahora estaban ellos y mis padres bebiendo unas cervezas y bailando al compás de la música en la terraza.

Daniela y Mateo platicaban con mis hermanos de no sé qué, mientras que yo estaba en mi mundo acompañado de una botella de vino en la sala.

—No deberías tomar tú solo una botella de vino — sugirió Mateo.

—¿A no? Pues mira como lo hago — ignoré sus palabras y seguí bebiendo de la botella. Grave error. Una hora más tarde, me encontraba tan mareado que era incapaz de articular una oración completa y bien.

—¡Bibidi, babidi, bu! Creo que ¡Hip! Bebí unash cobash de másh.

—Mírate cómo estás. Ve a dormir — manifestó Mateo, a quien, si mi vista no me fallaba, veía disgustado por mi estado.

—¿Quién te greesh tú bada mandadme ¡Hip! Mateito?

—Alguien en mejor estado para mandarte a dormir — me cogió del brazo y comenzó a arrastrarme a mi cama. Por acto reflejo me zafé de su agarre tirando en el proceso, producto del descontrol de mis poderes, varias cosas de la mesa — ¡Ey! Contrólate.

—¿Qué fue eso? — se escuchó la voz de mi madre desde la terraza entrando a la sala.

—Lo siento, Sra. Inchausti. De casualidad se me cayeron algunas cosas de la mesa — Mateo se echó la culpa de mi ligero descontrol.

—No te preocupes, cariño. Fue un accidente — luego de eso, mi madre regresó con el resto de adultos a la terraza.

—Quieres tener más cuidado la próxima vez, casi te descubren — reclamó Mateo mientras nuevamente me tomaba del brazo para llevarme a mi habitación.

—¡Hip! ¡¿Quiedesh que te diga graciash?! Pues no.

—Tampoco me lo esperaba — trastabillé en medio del pasillo, pero Mateo me sujetó fuertemente para evitar que me golpeara — Camina bien, ya casi llegamos. Puedes abrir la puerta de tu cuarto, no puedo hacerlo yo si te estoy sujetando.

—Eshta bien, Mateito — volví a fallar en direccionar mi puntería y esta vez tiré un cuadro de la pared que para mi buena suerte no se rompió — ¡Ups! Lo siento.

—Sabes que, lo haré yo mismo — sufrió un poco, pero al final consiguió abrir la puerta. Entramos juntos, Mateo me ayudó a recostarme en la cama, pero me fue imposible soltarme de él. Lo había aprisionado del cuello como un koala — Luis Angel, debes soltarme, ya — demandó.

—¡Nou! No lo hadé.

—Vamos, no me lo pongas más difícil de lo que ya es — el chico batallaba por soltarse de mi agarre, pero no contaba con que mi determinación de no dejarlo libre era superior a su fuerza.

—Qué vedguenza. Mateito Shcott no buede sholtdshe de mi agade — me mofé. Mateo estaba irritado, tenía la cara de que en cualquier momento iba a tirarme un puñete, pero tuvo una mejor idea, empezó a hacerme cosquillas.

—Eso querías No? Tú te lo buscaste — intensificó más el movimiento de sus dedos por mi cuerpo.

—Jajaja, bashta, Mateo, bashta — estaba llorando de tanto reírme. A pesar de la oscuridad, juro que podía percibir que él también estaba riendo. Tomé fuerza de no sé donde, lo cogí por ambas manos y lo volteé para estar yo encima de él. Ahora yo era el verdugo. Sin embargo, no duró mucho, ya que Mateo me tumbó de nuevo y se puso encima de mí.

Las 7 Maravillas: El ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora