Cap. 29

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_Al salir de la casa de Sebastián eran las 19:43 justas, fui con paso seguro al lugar donde aparqué mi moto y me cambié de ropa rápidamente, por mi camiseta, pantalones negros... etc y claro guantes nuevos; guardando los viejos dentro de la mochila, debo tener mucha precaución, y más ahora trabajando para un mafioso...

Me subí a la moto y fui directo a la dirección de aquella chica.

Después de media hora de aquel largo y tortuoso trayecto, porfin llegué a mi destino, ya eran las 19:53 al llegar, me dispuse a entrar directamente; el piso está en los barrios malos de California, asi que, no es de estrañar que un tio de negro entre en un apartamento medio en ruinas, y el que las cámaras de vigilancias estuvieran completamente destrozadas ayudaban bastante... pero aún así caminé con la cabeza gacha ya que podría haber alguna escondida que aún estuviese operativa...

Al entrar al piso un fuerte olor a posiblemente, diversos animales muertos me propinó un gran puñetazo a mi preciado olfato, seguí mi camino subiendo las escaleras con rastos de moho por todas partes.

En la carpeta ponía que vivía en el apartamento 25, que tenía un hijo de 7 años y es soltera, asi que ni rastro de maridos grasientos...

Estava enfrente de la puerta 25, presto a abrirla cuando... unos murmullos peligrosamente cerca de la entrada me alertaron asi que subí un piso más y me dispuse a escuchar atentamente...

-Gabi, hijo, mamá tiene que salir un momento para comprar esas galletas que tanto te gustan, asi que no abras a nadie en mi ausencia ¿entendido?- dijo la mujer sonando claramente preocupada de lo que pueda pasar a su hijo.

-Si, mamy, ten cuidado- resonó en las paredes esa pequeña, frágil e inocente vocecita que podría enternecer cualquier corazón... pero que desgraciadamente yo soy la exepción.

Se escuchó un beso de despedida seguido de unos pasos, para acabar con el cierre de la puerta y el pestillo, bajé las escaleras despacio comprobando que la mujer ya se ha ido, saqué de mi mochila un pequeño utensilio para forzar cerraduras, y un suave clic se escuchó antes de que la puerta se fuera abiendo poco a poco, una vocecita en su interior me sacó una pequeña risa, antes de abrir la puerta definitivamente, con el pié.

-Mamy ¿eres tu? ¿se te ha olvidado algo?- al verme, el pequeño niño de grandes ojos negros y pelo alborotado e inocente mirada, se heló en medio del pasillo, le temblaban las rodillas y se le cristalizaron los ojitos.

A medida que me acercaba y cerraba la puerta tras de mi, el pequeño Gabi retrocedía unos pasos.

-No tengas miedo "Gabi" mamy vendrá pronto... soy un amigo de tu mamá para que te cuide mientas está comprando...- el pequeño Gabi aguantó las lágrimas y me dio una pequeña sonrisa, se acercó y me cogió de las manos para llevarme a la habitación principal.
El momento en el que dió la vuelta, posicioné mi mano derecha en su cabecita y la izquierda en el cuello de manera suave para no alarmarle, cuando estaba bien cogido, de un movimiemto seco, torcí su cuello con un sonoro "crack" seguido de su cuerpo callendo inerte sobre mis pies.

De una patada lo aparté de mi camino, entré en la cocina de la casa, que está bastante limpia apesar del moho en aquellas paredes amarillentas... miré por cajones y armaritos en busca de algo para divertirme...

Al no encontrar nada di una rápida vuelta por la casa... hasta que encontré una puerta, pero, estaba cerrada con llave...
De una patada el viejo pestillo se partió dejando ver el interior de aquel misterioso cuarto, en el que solo se podía encontrar utencilios de jardinería... cosa que me pareció bastante extraña ya que en estos cutres apartamentos olvidados del mundo, no hay jardín...

"Sin compasión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora