Capítulo 22

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Agosto 21, 2016

LUIS ANGEL POV:

Alexander Killian se presentó así como otro de los jefes de los cazadores, que ahora me vengo a enterar que se dividen por zonas.

—Supongo que estás aquí por lo que le pasó a tu amigo ¿No? — manifesté pensando en cómo evadirlos para rescatar a mi hermano sin que salga herido.

—Al fin lo entendiste.

—Mi hermano no tiene nada que ver en esto, déjalo libre.

—Te equivocas. Quiero que veas que tan doloroso se siente que pierdas a un ser querido, como lo fue Gordon para mí. Quiero que sufras todo lo que yo sufrí cuando me enteré de su muerte. Quiero que experimentes cada gota de dolor que yo derramé.

—Luis Angel ¿Qué está diciendo este señor? Quiero irme — decía mi hermano muy desesperado. Me dolía verlo así. Jamás me perdonaría si le hicieran algo por mi culpa.

—Te prometo que todo saldrá bien.

—Deja de hacerle promesas que no cumplirás.

—¡Ey! Déjalos en paz. Luis Angel no mató a Gordon. Fui yo — Mateo se puso delante de mí confesando el crimen y ganando la mirada llena de odio de Alexander.

—Con que tú fuiste, niñato hijo de puta. Vas a pagar caro por lo que hiciste, pero lo harás después del turno de tu amigo — Alexander se giró para ver a la bruja, pero se llevó una gran sorpresa al ver que Daniela la tenía sujetada por el cuello.

—Justo a tiempo, hermanita — la bruja relajó el agarré y mi hermano pudo soltarse de ella y correr hacia mí.

—¡Gianfranco! — lo rodeé con mis brazos en un fuerte abrazo — Ya estás bien, nadie te hará daño.

—¡Hijo de puta! — Mateo le asestó un fuerte puñetazo en la cara a Alexander, quien cayó al suelo — ¡¿Cómo te puedes meter con un niño, basura?! — le dio una patada en el estómago. Alexander se retorcía de dolor.

Mi hermano me sujetaba aún asustado por todo lo que estaba presenciando.

—Mateo, ya basta — le ordenó su hermana — ¿Y tú cómo pudiste trabajar con este ser? — le reprochó ahora a la bruja.

—¡Contesta! ¿Por qué lo hiciste? — exclamé ahora yo muy indignado y enfurecido — ¡¿Cómo es posible que le hagas esto a tus hermanos?!

—Y-yo no quería. Lo siento — empezó a llorar desconsoladamente — Él me obligó a hacerlo. Tiene a mi hija secuestrada. Si no lo ayudaba, la iba a matar.

—Ten por seguro que así será — amenazó Alexander recuperando el aliento — Nunca más la volverás a ver.

A pesar de lo que iba haberle hecho a mi hermano, me compadecí un poco de la mujer, cuya hija fue secuestrada por esta basura. Aún con mi hermano sujetado de mí, estiré mi mano y estampé violentamente al jefe de los cazadores contra el tronco de un árbol y lo retuve ahí.

—¡¿Dónde está su hija?! — Alexander soltó una risa siniestra.

—Es increíble tu capacidad de perdonar a las personas tan rápido, me sorprendes. Así no durarás mucho en el mundo de verdad — lo separé un poco del árbol y lo volví a estampar contra este. Él se quejó del dolor.

—¡Contesta la pregunta!

—Hermano, tengo miedo — Gianfranco exclamó con pavor.

—Ese es el ejemplo que le das a tu hermano — se mofó soltando una fuerte carcajada.

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