Capítulo XI: El bosque Dreich

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Capítulo XI: El bosque Dreich

A la mañana siguiente, Mackenzie se despertó de nuevo abrazada por Alastair. Se giró a mirar al chico que continuaba durmiendo. Su cuerpo se calentó cuando vio la marca de sus dientes en el hombro del guerrero y todos los recuerdos de la biblioteca volvieron a ella. Negó con la cabeza alejándolos, tenían una misión por delante y no podía distraerse.

—Highlander.

El chico murmuró algo inentendible, pero no abrió los ojos. Mackenzie procedió a darle suaves golpes con su dedo por la cara. Alastair todavía con un pie en sus sueños y otro pie en la realidad resopló.

—Cariño, no seas molesta.

Mackenzie se paralizó y una sonrisa burlona se dibujó en sus labios.

—¿Cariño?

Alastair abrió un ojo y sonrió medio adormilado, luego sin que la chica se lo esperase giró sobre sí mismo terminando encima de ella.

—Cariño. —Alastair besó sus labios repetidamente con besos cortos que la hicieron reír. Unos toques en la puerta les hicieron separarse.

—Adelante.

La puerta se abrió, pero nadie entró en la habitación. Los murmullos se oyeron desde fuera.

—Entra tú.

—No entra tú.

—Ha sido tu idea.

—Y tú no me has parado. Es una idea horrible.

—Entramos a la vez.

Mackenzie reprimió una risa y miró con curiosidad a las dos muchachas que entraron. Una de ellas tenía el cabello rubio muy claro, con destellos que parecían blancos. La otra tenía el cabello castaño con destellos pelirrojo. Ambas elevaron el mentón al mirar a Alastair y a Mackenzie.

—¿Conocéis a Ailsa?

La muchacha rubia golpeó el hombro de la que había hablado.

—Es un Laird. No puedes hablar así a un Laird.

—Todavía no soy Laird. —Alastair sonrió. —Y sí, conocemos a Ailsa.

La muchacha rubia se giró hacia ellos, sus ojos azules brillaban con fuerza.

—¿Está bien? ¿Está enferma? ¿Le pasa algo? ¿Por qué no escribe? ¿No le dejáis enviar cartas? ¿Cuándo vuelve? ¿Qué le habéis hecho? ¿Necesita un rescate?

Alastair y Mackenzie se la quedaron mirando atónitos. La castaña a su lado contenía la risa. La chica rubia giró la cabeza hacia un lado mirándolos con extrañeza.

—¿Vais a contestar? —La castaña perdió el control y estalló en una carcajada.

—¿Así es como se habla a un Laird?

Alastair sacudió la cabeza y procedió a contestar a tantas preguntas como recordaba.

—Está bien y no necesita un rescate, que yo sepa.

Las dos muchachas asintieron.

—Bien, bien. —Dijo la rubia. —Os dejamos entonces con lo que sea que estéis haciendo.

La rubia se sonrojo al pensar en lo que había dicho y al ver que los dos estaban en la cama. La castaña volvió a soltar una gran carcajada. La rubia la arrastró fuera de la habitación murmurando algo sobre el ridículo.

Mackenzie sonrió mirando por donde se habían ido ¿qué clase de amigas tenía Ailsa?

—Eso ha sido interesante. —Alastair se tumbó de nuevo en la cama y tiró de Mackenzie para acercarle a él.

Sassenach | Highlanders IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora