Confesión [ShinKami]

Capítulo 18

Omg que ironía que el +18 se encuentre en el cap 18 ajajsjs

Un previo aviso sólo para los que no se sientan cómodos con éste tipo de escenas, voy a poner éste bello emoji cuando empiece y cuando termine: 💌 así que espero que lo tengan en cuenta ah

Ahora sí... ¡Disfruten!

Kaminari por un momento creyó que fue su imaginación, es decir, ¿Era imposible que su Toshi dijera algo así no?

Shinsou carraspeó incomodó y enarcó una ceja.

—Si no quieres no me molesta, sólo era una suge... -Calló cuando Kaminari comenzó a arrastrarlo hacia la salida.

Ambos sentían como sus corazones aumentaban el ritmo de sus palpitaciones con cada paso que daban.

Denki los detuvo y miró a Hitoshi.

—¿Cómo volveremos? Vinimos en auto. -Preguntó confundido el rubio.

Shinsou sonrió y sacó el teléfono de su bolsillo para abrir una aplicación donde pidió un taxi.

—En cinco minutos llega. -Mencionó mientras alzaba su vista y se encontraba con los resplandecientes ojos dorados. —¿Estás seguro no?

Denki sonrió y rodeó los hombros del pelimorado con sus manos.

—Tranquilo Toshi, estoy muy seguro. -Le respondió antes de unir brevemente sus labios.

Shinsou colocó sus manos alrededor de la cintura de Kaminari.

—Y si no te sientes seguro me lo dirás, no importa en qué momento sea, ¿De acuerdo? -Le dijo con seriedad antes de dejar un beso en la frente del rubio.

Kaminari sonrió enternecido.

—Está bien, pero tu también debes decirme si algo te incómoda. -Las manos de Denki viajaron a los alborotados cabellos morados donde comenzó a juguetear.

Shinsou asintió y ambos jóvenes tuvieron que separarse ya que el taxi había llegado.

El trayecto transcurrió tranquilo, los chicos iban tomados de la mano y de tanto en tanto se daban un ligero apretón sólo para comprobar que eso realmente estuviera ocurriendo.

Hitoshi le pagó al taxista y caminó hacia su casa sin soltar la mano de Denki, el pelimorado sacó su juego de llaves y abrió la puerta que chirrió un poco.

—¿Aizawa no se preocupará por nuestra ausencia? -Preguntó preocupado el rubio.

Hitoshi sonrió.

—Por supuesto que no, en todas las fiestas Izu y yo desaparecemos temprano para irnos a algún otro lugar, mis padres ya se acostumbraron. -Comentó mientras se encogía de hombros.