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— Bien...— dijo el psiquiatra mientras ordenaba los papeles sobre el escritorio— Esperemos que esta sea tu última vez aquí Nishimura— comentó con un tono algo preocupado el hombre.

La muchacha sonrió de costado, pero evadió la mirada de reproche del mayor en todo momento de aquella última cita encerrada en la clínica. Ya sabía, lo sabía más que nadie en el mundo que está debería ser la última vez que visitaría aquel lugar. Pero, tampoco prometía nada al respecto, solamente debía confiar en ella y en sus rutinarias asistencias con el nuevo psicólogo que le asignaron nuevamente. También confiaba en que Suna la ayudaría desde ahora, y que sus amigos estaban dispuestos a escuchar los problemas que aún abordaban la mente de la muchacha.

Será la última vez...— artículo lentamente la chica — Esta vez confiare en mi misma— finalizo mientras bajaba con cuidado sus manos a su regazo nuevamente.

El señor sonrió de lado, y quiso creer ciegamente en las palabras de aquella joven tan dañada. Aunque, su ser más consciente sabia que no debía creerle al 100%, y que siempre había que estar preparado para cualquier baja en los casos como los de ella.

— Recuerda...— hablo nuevamente el doctor— Tú eres la única que puede cambiar esto.

Sumi asintió nuevamente, y una pequeña lágrima comenzó a caer sobre su mejilla.

...

Había salido un viernes de la clínica, así que no ingresaría a la escuela de nuevo hasta el lunes que venía. Estaba nerviosa en cierta parte de volver a la rutina, pero esta vez, en ella cambiaría algo que era excepcional en la vida diaria de un humano, y era la comunicación verbal. Estaba algo estresada con ese asunto, y rondaba por su cabeza como un trompo que no pretendía detenerse jamás, que permanecería ahí, girando y girando hasta que su punta fuera inexistente.

Suspiro exhausta mientras guardaba la última camisa de algodón en su clóset nuevamente, volteo lentamente para mirar el resto del cuarto y sonrió enormemente al ver que había vuelto de nuevo a su habitación, con aquella cómoda cama matrimonial para ella sola. Corrió un poco, y se lanzó de estómago a la cómoda colcha, hundiendo su cara en las sábanas suaves y rosadas que cubrirán su pomposa cama.

Su descanso se interrumpió por el sonido del teléfono, y inmediatamente tomó el aparato entre sus dedos para contestar la videollamada que Suna estaba solicitando en ese momento. Sumi sonrió de lado cuando vio la cara cansada de Rintarou detrás de la pantalla, y supo inmediatamente de que el pobre había llegado recientemente de su entrenamiento nocturno debido a que las nacionales estaban a la vuelta de la esquina, y Nishimura, como buena novia, estaba muchísimo más ansiosa que su inexpresivo novio, aunque ella sabía que él en su interior estaba a punto de morir por los nervios que le ocasionaba todo este revuelo competitivo.

— Hola.

...

— Si mamá...— murmuró el chico por lo bajo— Nos vemos y cuídate mucho junto con Hiroko.

— Tú también mi amor— y la dulce voz de su madre desapareció porque la llamada fue cortada

Rintarou suspiro exhausto y apoyo la frente transpirada por el duro entrenamiento sobre el frío metal de su casillero.

Su madre, quien residía actualmente en la prefectura de Aichi, que también era su lugar de origen, había llamado para preguntarle si vendría en las vacaciones festivas a visitarla. No supo en qué momento de aquella  conversación sorpresiva por llamada, le confesó tranquilamente a su progenitora que tenía una novia, pero ahora que lo pensaba con menos adrenalina recorriendo cada parte de su cuerpo, se arrepentía en cierta parte de haberlo echo, porque la pomposa mujer había sugerido a su mimado hijo mayor que estaba muy emocionada por aquella noticia, y Suna sabia que eso significaba que si Nishimura iba a Aichi, su mamá estaría encima de la pobre muchacha como si de su propia hija se tratará.

No era secreto para él ni para nadie que físicamente podía ser el clon femenino de su madre, pero en personalidad no se parecían en absolutamente nada y el muchacho atribuyó que aquella diferencia tan abismal en sus psiquis era porqué Rintarou había vivido casi toda su infancia en solitario, siendo hijo único y nieto único por muchos años, teniendo casi ningún contacto con chicos de su edad, ya que, en su mente de niño superior, todos los demás infantes eran unos babosos que no se merecían su amistad. Vaya idiota que era en esos tiempos, y míralo ahora, siendo mejor amigo de dos gemelos que podrían acabar con el mundo si se lo tomarán en serio.

Hizo una mueca, ya que su mente había comenzado a maquinear cosas sin sentido, y alejó su cabeza del casillero para abrirlo, dejó su celular apoyado sobre su bolso y tomó rápidamente una toalla limpia para secarse el maldito sudor que tanto le irritaba. Se ducho de una manera un tanto mecánica, ignoro las bromas estúpidas de los Miya, se despidió respetuosamente del entrenador y de Kita, y finalmente emprendió camino a su departamento, con la bufanda que casi le cubría todo su rostro, dejando a la vista aquellos felinos que brillaban com ferocidad bajo la luz de las farolas.

Estaba teniendo un debate interno bastante curioso para él, ya que, un lado de su mente quería que Nishimura conociera su lugar natal y a la maravillosa persona que era su madre, pero la otra parte de adolescente edgy le decía que era una mala idea llevar a su chica muda a conocer a su mamá llena de energía y curiosidad directa.
Al final, llegó a la conclusión de que lo mejor sería preguntarle directamente a Sumi sobre que pensaba al respecto, y ella tendría el veredicto final, mientras que él tenía que aceptar la decisión final de aquella muchacha que ocupaba casi toda su mente todos los días.

No era estúpido, eso todos lo podían confirmar, y sabia perfectamente que Nishimura aceptaría aquella invitación sin chistar. Porque a pesar de cargar con un pasado tan oscuro, la muchacha portaba un enorme corazón, lleno de humildad y extraño carisma que a Rintarou le fascinaba. Así que, cuando llego a su hogar, no tardó ni un segundo en acomodarse en el sillón y marcar inmediatamente a la joven, quien atendió su llamada con una rapidez que no era de extrañar para Suna. Si ambos tenían algo en común, era que su celular estaba 24/7 sobre su persona, como una extensión que no podían dejar fácilmente.

Charlaron sobre su día, Nishimura lo regañó por ocultar su creciente ansiedad por las nacionales, y también hablaron sobre el regreso a clases de la muchacha, que sería el lunes que se avecinaba fervientemente. A mitad de la conversación, Rintarou tomó una gran bocanada de aire y se atrevió directamente a hacer la pregunta que tanto lo estaba atemorizando.

— Hoy día hablé con mi madre...— empiezo su charla el chico— Y me hizo una invitación para pasar las fiestas con ella ...— hizo una pausa para reunir las palabras suficientes para preguntar— Sin querer le dije que tenía novia y como la mujer es un poco pomposa decidió que sería buena idea invitarte a Aichi para pasar con ella las festividades...— Rintarou miro fijamente a través de la pantalla— ¿Quieres venir conmigo?.









N/A: PERDON POR SUBIR EL CAPÍTULO TAN TARDE PERO NO TENGO TIEMPO LA UNIVERSIDAD ME TIENE CONSUMIDA AL 100%

Espero les haya gustado el capítulo jejeje y como dueña de esta fanfic, la mamá de Rintarou será una merecida Milf, porque así lo quiero jijijiji

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Cuidense y nos vemos el fin de semana que vieneeee❣❣❣





From Another Reality // Suna Rintarou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora