Capítulo 32

38 6 0
                                    

Septiembre 30, 2016

LUIS ÁNGEL POV:

—Libéralos —exigí apretando el puño.

—Me temo que será complicado.

—Ustedes no lastiman a los humanos sin magia. Ellos no son parte de esto.

—Sí, lo sé. Pero esto se volvió algo personal, sabes. Así que, a quién le importa seguir las reglas en estos tiempos.

«Luis Ángel, distrae a los que puedas, yo rescataré a los demás» —ideó Daniela— «Fernanda, cúbreme y desvía las balas».

«Está bien» —respondió.

—¿Qué es lo que quieres? —le pregunté.

Arqueó sus labios en una sonrisa sombría.

—Los quiero a todos muertos —contestó. Chasqueó los dedos, señal para los cazadores quienes comenzaron a disparar.

Fernanda con gran habilidad detuvo las balas en el aire. Yo, por otro lado, comencé a disparar rayos a tantos cazadores como pude. Uno de ellos cayó muy cerca de Samuel y explotó con gran intensidad que lo mandó a volar por los aires.

Daniela aprovechó todo lo anterior para poder bajar de las sogas a nuestros amigos. Corrió hacia ellos y los desató.

—Vengan —nos gritó Daniela. Fuimos hacia ella, pero comenzaron a entrar más cazadores.

Algo debía hacer, así que volteé hacia ellos y me concentré.

—Quintaesencia —el armazón del barco se electrizó. La corriente viva viajó desde el piso hasta el techo. El barco comenzó a moverse velozmente: todos perdieron el equilibrio y cayeron al suelo. Inmediatamente después, empezó a ladearse, todo caía hacia un lado, como el barco Poseidón. Los cazadores dejaron de lado la lucha por intentar sostenerse de algo.

Mis amigos se juntaron para teletransportarse, pero antes de unirme a ellos observé a Samuel inconsciente en el suelo.

—No estará pensando en hacerlo —espetó Fernanda.

—No permitiré que se salga con la suya —respondí mientras me aproximaba a él.

—¡Debes estar bromeando!

—Al escondite, ahora —ordené una vez lo sujeté.

—Agárrense bien y respiren profundo. Esto les dolerá —advirtió Fernanda a nuestros amigos.

Todos se sujetaron y desaparecimos del lugar. Llegamos a la torre del reloj, incluido nuestro prisionero estrella.

—¡Puaj! —Ian comenzó a vomitar seguido de Frank.

—¡Iug! —exclamó Danna asqueada por la comida combinada con jugo gástrico que ahora yacía en el suelo.

—Me siento muy mareada —expresó Pamela antes de caer en los brazos de Mateo.

—El primer viaje siempre es de la patada —comentó Daniela mientras Mateo recostaba a nuestra amiga en la cama.

—Erm... —escuchamos los quejidos de nuestro invitado VIP.

Fernanda reaccionó de inmediato: lo sentó en una silla atándolo fuertemente.

—Así no podrá escapar a ningún lado.

—¿A-a dónde me han traído, basuras? —preguntó agitado. Le costaba trabajo recuperarse del viaje.

—Estamos en un sitio oculto, nunca sabrás en dónde —respondí cerrando las ventanas del lugar.

Las 7 Maravillas: El ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora