PESADILLA *1

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Oscuridad...

Es lo único que puedo ver en este lúgubre lugar, que no deja ver ni mis propias manos.

Pasos, es lo único que se escucha, pero nadie se acerca, estoy... solo.
De pronto, el suelo conmieza a derretirse, a derumbarse, a transformarse en una masa negra que me absorve, grito, grito y grito, pero nadie me escucha, el suelo me sigue tragando, impidiendo cualquier movimiento, cuando esa vizcosidad llega a mi cuello, escucho atentamente que los anteriores pasos se acercan más, hasta que puedo ver de quien procedía... un niño, que debe tener más o menos 5 años, no logro ver su rostro... se hacerca hasta el punto en el que puedo distinguirlo.

El muchacho me mira fijamente... y al único que puedo ver es a mi; en la mano derecha llevo un afilado y deslumbrante cuchillo, sonrio, una sonrisa que me desgarra el rostro, provocando una mueca perturbadora, la sangre procedente de sus mejillas ensangrentadas por la forzada sonrisa cae al suelo a borbotones formando un charco, antes no me di cuenta pero la negra sustancia paró de absorverme.

En este momento, siento algo, algo que no siento desde hace bastante tiempo. Miedo, un escalofrío y un grito desgarrador salen de mi garganta cuando siento algo frio adentrándose en mi cráneo, puedo sentir los latidos de mi corazón cada vez más y más lento, ese objeto frío se mueve partiendome la cabeza por la mitad, no muero, no me desmayo... solo siento el dolor, miro hacia delante y lo veo, a mi con esa sonrisa perturbadora, con una mirada que solo quiere ver y escuchar mis gritos desgarrando el silencio.

Siento que el filo del cuchillo llega hasta mi frente, en ningún momento cierro los ojos, ni parpadeo, puedo verme a través del reflejo de mis propios ojos, la sangre deramándose a cada lado de mi cráneo, la herida abierta dejando ver las grietas del cráneo y un desgarrado cerebro.

El cuchillo baja más, llega hasta el final de mi nariz, mi vista se separa, no puedo mantener la mirada al frente, siento que mi cabeza pesa, se separa, se abre... el dolor es ensordecedor, cuando aquel filoso metal atraviesa mi mandíbula, separando los dientes, partiéndolos, y pasando por mi garganta, los gritos acallan, no puedo gritar más, pero, no muero.

De repente mis parpados se cierran, y al volver a abrirlos veo mi cabeza dividida en dos, por una maltrecha linea torcida, la sangre gotea en el suelo haciendo un contínuo ruido, el charco se extiende hasta llegar a mis pies, antes de poder reaccionar unas manos me agarran y me arrastran rápidamente al mismísimo infierno, sin dejar que dé, ni el último grito de desesperación.

Salto de la cama, envuelto en sudor y en gritos, miré a mi alrededor, estaba en mi habitación, en la mansión Gobbi, respiré profundamente, esa fue una pesadilla bastante real, aún siento el cuchillo transpasar mi craneo y aquellas manos arastrandome bajo en suelo, adentrándome en mi propio charco de sangre.

"Sin compasión"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora