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Dos meses ya en Inarizaki. Hace una semana que fue oficialmente amiga de los gemelos Miya y dos de Suna. Eran parte por completo de su vida, aun que sea amistosamente. Pero, se había olvidado por completo de que este trío de personajes eran un tesoro intocable para la población femenina de la escuela y que estaban dispuesta a todo para alejar a cualquiera intrusa con potencial sobre los tres. Más bien, nunca se espero que su primera pelea fuera en el baño con tres chicas encerrandola. Más bien sentía pena por las tres porque quizás saldrían con algún hueso roto por interrumpirle su pacifica vida.

No escuchaba lo que decían, no sabía que estaba hablando la muchacha de al medio y tampoco le importaba mucho. Suspiro aburrida y se apoyo en la pared mientras se miraba sus uñas pintadas con un lindo esmalte tono gris que se había echo el otro día cuando fue al salón de belleza por obligación de su abuela. Pero su tranquilidad se vio interrumpida cuando le dieron una cachetada, Sumi se rió fuertemente mientras las tres muchachas la miraban con ira.

— Que patético y lamentable— murmuró la pelinegra y en menos de cinco minutos le dio un fuerte golpe a la causante de la cachetada, derribandola en el suelo.

Se sacudió la mano por haber dado aquel fuerte golpe y rápidamente, como una pantera hambrienta miro a las otras dos.

— Esto es un aviso para todas ustedes
...— las señaló con su dedo indice— Me vuelven a molestar y las siguientes serán ustedes dos—.

Salio del baño bastante molesta y rápidamente sintió sus nudillos húmedos con algo caliente, lo miró molesta y se dio cuenta que estaban sangrando. Demonios, pensó para si misma mientras caminaba como si fuera a matar a alguien en cualquier momento.

Todos los que iban por el pasillo se alejaron la chica y esta no se daba cuenta de su alrededor, hasta que alguien la detuvo en seco y no tuvo más opciones que detenerse para bajar sus niveles de ira incontrolables que la estaban hipnotizando en esos momentos. Levanto la vista aún con sus cejas fruncidas, pero rápidamente las suavizó al ver al chico de lindos cabellos grises con sus puntas terminadas en negro. La miraba con una sonrisa de lado, como comprendiendo toda esa escena en un momento.

— Ven. Vamos a enfermería— dijo el chico con ese tono tan neutro pero a la vez relajante de voz.

Era Kita. Era el hombre más normal pero a la vez genial que había conocido Nishimura en la vida. Un chico bastante sereno pero que a veces ejercía una presión impresionante tan solo con su presencia en una sala. Un muchacho que hacía todo perfecto y que la vida siempre le daba frutos por sus buenas acciones que siempre cometía en su día a día. Kita era lo mejor, y todos lo sabían, sobretodo los alocados gemelos.

Mientras el chico limpiaba las heridas, este no hizo ninguna pregunta al respecto hasta que las vendas cubrieron sus nudillos y hay fue cuando con una sola mirada dio a entender a Nishimura que debía contar lo sucedido.

— Las acosadoras locas de los gemelos me encerraron en el baño y una de ellas me dio una cachetada— señaló su mejilla aún hinchada— Lamentablemente no me gusta que me toquen sin mi permiso y aun más cuando es con violencia— hizo un mojin con sus labios— No quería golpearla porque se que mi fuerza es desmedida pero mi ira me cegó por completo...— miro al chico apenada— Perdón Kita — murmuró finalmente mientras miraba el suelo.

El mayor solto una leve carcajada y eso desconcertó a Nishimura haciendola levantar su cabeza rápidamente. Miro a Kita algo confundida y este comenzó a hablar.

— No tienes porque dar explicaciones Sumi. Lo hiciste en defensa propia— el chico sonrió— Además no es tú culpa que Atsumu sea malo con la chicas— rió nuevamente y esta vez lo acompaño Nishimura— Ahora vamos antes de que suene el timbre.

From Another Reality // Suna Rintarou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora