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Sumi ya había pasado sus cinco días en observación médica, y al parecer estaba lista para comenzar otra vez su tratamiento psicológico en la clínica psiquiátrica. Claramente, esta vez no fingiria que esta bien para salir de ahí como lo hizo las veces anteriores y de ahora en más, se tomaría todo mucho más en serio. Durante los cinco días pasado, no pudo recibir visitas, ya que, su cuerpo entró en descanso y durmió de corrido, así que no pudo saber o ver las reacciones de sus, aún, amigos al respecto de su pasado.

Así que, mientras el doctor le daba las últimas vistas y indicaciones, la muchacha estaba perdida en el más allá, visualizando su nuevo futuro de la manera más positiva posible, pero sus pensamientos se vieron abruptamente interrumpidos por el doctor.

— Bien— dijo sin más— Esta todo magnífico— miro a Sumi y sonrió.

La chica devolvió el gesto mientras que aún seguía perdida en las aquella murallas blancas.

— Espero ahora no verte nunca más en esas condiciones Sumi— comento el señor y esta sacudio la cabeza— Espero y ahora sanes de verdad.

La chica asintió con una sonrisita en su rostro. El mayor le dio unos toquecitos en la nuca, porque de verdad no deseaba ver a Nishimura nunca más en el hospital por intento de suicido.

...

De nuevo en la ambulancia, mirando a sus abuelos de reojo de vez en cuando mientras que cada vez se sentía más nerviosa, o más bien, avergonzada. Se sentía mal por haber roto de nuevo aquella promesa con los dos ancianos, pero, realmente, en esos momentos aún era débil, aún podía romperse fácilmente, y digamos que los recuerdos de su abusivo pasado todavía están frescos en su memoria, aunque enterrados en el más allá del subconsciente de Nishimura. Ahora sí, estaba más que decidida, no quería volver a caer en los mismo baldes con agua hirviendo en malos ratos de su vida, no quería volver  a hundirse en algo en lo que ahora sabe que no fue nunca culpable. Quería crecer, quería sanar, quería volver a sonreír sin tener que fingir.

— Sumi— escucho la voz de su abuelo y la muchacha presentó atención al mayor — Nunca te abandonaremos y lo sabes mejor que nadie.

La chica asintió suavemente mientras aguantaba las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

— Me duele tanto no volver a escuchar tu voz querida mia— susurro su abuela— Tu voz era una linda melodía que alegraba mis días— y Sumi comenzó a llorar deliberadamente.

Solamente salían sollozos de su boca, y por más que intentara decir algo, era impedido por algo dentro de su cabeza. Estaba enojada, pero se lo merecía por ser tan débil y llorona, tan estúpidamente impulsiva. Seco sus lágrimas agresivamente con las mangas de su poleron y luego miro a sus abuelos, los cuales le sonrieron a la par, dando a entender de que siempre estarían ahí para ella.

...

Suna estaba algo molesto durante esos días donde no pudo decirle nada a Sumi, debido a que después de visitarla, la chica cayó en un estado de descanso y durmió de corrido por cinco días para recuperarse de verdad. Estaba irritado, con las palabras en la garganta y no podía aguantar ni un segundo más sin tener Nishimura a su lado, sobretodo cuando ya una vez trataron de quitarla completamente de su vida.

Suspiro exhausto y apoyo su frente contra la fria superficie de la madera, Osamu lo quedó mirando unos segundos y después este le siguió el suspiro.

— Vaya — comenzó a hablar el peligris— Jamás pensé ver a un Suna completamente enamorado— susurro burlón.

El castaño levantó la cabeza rápidamente y miro desafiante a su amigo.

From Another Reality // Suna Rintarou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora