Capítulo 2

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Mayo 18, 2016

LUIS ÁNGEL POV:

Luego del receso siguieron las clases de matemáticas, materia que no se me da muy bien que digamos. Entiendo la mayoría de los problemas y hasta los puedo resolver, pero con extremada dificultad.

Sentía una mirada fija en mí desde que ingresé al salón después del primer receso. Inicialmente no había querido voltear, porque no me parecía para nada incómodo, pero ahora es un fastidio y más aún cuando necesito concentrarme para poder resolver este maldito ejercicio de trigonometría.

Giré un poco la vista para ver de quien se trataba, sin embargo, no le di en el clavo.

—Es Fernanda — dijo Danna de la nada.

—¿Qué? — pregunté confundido.

—La que te está mirando fijamente es Fernanda — volvió a decir.

—¿Y tú cómo sabías que sentía que alguien me estaba mirando fijamente? — le pregunté curioso. Se quedó callada unos segundos para luego responder con una sonrisa.

­—Intuición femenina.

—Okey, señorita intuición. Gracias.

—De nada, señorito irónico.

Danna confirmó mis sospechas, Fernanda había estado observándome durante toda la clase ¿Qué le habré hecho para que esté así si esta mañana estábamos de lo más tranquilos?

—«No has hecho nada» — pegué un salto en cuanto escuché una voz cerca de mí.

—¿Danna, dijiste algo?

—¿Yo? — se autoseñaló.

—Sí, tú — le dije.

—No, para nada — negó confundida — ¿Por qué lo dices?

—Escuché que alguien me habló muy cerca. Pensé que fuiste tú.

—No, para nada loco. Estoy tratando de resolver el ejercicio diez, que por cierto tú también deberías estar haciendo — dijo mientras chequeaba mi cuaderno.

—Es que no me sale — contesté mientras me rascaba la cabeza.

—Ya lo veo. Deberías pedirle ayuda a Fernanda.

—No creo que sea posible.

—¿Por qué no?

—Es que Fernanda ha estado rara conmigo esta mañana. No me devuelve los saludos y me mira de forma extraña.

—¿Estás seguro de que hablamos de la misma Fernanda, tu amiga inteligente?

—Muy seguro.

—¡Qué raro! ¿No?

—Súper raro — le respondí.

A los pocos segundos después de devolver mi concentración en este entreverado ejercicio, por la puerta del salón ingresó la subdirectora de la escuela y detrás de ella la seguía un chico alto, de tez blanca y de cabello oscuro como las pupilas de sus ojos el cual se hallaba levemente desordenado.

La subdirectora le susurró algo al oído al profesor y luego volteó a mirar a la clase.

—Alumnos, buenas tardes. El motivo de mi visita es para informarles que a partir del día de hoy tendrán un nuevo compañero en el salón.

El chico que venía con la profesora salió al frente y le sonrió a toda la clase.

—Hola a todos. Mi nombre es Mateo Scott. Mucho gusto en conocerlos — se presentó ante todos sin temor alguno. Se notaba por su actitud que es muy seguro de sí mismo. No podía negar que eso llamaba indiscutiblemente mi atención.

Las 7 Maravillas: El ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora