Anteriormente:
-la exploción causó que muchos prdazos de metal se exparcieran y unos cayeron en tus ojos provocando una reacción en el que tu iris cambió de color- dijo la enfermera al ver mi cara de asombro, al instante mi sonrisa demoníaca volvió, haciendo que la enfermera se estremeciese al escuchar mi sonora y sicótica carcajada, en ese momento noté que la poco cordura que conservé se esfumó, los sentimiendos piadosos se extinguieron, al instante la miré deteniendo mis sonoras carcajadas, serio y con un tono frio dije.
-¿quieres jugar?-
***
Al decir eso noté que la enfermera temblaba, me miraba con temor, volví tranquilamente a mi comida, me tomé la sopa y me comí unas tortitas, al terminar me fijé que ella estaba mirando al suelo, la dejé torturandose con mis palabras, rebotando en su cabeza, al terminar mi comida me recosté y la observé con semblante frío, ella solo me miró y con manos temblorosas fue a coger la bandeja de plástico, pero la paré de imediato con suma fuerza de la muñeca y la paré, ella solo dió un sonoro grito del susto y intentó safarse de mi aprisionamiento, pero no pudo, aparté con violencia la bandeja de comida de la cama tirándolo por algun lugar, la coloqué agilmente bajo mi peso sentandome en sus caderas, y tomando su boca para evitar un grito, e impedir alarmar a otros médicos que intenten hacerce el héroe, le precioné con tidas las fuerzas en su mandíbula hasta que cedió y la desencajé ya así evitando que pueda emitir ningún grito, solo murmullos inentendibles, el sonoro crack proveniente de su mandíbula me hizo soltar una sonora carcajada, la giré ágilmente para quedar poca abajo sin soltar su muñeca, que al momento cedió y se partió, la enfermera no paraba de llorar desconsoladamente, cogí el cuchillo de las tortitas para degollarla, al no ser afilado solo conseguiría degarrar la piel, al contrario de un buen cuchillo que solo haría falta deslizarlo para acabar con su vida, pero así es más divertido y duradero, le cogí del pelo para tras, para mi sorpresa estaba callendo de sus mejillas gotas de sangre, nunca ví una persona llorar sangre, es verdaderamente asombroso, reí como un niño en una tienda de chucherías, coloqué la hoja de cuchillo en su garganta, se podía sentir como se estremecía al contacto de aquel frío acero, le desgarré despacio y sin prisa el cuello de derecha a izquierda, derecha a izquiezda, derecha a izquierda, viendo como la piel se desgarraba y esta intentaba gritar sin éxito ya que se podía escuchar la sangre gorgotear. El proceso duró 10 minutos, debería usar estod cuchillos más a menudo es divertido ver como la piel se rasga y desgarra y la sangre fluye con libertad, después cogí el cuchillo y un tenedor y me dirigí hacia la puerta para abrirla con sigilo ya que si me ven lleno de sangre... pues supongo que sospecharan algo... para mi suerto el hospital estaba cas vacío había pocas personas diambulando, ya que era de tarde y estaba en sus descanso o atendiendo pacientes importantes... fui de puerta en puerta, de piso en piso hasta que encontré el vestuario, debo ponerme otra ropa ya que solo llevaba la beta de hospital, que está atada por atrás es incómodo, abrí con cuidado la puerta para ver si había alguien, pero estaba vacío así que entré con total libertad, fui abriendo a la fuerza taquilla a taquilla hasta que dí con una mas de mi talla, ya que casi todo era demaciado grande para mi, inspeccioné mejor y dentro estaba unos jeans negros, una camiseta azul y unas zapatillas azules y blancas, y por suerte un boxer amarillo, no era mi color favorito pero es ropa, y lo nececitaba, ademá debo estar guapo para visitar a mi mejor amigo y salvador Sam, que grata sorpresa se llevará al darle las gracias. Estaba subiendome los jeans cuando una respiración acelerada me desconcentró de mis pensamientos, inspeccioné el lugar y era un hombre joven, que me miraba sorprendido asi que supuse que era su ropa.
-¿quién eres y que haces con mi ropa?-médico desconocido.
-...-
-¿QUIÉN ERES?- médico desconocido.
Después me acerqué lentamente hacia él, estaba con mi torso desnudo pero pude coger y esconder el tenedor tras de mí, el hombre tiró el maletín a una silla cercana y se fue donde estaba su taquilla y comenzó a guardar las cosas... que hacía este hombre... no lo entendí, me acerqué decidido a él y le susuré.
-has entrado en un mal momento... tks que pena... en realidad, no hahaha- mi carcajada sicótica resonó en las paredes, antes de que se girara le cogí del cuello y lo estampé en unas taquillas el hombre hiba a reaccionar pero le clavé con todas mis fuerza el tenedor en una parte de su columna que sabía que no le mataría solo lo dejaría inmovil, el hombre no se podía mover saqué el tenedor, y antes de que gritara le golpee el en la taquilla silenciando el sonoro grito, le torcí el cuello y ví mi punto de mira, su yugular, palpitante de sangre, le clavé el tenedor retorciendo, girando y rasgando la preciada carne, como ya me estaba aburriendo, le dí la vuelta ahora podía ver como el brillo se sus ojos se esfumaba dejando dos cuencas vacías de vida, como el alma se le.escapaba de os dedos, tener la vida de una persona en tus manos y decidir si matarla o dejarla vivir, como torturarla... era embriagador, me hacía sentir un dios, con el poder de la mismísima muerte en mis manos, cuando aquel hombre ya no movió ni un átomo de su cuerpo, pude contemplar sus ojos blancos de tando mirar al techo, lo tiré al suelo como.la bolsa de basura humana que es, y seguí con mi ocupación anterior, investigué algunas taquillas más y encontré una gran chaqueta gris con capucha, me la puse y escondí el cuchillo y el tenedor en mis pantalones.
Al salir tuve mucho cuidado, de no llamar la atención, cuando ya estaba en mi libertas y me dirigía a la salida... me topé con unos policías, que al parecer ya sabían de cadaver de la doctora, debo encontrar otra salida... por la ventana del ala de la derecha del hospital, seguramente me esperaran en la parate trasera para capturarme, por suerte encontré una ventana de la planta baja, será fácil bajar, al tocar el suelo, escuché todo el barullo que estaba fuera en las calles. Me dirigí a la valla que daba a la calle, la gente estaba tan enfrascada en la entrada que no se fijaron en el hombre sospechoso con capucha saltando del murro del hospital en el que un psicópata asesino ha matado a personas... deberían estar mas atentos mmm, me alegé de la multitud, y unas calles alejadas del hospital, encontré una calle vacía con algunos coches, me acerqué a un fiat gris cuando me si cuenta de algo escencial, no sé puentear un coche, y menos conducirlo... así que caminé n poco más y vi a un chico que se montaba en una moto listo para salir, pero me acerqué rápidamente tras suya antes de que subiera y le partí el cuello, le quité las llaves la cartera con 220 dólares y el casco,dios... que cara más rara tiene la gente muerta, el pensamiento en mi cabeza, me hizo estallar en una carcajada descomunal, ya me estaba acostumbrando a volver a reir así de libre, me monté en la moto y fui poco a poco ya que era la 2 vez que montaba en una motos y la primera no me fue muy bien, en resumen acabé dentro de una piscina, después de cogerle el truco pude ir con más libertad.
Tardé hora y media en llegar al paradero de Sam mi querido amigo... al llegar era una casa abandonada a las afuera, tenía un aspecto de no haber alma viva dentro de esta desde hace muchos, muchos, muchos años, estacioné la moto, me quité el casco y entré de una patada dando gritos.
-Sami... Sami... ¿dónde estás mi querido Sami?- al momento una figura apareció por las escaleras con una sonrisa de lado, se acercó a mi, es bastante más bajo que yo, su sonrisa se borró por completo, al sentir que le abracé y reía con una carcajadas estremecedora.
ESTÁS LEYENDO
"Sin compasión"
Horror_Hola, me llamo Tómas Witch, pero mucho me conocerán como "Angelus mors" (ángel de la muerte en latín), tengo 66 años y esta es mi historia y como no pude controlarla. Toda mi vida he arebatado lo más preciado que cualquier persona pueda tener y que...