Capítulo 23

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Agosto 25, 2016

LUIS ANGEL POV:

Mateo me besaba con desesperación, como si su vida dependiera de ello. Yo aún seguía impactado y aún más confundido que antes. A los pocos segundos de devolverle el beso, porque no negaré que también quise hacerlo, lo alejé de mí tirándolo al sofá, el cual gracias a Dios amortiguó su caída.

—¡Basta! ¿Por qué hiciste eso de nuevo? Prometimos no volver a repetirlo — manifesté agitado, pues me había quitado el aliento.

—Yo quise hacerlo — confesó poniéndose de pie.

—¡¿Que tú qué?!

—Que yo quise hacerlo. No sé cómo explicarlo, Luis Angel. No sé lo que me pasa contigo. Solo sé que no puedo alejarme de ti — confesó — En estas semanas en que no te tuve cerca, sentí un gran vacío en mí que no pude explicar hasta que te volví a ver en la casa de campo — poco a poco caminaba hacia mí — Pasar contigo ese fin de semana, ver tus sonrisas cuando estabas con tu familia, tenerte cerca de mí llenó el vacío que sentía. Esa noche en la que te recosté en la cama y que te pusiste a jugar conmigo, esa noche supe que no podía seguir ocultando lo que siento por ti. No puedo más — no me había movido del lugar, pues escuchaba atento y maravillado como Mateo intentaba confesar sus sentimientos por mí — Y lo que más me duele es no saber qué es lo que piensas o que me rechaces como lo hiciste aquel día, cuando en realidad yo no estaba seguro de si podía continuar con mi vida ignorando lo que había pasado.

—Y-yo... — me había quedado sin palabras. No sabía qué decirle. Yo siento lo mismo que él, pero mi orgullo me impedía articular alguna respuesta ¡Maldita sea!

—Está bien, no tienes que decir nada más. Entiendo, solo vine a decirte esto que siento y que ya no quería ocultarlo más — Mateo abandonó la sala rumbo a la salida decepcionado de no encontrar respuesta en mí.

No podía dejarlo ir, no cuando siento lo mismo que él. Me armé de valor, deseche el orgullo y corrí hacia la puerta. Mateo la estaba abriendo, pero puse mi mano en ella y la cerré en seco. Estampé al más alto contra la pared, lo aprisioné entre mis brazos, tomé aire y fundí nuestros labios en un beso. Un beso cargado de afecto, pasión y deseo. Mateo posó sus manos en mi rostro y comenzó a acariciarme. Lo que nuestras palabras habían ocultado por tanto tiempo eran expresados por nuestros cuerpos. Las ansias de tenerlo cerca a mí se plasmaron en este cálido encuentro de mundos, que poco a poco subía de intensidad. Abrí más la boca, lo cual fue aprovechado por él para introducir su lengua. Nuestros labios batallaban por ver quién tenía el control sobre quién desenvainando nuestras lenguas tal cual espadas en combate.

Un dolor en mis pulmones me avisaba que necesitaba aire si quería seguir disfrutando en el futuro de los labios de Mateo, así que nos separamos escasos centímetros, pero manteniendo nuestras narices pegadas, las cuales se movían delicadamente por el rostro del otro para mantener el contacto de nuestro ser.

Él abrió la boca, no para seguir el beso, sino para hablar al respecto.

—E-eso fue...

—Maravilloso — completé esbozando una amplia sonrisa que reflejaba felicidad. Mateo seguía acariciando mi cara con su mano. Yo me apegaba más a ella para sentir el cálido y suave tacto de su piel. Me dio un beso delicado en los labios, luego en la frente y al final me aprisionó dulcemente en sus brazos.

Pegado a él podía escuchar la rapidez con la latía su corazón. Se sentía tan bien estar cerca de él, no lo podía describir, solo disfrutar.

—Sé que me porté como un estúpido el último mes, me sentía muy incómodo y frustrado porque me aterraba admitir lo que me pasaba. Es-esto es nuevo para mí.

Las 7 Maravillas: El ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora