Cap. 30

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-Ya eran las 21:58 cuando estacionó la moto frente a la puerta principal de la mansión, uno de los vigilantes se giró sorprendido de verle, ya que estaba mirando el periódico sin preocupación alguna, hacer 3 encargos seguidos en un dia es impresionantes para estos "novatos". Le tiró las llaves y se fue bajo la atenta mirada de aquel fornido moreno de ojos negros, algunas cicatrices adornaban du rostro dandole un aspecto más duro, pero debido a la expreción que portaba dejo de intimidar al momento...

Al entrar a la mansión me encuentro de frente con Margaret, me miró con asombro y con una carcajada me pregunta.

-¿Ya te has cansado? Ni un dia has durado y no completaste ni el primer encargo... que ver...-

Le tiré la carpeta de datos que cogió al vuelo.

-Trabajo completo, ahora si me disculpas, me voy a dormir, estoy cansado...- antes de que pudiese rechistar me fui y concluí...

-¡Ha! Dile al señor Gobbi que mañana quiero hablar con él-

Cuando llegué a mi habitación me metí en el baño...

Tras la ducha con el pijama ya puesto, me tiré en la cama y cai rendido por el cansacio.

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Al despertar el sol me dio de lleno en la cara despertándome de golpe, al mirar el reloj y ver que son las 8:40...

Cerré las ventanas, persianas y volví a dormir...

-Tómas... Tómas...-

-Hmmm... ¡Qué coño quieres!-

-Emm... soy... Demian... que el señor Gobbi le está llamando...-

Suspiré pesadamente antes de levantar la cabeza y ver como se cerraba la puerta, me restregué el rostro para despertarme un poco... sin conseguirlo, miré el reloj, ya son las 11:32... me he uedado dormido, pero, porfin resolveré mis dudas.

Tras darme un baño y vestirme, me dirigí al despacho del señor Gobbi, con tranquilidad, sin prisas... solo con ganas de saber la verdad de porqué... porqué me hizo matar a Sebastian y que hizo aquella mujer con material de jardineria... no lo entiendo, es extraño, quiero saberlo...

Al llegar a su despacho, toque levemente aquella puerta que habrá precenciado victimas a pares e impares. Entré al escuchar un "ENTRA" pasé con tranquilidad a la estancia de aquel despacho. El señor Gobbi con una mirada tranquila y un montón de papeles en una esquina, una pluma negra y dorada con aquello que pude reconocer como sus iniciales...

Su tranquila expresión llega a inquietar, no se puede evitar aquella sensación de frio recoriendo toda la columna.

-Buenos dias, señorito Tómas, ¿cómo va su mañana?-

-Bien, y ¿usted?-

-Bien, bien, quería preguntarle algo importante...-

-Digame-

-¿Por qué me hizo acesinar a Sebastian? ¿Y a aquella mujer de los barrios bajos?-

Una cínica sonrisa tomó forma en su rostro, de manera en la que su mirada dejaba un mal sabor de boca inquietante...

-¿Por qué pregunta eso joven Tómas?-

-Porque al llegar a su habitación me encontré a aquel viejo podrido muerto... por eso- dije escupiendo las palabras cual veneno hacia aquel hombre.

-y, ¿cree que he tenido algo que ver?-

-Si- respondí de manera cortante. Pareció que no se esperaba tal respuesta o eso es lo que demostraba su expreción sorprendida.

-Ho... y, ¿por qué piensa eso?-

-Porque antes de entrar al cuarto me encontré con una chica... seguramente nadie se dió cuenta pero todos sus trabajadores tienen una característica marca en las manos... por lo menos los más veteranos, esas marcas son causante de leves quemaduras por arma... pistolas para ser precisos- el propio señor Gobbi puede no haberse dado cuenta de ello hasta ahora, ya que así demostraba su expreción, tras esa breve pausa, para ordenar las palabras en mi cabeza seguí.-Tras salir la chica, entré inmediatamente y ese anciano ya estaba muerto... y ella portaba la marca en sus manos...-

-Pero no hace falta que sea una de las pesonas que trabaja para mi persona-

-Eso es precisamente lo que pensé pero... las personas que trabajan para usted ¿no llevan pistolas cualquiera no?-

-Bueno... no...-

-Eso es, sus pistolas llevan grabadas en la enpuñadura las iniciales: AG, como la pluma con la que escribe... con lo cual de esa característica marca en sus manos... ¿Por qué cree que no uso pistola?-

El señor Gobbi en estado de shock, mantuvo una mirada vacía en una pared tras de mi, supongo que pensando y procesando toda la información que acabo de soltar... le di unos minutos hasta que vi su mirada volver a encontrarse con la mia... su expreción excalofriantes de antes desapareció por completo dejando paso a la confusión...

-Y bien, por que perdí mi tiempo en ir a aquella mansión, en casi delatarme y lo peor aún, en contenerme, para llegar, y que encima una de sus trabajadores, lo matara...-

-...-

El hombre seguía en el mismo estado sin apenas parpadear, solo mirandome de manera sorprendida... y un tanto curiosa, la ira se apoderó de mi en cuestión de segundo, la poca paciencio que alberga mi cuerpo, se liberó de un golpe; levantandome bruscamente de la silla que calló al suelo, ocasionando un estruendo golpe y pegando mis puños a la mesa mientras que por instinto me incliné hacia delante. Con todo aquel repentino movimiento de mi parte, el señor Gobbi se exalto y por un momento vi reflejado en sus ojos miedo... al momento de aquello tres hombres de negro entraron repentinamente al despacho apuntandome con la pistola.

El señor Gobbi hizo un movimiento con la mano derecha en señal de que bajen las armas y se vayan. Los guardias que por un momento dudaron, salieron del despacho sin quitarme el ojo de encima.

Cuando todo se hubo tranquilizado, intenté calmarme y después recoger la silla del suelo mientras me sentaba, el señor Gobbi se dispuso a pronunciar palabra.

-Entiendo que te hayas alterado, la verdad es que me sorprendió bastante en tu manera y rapidez de analizar la situación, reconozco que te subestimé... aunque he visto que eres una persona... no, un ser increible, acabastes el trabajo en menos de 24 horas y averiguaste lo de Anabel, en un instante...-

-¿Anabel?-

-Si, es una de mis ayudante, como ya averiguaste, una de las más veterana a pesar de su aspecto joven. Las pesonas que te encargué solo fueron una prueba para ver de que eres capaz, en realidad solo tenia verdadera intención de matar a Carlos; Sebastian estaba al borde de la muerte, y aquella mujer solo me devía unos 350... pero has demostrado que eres de fiar... ahora mismo ha salido en los periódicos la muerte de Carlos y debo decirte que me tienes realmente impresionado... sin rastro, sin testigos... nada, si deseas seguir trabajando aqui, tienes las puertas abiertas-

Después de su gran y tedioso discurso, acepté su invitación y me dispuse a ir a comer... cuando fui interumpido.

-Ha, hoy si no te importa, conmiezan los trabajos serios, asi que cuando puedas dirigete a hablar con Margaret-

Asentí con educación y me fui de ese despacho directo a la cocina, el hambre me estaba matando...

"Sin compasión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora