𝓔 𝓹 𝓲́ 𝓵 𝓸 𝓰 𝓸

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Quizás el tiempo había pasado demasiado rápido. Suna veía a las enfermeras y doctores pasar de un lado a otro mientras él estaba sentado en uno de lo sillones del pasillo, mordiéndose la uña de su dedo gordo de la mano mientras veía fijamente la puerta de en frente y sentía como sus piernas temblaban debido a los nervios que le causaba esta situación. No supo cómo llegó ahí, pero su uniforme de entrenamiento del equipo nacional de voleibol destacaba mayoritariamente en ese espacio, ganándose varías miradas del personal sobre el famoso atleta que estaba sentado ahí a punto de llorar. Habían pasado diez minutos solamente, pero para él era como una hora y eso no le gustaba para nada.

—¿Señor Rintarou?— preguntó el doctor mientras salía de la habitación con una sonrisa en su rostro.

El se levantó inmediatamente al oír su nombre.

— Aquí estoy— mascullo nerviosamente mientras se levantaba del sillón.

— Ella esta lista para el pabellón — informó el hombre alegre— Vamos a la sala de preparación para que las enfermeras lo vistan adecuadamente — agregó mientras le hacía un ademán con la mano de que lo siguiera.

Suna tragó en seco mientras seguía al profesional por detrás dando grandes zancadas con sus largas piernas. Había crecido más al pasar de los años, llegando al metro noventa actualmente, aunque eso no quitaba el hecho de que fuera él bloqueador central más pequeño a nivel nacional, pero eso no era un gran impedimento de que era una de los mejores del momento y con un sueldo posicionado en el top diez de deportista en el país. Aunque ninguno de esos logros se comparaba a esta situación que cambiaría su vida para siempre, una meta que veía lejana junto con Nishimura, pero aquí estaban, a punto de morir por un colapso nervioso debido a la presión de este nuevo ciclo en su vida de recién casados.

Su celular sonó. Lo atendió rápidamente al ver el usuario y se llevó el móvil a la oreja, pero lo quito rápidamente cuando escucho el grito de Atsumu desde el otro lado de la línea.

— ¿¡Dónde demonios estas!?— chilló el rubio de forma enojada— ¡Te dije que me esperarás pero desapareciste como un puto fantasma Sunarin!— agregó aun más alterado.

— Tsumu no presiones más a Suna— escuchó la voz monótona de Sakusa detrás de su novio.

— Gracias Sakusa— murmuró Rintarou mientras seguía caminando — Perdón Tsumu pero perdí el control de la situación debido a los nervios— se disculpó sinceramente, porque era verdad.

Miya suspiro fuertemente del otro lado de la línea.

— Perdoname a mi por ser tan explosivo— dijo el hombre ahora tranquilo — Llegaré en veinte con Samu, Omi y Kita así que estate tranquilo — susurró suavemente el chico— Yo hablaré con tu madre y los abuelos de Sumi así que concentrate en ella y deja todo en manos del padrino Tsumu— comentó orgulloso de su nuevo logro.

Suna sonrió por primera vez desde que llegó ahí. Atsumu podía seguir siendo el mismo pavo real de la preparatoria e incluso peor debido a que estaba en una posición bastante importante actualmente en el mundo del voleibol, pero su corazón amable y bondadoso seguía intacto para sus amistades más cercanas. Era bueno tenerlo como uno de sus mejores amigos actualmente y agradecía eternamente que cuidara de Sumi como si de su propio gemela se tratara.

— Gracias Tsumu— respondió Rintarou de corazón — No responderé porque entrare a pabellón con ella— agregó mientras entraba a la sala de preparación — Es en el tercer piso habitación E107 — informó a su amigo— Tienen pase libre así que di el nombre de Mimi para entrar.

—¡Anotado!— chilló el chico emocionado — ¡No sabes la emoción que tengo!— dijo feliz — ¡Suerte y mándale un enorme beso a Mimi de mi parte y de Omi!— se despidió antes de cortar la llamada.

From Another Reality // Suna Rintarou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora