Capítulo 9

58 9 0
                                    

Junio 03, 2016

LUIS ANGEL POV:

La luz del sol se metía entre mis cortinas terminando en mis ojos, que hasta ese momento permanecían cerrados. No quería abrirlos, me daba demasiada pereza hacerlo, así que volteé mi cara dándole la espalda al sol. Nota mental: debo recordar cambiar la posición de mi cama. Mi relajante sesión de sueño hubiera seguido su curso de no ser por Gianfranco, quien se tiró encima de mí haciéndome levantar exaltado.

—¡GIANFRANCO! ¡MOCOSO DEL DEMONIO! — grité molesto.

—Deberías decirle gracias por levantarte — escuché la voz jocosa de mi madre.

—¿Por qué a mí? — reclamé echándome nuevamente y cubriéndome con las frazadas.

—Jovencito, levántate — dijo mi mamá mientras me zarandeaba para despertarme.

—¡Ay, mamá! Me da flojera ir a la escuela — me quejé.

—Apúrate, vago — me volvió a decir — Levántate, ya falta poco para que acabe el semestre — eso no me motivaba en nada.

—¡Mamá! Déjame dormir — volví a decir haciendo puchero.

—Luis Angel, o te levantas por las buenas o lo haces por las malas — amenazó ¡Ella era única para las amenazas! Le hice caso. En contra de mi voluntad, me paré de la cama y me fui al baño a lavarme la cara para poder despertar de una buena vez — Qué niño para más obediente eres, hijo — dijo con sarcasmo — Bueno, te dejo — pero antes de irse volvió sobre sus pasos — Por cierto, tu papá y yo saldremos en la noche, por favor llega temprano para que cuides a tus hermanos.

—Está bien, mamá, no te preocupes.

—Para que no te sientas tan aburrido, invita a alguien si quieres — eso ni en sueños.

—Ya pensaré en quien — mentí.

—Me voy, adiós, hijo. Que tengas un buen día — se despidió con un cálido beso en mi frente y luego salió de casa.

No te preocupes mamá, tendré un buen día.

Terminé de alistarme para la escuela, mis hermanos ya se habían ido. Me lavé los dientes y la cara. Agarré mi mochila y salí de casa.

El recorrido hacia la escuela era de algunas cuadras. En toda esa distancia pude apreciar las distintas casas y comercios que rodeaban mi hogar. Para ser sinceros, vivo en una zona céntrica de la ciudad. Todo me queda cerca.

—Y eso que no vivo en el centro de la ciudad — pensé en voz alta.

Llegué en menos de quince minutos a la escuela. El clima lucía de maravilla. El sol irradiaba nuestras cabezas, el cielo celeste combinaba a la perfección con las esponjosas nubes blancas. Los pajaritos cantaban melodiosamente. Todo iba bien, hasta que mi tranquilidad se vio interrumpida por una chica de cabello negro y de puntas onduladas que pasó corriendo por mi lado chocando contra mi hombro.

No le hubiera dado tanta importancia de no ser por la energía que desprendió de su cuerpo, como si se tratara de corriente viva, y que logré percibir.

—¡Auch! — me quejé. Al escucharme, la chica volteó instantáneamente para verme.

—Lo siento — fue lo único que atinó a decir antes de continuar apresurada su camino.

La energía que había sentido fue muy fuerte, me negaba a creer que había emanado de ella. Si es así, eso significaba que ella es... no es algo imposible, pero dudo de que ella sea una...

—Luis Angel — unos gritos, muy conocidos por mi bello tímpano, me sacaron de mis pensamientos. Giré para ver a la dueña de la voz. Ella se colgó de mis hombros y me empezó a abrazar.

Las 7 Maravillas: El ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora