Capítulo 24

44 7 0
                                    

Agosto 29, 2016

LUIS ANGEL POV:

—¿Qué hace usted aquí? ¿Cómo me encontró?

—No fue tan difícil, después de todo, tu poder se siente a kilómetros de distancia.

—Eso no responde la pregunta.

—No sé porqué te muestras tan sorprendido, después de todo, tú dijiste que contaba contigo ¿O no?

—Así es, yo te dije eso — recordé — ¿Cómo te encuentras?

—Te diría que bien, pero te estaría mintiendo. Hace una semana mataron a mi hija y yo estuve a punto de quitarle la vida a tu hermano. Me siento fatal, muy fatal.

—Lo sé — se notaba por su aspecto demacrado que no había dormido en días. Sus ojos aún seguían hinchados de tanto llorar, su grisáceo cabello largo estaba despeinado. Lucía como una muerta en vida.

—Luego de días de autocompasión y lloriqueo, descubrí que nada me devolverá la vida de mi hija.

—¿Lograste dar con ella?

—Sí. Esos malditos la tuvieron en mi casa todo este tiempo, en frente de mis narices. Ellos l-la la — estaba a punto de volver a romper en llantos, pero inclinó su cabeza hacia atrás y se contuvo — Ellos van a pagar por lo que le hicieron.

—Lo harán, te lo aseguro.

—Por eso vine a ti. Sé que no me debes nada, es más, yo estoy en deuda contigo, pero vine a implorarte ayuda. Esta sed de venganza que tengo no se va, no se va.

—No se irá. Te comprendo. Yo también busco de cierta manera venganza. He visto cosas horribles. He visto lo que nos hacen. He matado a cazadores, incluso a algunos de sus líderes.

—¿Líderes? ¿Hay más? Pensé que Alexander era el único — confesó sorprendida.

—No, hay en total siete, de los cuales tres de ellos están muertos. Solo quedan cuatro más.

—¿Cómo lo descubriste?

—Una amiga descubrió uno de sus sitios de reunión. Los seguimos y ahí nos enteramos que eran seis jefes y un líder supremo o alfa como lo llaman los demás, siete bastardos empecinados en cazarnos. Discutían el ascenso de una Suprema.

—¡¿Suprema?!

—Sí, Suprema ¿Sabes lo que es, cierto?

—Por supuesto que sí. No sabía que la nueva Suprema estaba surgiendo.

—¿Por casualidad conoces a la actual Suprema?

—Solo una vez, pero fue hace bastantes años. Cuando era niña.

—¿Qué sentiste al verla? — pregunté curioso.

—Me sentí segura, que a su lado nada me pasaría y mucha energía, tanto como la tuya.

—¡Wuau!

—Sí es así, debes hacer la prueba.

—¿Hacer la prueba? ¿Las 7 maravillas?

—Sí, las 7 maravillas — afirmó cambiando su semblante — Aunque tú solo eres un niño y eres hombre.

—¡Ey! ¿Qué con eso?

—Que nunca ha habido un hombre como el Supremo entre las brujas, jamás.

—Nunca se sabe — solté muy confiado.

—¿Qué poderes tienes?

—Déjame contar, telequinesis, teletransportación, pyrokinesis, concilium y un poco de adivinación — las enumeré todas con mis dedos.

Las 7 Maravillas: El ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora