Cap.2

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_Al despertarme e ir hacia la cocina me encontré con la escena mas tierna de todas, Richard y Tómas estaban riendo juntos mientras preparaba el desayuno, sabes... si todo sale bien puede que Tómas se quede con nosotros.

-hola amor, ¿cómo has dormido?, ¿te apetecen tortitas hechas con mucho amor por "Toby" y por mi?- me puso ojistos tiernos mientras "Toby" (así le puso Richard) se reía por lo bajo, asi que acepté.

-bien!!... :p- le ví esa dulce mirada y me ariesgué y me acerqué para darle un beso en el pelo, y para mi sorpresa no se apartó como otras veces, sino que cerró los ojos y lo disfrutó, en ese momento me sentía muy feliz de que pueda funcionar, pero mientras comíamos recordé a todas a aquellas madres asustadas... y de inmediato se me borró la sonrisa del rostro, pero al darse cuenta Richard, no le dí inportancia y le dí mi mejor sonrisa y seguí disfrutando de aquel delicioso momento, "puede que esta vez sea diferente".

Llevábamos una semana juntos y no había pasado nada... asi que decidimos quedarnos al pequeño Toby, para darle la notícia Richard tuvo la idea de regalarle un perro...

Al llegar a casa del trabajo vimos a Toby jugando con el hijo de la niñera (Dani) cuando Toby vió al pequeño cachoro de pastor alemán, se emocionó fue corriendo a nuestros brazos a decirnos gracias, cogió al pequeño animalito y se lo llevó a enseñárselo a su amigo Dani.

Al terminar el día estabamos agotados, compramos la comida del perro, collar, cama, etc.

Fui a acostar a Toby, que al final se durmió con "Dogui" (así lo llamaba), bajé las escaleras y ví a Richard parado de espaldas hacia mi y aproveché para darle un abrazo sorpresa pero cuando llegué a su lado lo ví admirando un dibujo, pálido como un marmól, me lo dió y cuando lo ví me quedé de piedra, era él acariciando al perro que estaba sobre un charco de sangre con un cuchillo clavado al ojo, mmm... ese dibujo me preocupó mucho no quería perder a la gran personita que había a mi lado...

A la mañana siguiente lo ví bajar, no pude evitar reir como una boba, estaba muy mono con su pelo castaño alborotado, el pijama que le quedaba grande, esos grandes y tiernos ojos azules y una tímida media sonrisa se dibujó en sus labios, al ver la pila de tortitas con sirope de chocolate que le esperaba, me dió un beso en la mejilla, un gracias y se sentó a comer, en ese instante ví mi oportunidad, cogí el papel doblado de la encimera que contenía aquel macabro dibujo, y me acerqué para sentarme a su lado.

-Toby cariño, ¿sabes quien ha hecho este dibujo?- le digo mientras desdoblaba el arrugado papel.

-si lo hice yo, lo he llamado, jugando con Dogui :D- dijo esto con un gesto despreocupado que me provocó un gran escalofrío en la nuca, no saqué más el tema, pensando que se le pasaría.

Estabamos todos en el coche de camino al parque, híbamos bien, Toby estaba detrás con Dogui, que después de aquel dibujo de hace 2 días no volvió a ocurrir, llegamos al parque donde Toby salió corriendo junto con Dogui, a la parte de cesped, era un parque grande con una parte con arena, y otra de cesped, corrían, jugaban, se tiraban, se estaba divirtiendo, pero no se acercaba a los otros niño y se me ocurrió ayudar...

-Toby cariño, ven- se acercó corriendo.

-¿que pasa Ana? ¿he hecho algo mal?- bajo la cabeza con ojitos tristes.

-nada, nada, solo digo que vayas a jugar con esos niños y así ases amigos...-al ver que miraba a Dogui concluí

-no te preocupes yo me quedaré con Dogui- al oirme decir eso se le iluminó los ojos y se fué corriendo a acercarse a unos niños que jugaban a la pelota, se giró, le dediqué mi mejor sonrisa, y me guiñó un ojo con una sonrisa que reconozco que me dió un escalofrío, no le dí inportancia, y comenzé a leer mientras Richard no volvía del trabajo a recogernos.

Una hora después escuché un grito desgarador, cuando ví de donde provenía, solo pude ver a una pequeña persona y una madre llorando por un cuerpo en el suelo con el cuello partido de una caída,

Fui corriendo hacia allí, pude ver a Tómas subido al tobogan detrán de un agujero en la casita, con una sonrisa perturbadora de oreja en oreja, analizando la escena atentamente ladeando la cabeza, como si estuviera disfrutando del momento, viendo como aquel líquido carmesí se esparcía en la arena, como la madre lloraba desconsoladamente, por la perdida de su pequeño de cuatro años, sus ojos oscuros, ahora sin vida, las rodillas de los pantalones rotas y con la columna ensangrentada, al rozar por el suelo, admirando a aquel cuerpo inerte con la nuca dislocada, con todos los músculos de la cara contraidos... era una imagen horripilante.

"Sin compasión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora