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Por fin fue el turno de Suna para entrar y las ansias de verla a la cara lo consumían. Los chicos comentaron que se notaba bastante bien, y que había confesado escuchar todo lo que le decían cuando estuvo inconsciente. Así que, el castaño camina con el corazón en una mano y los nervios amenazaban con jugarle una mala racha en cualquier instante.

Al entrar, la vio y Sumi estaba sentada ahí, quieta como una muñeca mientras una linda sonrisa se apoderaba de sus labios, los cuales Suna quería besar sin más. El muchacho tragó en seco el nudo que se estaba formando en su garganta y con un paso medio acelerado, se acercó a la chica para darle un enorme abrazo, un abrazo que portó la energía suficiente para que Nishimura siguiera luchando por ella, o quizás por él.

— Estas igual de hermosa que siempre— comento el chico y Sumi depósito un pequeño beso en su mejilla.

La chica tomó la pizarra y escribió rápidamente en ella.

"Muchas gracias Suna. Tú sigues igual de apuesto y al parecer te hiciste más alto".

El chico se sonrojo levemente mientras una sonrisa ladina se formaba en la comisura de sus labios.

— ¿Y? ¿Me dirás la verdad ahora?— soltó Rintarou sin ninguna atadura.

Nishimura suspiro exhausta mientras estiraba su mano al velador blanco que se encontraba al lado de la camilla y de ahí, en sus manos, había un sobre que blanco, el último que quedaba. Cuando la pelinegra lo tuvo entre sus dedos, aún con agujas, le pidió la mano a Suna y este la estiró rápidamente para que después, aquella carta sea depositada en sus manos.

Sumi borró lo escrito anteriormente y con su perfecta caligrafía, escribió algo que dejó a Suna con un sabor bastante amargo en su boca.

"Leela cuando estés solo en tu departamento. Si me aceptas tal como soy y con mi pasado humillante, aceptaré todos tus sentimientos hacia mi, porque yo igual te quiero Suna, no sabes cuánto".

— ¿Tan mal es él panorama?— dijo el chico con confusión y Sumi asintió.

"Hasta el momento no regresaré a la escuela y estaré internada en una clínica psiquiátrica hasta noviembre. Respecto a la carta, no te diré nada".

Rintarou torció sus labios con una mueca de dolor, de sufrimiento y de no poder hacer nada al respecto.

— Sabes que no importa lo que esté escrito en esta carta...— sacudió el sobre— Siempre estaré para ti. Porque te quiero mucho— y sonrió cálidamente hacia la chica.

Sumi soltó un par de lágrimas y escribió nuevamente en la pizarra.

"Esperare tus respuestas y dudas mañana".

...

Cuando todos se fueron, Sumi se recostó lentamente en la camilla mientras observaba como los tonos anaranjados del atardecer se asomaban por la ventana. No entendía nada, no entendía el por qué estaba con una paz interior tan abrumadora y no entendía como pudo reaccionar tan bien físicamente el primer día que despertó de su coma.

Miro el techo y un par de lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras recordaba lo que el doctor le había dicho hace un par de horas más. Hasta el momento, en unos cuatro días más, sería transferida nuevamente a la clínica de salud mental, donde ahí se encargarían de su tratamiento con la kinesiología, psicología y el aprendizaje de su nuevo idioma, de su nueva manera de comunicarse, ya que, lamentablemente ninguna palabra podía ser emitida por su boca.

From Another Reality // Suna Rintarou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora