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La tercera semana de clases se alzaba en la vida de Nishimura y ya empezaba bastante emocionante. El profesor a cargo del salón hace cinco minutos acaba de anunciar las parejas que realizarán los proyectos desde aqui hasta fin de año. Para su extraña buena suerte, Suna Rintarou era su pareja y eso la ponía increíblemente feliz y a la vez nerviosa. Nerviosa porque era la primera vez que se sentía fuertemente atraída por alguien del sexo opuesto. Nerviosa porque aquellos ojos verde claros la hacían sentir mariposas dentro de su podrido interior. Nerviosa porque no era estúpida y sabia que el chico siempre la miraba a donde quiera que esté ella. Nerviosa porque cuando lo miraba sentía que todo lo malo de su interior se dispersaba.

Suna Rintarou también estaba bastante desconcertado con la elección del profesor, pero era de esperarse. Lamentablemente los apellidos estaban ordenados por orden alfabético y entre la N y la R no habían alumnos con aquellas letras restantes. Se sentía extraño, demasiado extraño. Sus tripas se movían en su interior de los nervios y su expresión facial decía más que mil palabras. Estaré más cerca de Nishimura Sumi , era el único pensamiento que rondaba en su cabeza, haciendo que su corazón bombeara más sangre hacia su cuerpo. Quizás el echo de que aquella pequeña pelinegra despertará un interés más que curiosidad le ponía los pelos de punta. Él, Suna Rintarou, estaba completamente enamorado de la chica nueva. El quería saberlo todo. El quería tenerla solamente para él.

Estaban enamorados de almas completamente desconocidas. Para ambos era un misterio su persona. Para ambos era una selva sin descubrir. Para ambos era caminar sobre un terreno lleno de minas sin localizar. Pero estaban dispuestos a correr el riesgo y el echo de ser pareja para los proyectos era un oportunidad para decidir si estaban echos el uno para él otro.

El timbre sonó volviendo a ambos a la realidad. Nishimura Sumi se quedó sentada en su puesto mientras sacaba su libro de Stephen King para pasar el receso en otro mundo. Rintarou también se quedó ahí, mirándola fijamente y tratando de acercarse a ella. Sumi sabía que la estaba mirando, como todos los días y también quería hablarle, pero su inseguridad la consumía por dentro como petróleo caliente cayendo por su garganta. Era patética, era una escoria y era todo lo malo del mundo, o más bien era eso lo que pensaba ella sobre si misma. Para Suna, era una chica sacada de otra realidad, una chica sensacional.

El castaño tomó unas bocanadas de aire y se apegó firmemente a ser el primero en dar el primer paso. Si quería conseguirla, debía ir por ella cueste lo que cueste. Se levantó de su puesto y con las manos en los bolsillos, camino hacia donde la pelinegra que estaba a unos centímetros de él. Estaba nervioso, sí, ¿se arrepintió de ir a hablar primero?, jamás. Nishimura sabía que se había levantado de su puesto y sabía que ahora mismo le iba a hablar, su sexto sentido estaba extremadamente alerta y ahora tenía miedo de cagarla. Estaba roja, tan roja que sentía que sus mejillas iban a explotar en cualquier momento y a Suna se le hizo la cosa más hermosa del mundo aquella reacción.

— Hola— murmuró el muchacho mientras se paraba a su lado.

Nishimura lo miró desde abajo hasta arriba y cayó en cuenta de que el chico era enorme. Más roja se puso.

— Hola— susurro la chica con su dulce tono de voz.

Suna sonrió de lado.

— Quería hablar contigo sobre los proyectos y como vamos a organizarnos— Nishimura asintio.

Rintarou se sentó en el banco de al lado que estaba desocupado. Nishimura ya no aguantaba, su belleza y aquella mirada verde la estaban hipnotizando.

— Claro— dijo un poco emocionada— Esto...— miro a otro lado para no tener que mirarlo— ¿Tú entrenas no? Seria bueno que digas los días que tengas más desocupado...— suspiro exhausta y volvió su amarillenta mirada al chico.

From Another Reality // Suna Rintarou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora