014

1.4K 143 35
                                    

❗️❗️❗️❗️CONTENIDO +18❗️❗️❗️❗️(abra marca de aviso para cuando termine esta parte)

No sabia como, ni el porqué, pero ambos estaban solos en la maldita casa, literal, ni siquiera el abuelo de Suna estaba merodeando entre los pasillos externos de esta casa al estilo tradicional japones.

Nishimura estaba embobada, e incluso sentia como la saliva de su boca comenzaba a estar más líquida entre su lengua, quien pedia a gritos pasarla sobre los abdominales de su novio.

El enojo que su pecho habia guardado hacia el muchacho se habia ido por arte de magia y lo único que quería ahora, era que aquel hombre que la miraba con tanto deseo la manoseara como si no hubiera un mañana, asi tal cual lo pensaba la muchacha, queria que le besara las partes más ocultas de su cuerpo y que acariciara con sus manos espectaculares cada curva que poseía.

Se iba a levantar del suelo, pero la mano de Suna se planto sobre su frente, indicandole que se quedara hincada en el suelo. La chica trago en seco, y torno sus amarillentos ojos de gato hacia el chico, mirandolo con un deseo casi carcomedor.

Suna sonrio de costado, para luego relamer sus labios suavemente mientras acariciaba la barbilla a la muchacha con una delicadeza tan amena, que Sumi cerro sus ojos suavemente, dejandose llevar por ese suave toque que le brindaba el muchacho.

Se sentia poderoso. Se sentia en la cúspide del mundo, como un rey que ha conquistado tantas tierras que ya desconoce su dominio. Nishimura era su tesoro, una dulce sonrisa que la vida le habia regalado y tenerla ahi, disfrutando como un gatito su suave tocar, encendia sentimientos que nunca habia experimentado el muchacho y que queria seguir sientiendo eternamente, porque lo hacian navegar en un más allá tan pacifico, tan emifero que podia oler el cielo, o quizás el infierno.

La chica abrio los ojos rapidamente cuando sintio que Rintarou le habia agarrado ahora la barbilla con un poco de fuerza. Lo siguiente que vio fue aquellos ojos verdes acercarse como un depredador a su cara, y darle un beso tan necesitado, que se podia comparar con las ganas que tiene el ser humano para respirar. Porque si, Nishimura era el oxigeno que Rintarou necesitaba en su vida, y aunque suene algo enfermo, algo obsesionado, esa mujer que ahora mismo lo besaba con tanta necesidad, era una de sus razones principales por las cuales ahora podia visualizar un buen futuro para él.

—Te amo— murmuro el chico en los labios de Sumi— Te amo tanto que duele Sumi— siguio susurrando aquellas palabras el chico.

La muchacha respondio mordiendole levemente su labios inferior, para luego tomar ambas mejillas del chico y acercarlo mucho más a su cuerpo. Necesitaba tocarlo con urgencia, queria sentir a toda costa que el chico era real, que aquel jovén atleta destinado al exito era suyo, y que todo lo que sentia ahora mismo le pertenecia a él y a nadie más.

Luego de una sesión de besos llena de deseo y amor, llego el momento de pasar al siguiente nivel. Un nivel nuevo para Sumi, y quizas era porque seria su primera vez practicandole sexo oral a Suna, algo que habia deseado mucho ultimamente, sobretodo cuando este se arreglaba el miembro durante los entrenamientos, dejando a Nishimura con la garganta seca y cerrada por la lujuria que amenazaba con salir de sus labios, gritando que queria aquello entre su lengua y paladar.

Suna sabia, o si que lo hacia, porque Sumi a veces decia todo con su mirada amarillenta, dejando más que satisfecho al muchacho, ya que, aunque sabia que muchas veces le costaba a su novia ese ambito sexual, se esforzaba por disfrutarlo junto con él, terminando en noches existosas entre las sabanas y acarciando sus cuerpo desnudos por horas, con susurros melodicos de Rintarou sobre el oído ardiente de la chica.

Iba a mirar a la mujer que tenia enfrente una vez más, pero esta tomo ventaja de la situación y tomo aquello que tenia ante sus ojos entre sus cálidas manos, comenzando con masajeos suaves, que dejaron más que tembloroso al pobre zorro, quien se sentia pleno ante aquella situación, ante aquellas caricias que su novia estaba brindandole antes de sentir la húmeda lengua sobre su glande.

From Another Reality // Suna Rintarou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora