Capítulo V: La boda.

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Capítulo V:  La boda

Mackenzie salió a tomar el aire. Nimue en los nervios pre-boda había gritado a todo el mundo que se fuese de la habitación, solamente Effie se había atrevido a quedarse.

—Parece que la boda sí se va a celebrar.

Alastair se paró a su lado. Mackenzie le miró detenidamente. Llevaba una camisa blanca y el tartán de su clan cruzándole el pecho. 

—Por supuesto que sí. Cualquier persona que viese a Elliot y a Nimue sabrían que son el uno por el otro.

—Sí, no creo que nadie pudiese pelear con tantas ganas. —Mackenzie golpeó suavemente el hombro del muchacho, pero sonrió levemente. —Además, por lo que parecía el día no estaba de su parte.

—Se quieren, eso es lo que importa ¿no? No creo que necesiten una boda a lo grande.

—¿Tú no quieres una boda a lo grande? —Mackenzie hizo una mueca.

—Yo no me voy a casar.

—Pareces muy segura.

—Lo estoy. 

Alastair hizo una mueca también. La chica sonaba segura como si su mente hubiese aceptado ese hecho y nada ni nadie lo fuese a cambiar. Ni siquiera él.

—¿Por qué la mueca? —Alastair soltó una risa seca.

—¡Oh! No quieres saberlo. —Mackenzie se acercó más a él. La curiosidad brillaba en sus ojos, que relucían aún más por el vestido azul cielo que llevaba.

—Sí quiero saberlo.

—¿Y si yo quisiese casarme contigo? —Mackenzie le miró sorprendida. Alastair no apartó la mirada, aunque sabía que la chica estaba apunto de retroceder, siempre lo hacía. 

—No cruces esa línea, Highlander. —Su voz fue apenas un susurro.  

Mackenzie bajó la mirada con tristeza cuando vio que el guerrero miraba hacia abajo y se apoyaba en la barandilla, como si se estuviese dando por vencido. Su corazón rezaba para que aguantase, que siguiese luchando por ella; pero su razón sabía que esto era lo mejor.

—¿Algún día me ayudarás a entenderte? —La muchacha se encogió de hombros. Alastair suspiró y se incorporó. —¿Me guardarás un baile? —Mackenzie le sonrió con cariño.

—Por supuesto. —Después se quedó viendo como él desaparecía.

Las primeras gotas de agua cayeron sobre ella haciéndola entrar. Y a esas primeras gotas de agua le siguieron muchas más. Llegado el momento de la boda todos los invitados se pusieron en sus sitios.

La lluvia era torrencial y el viento amenazaba con arrancar los toldos que habían dispuesto para no mojarse, pero todo era precioso. El camino que comunicaba el jardín con el interior del castillo estaba protegido con toldos y decorado con velas que debían volver a encenderse cada poco tiempo, debido al viento. Flores de colores vivos se enrollaban en los palos que ataban los toldos y acompañaban a las velas hasta el círculo donde se realizaría la ceremonia.

El viento mecía las ramas de los árboles y si escuchabas atentamente se podía escuchar el fuerte rugido del mar. Evander, que sería quien oficiaría la boda, al ser ambos de su clan; estaba en el centro del círculo junto a un nervioso Elliot que se movía balanceándose en el sitio. 

—¿Y si no viene?

—Vendrá

—Pero ¿y si no viene? ¿Puedes poner a guerreros en las puertas? Para asegurar que no se escape. —Evander soltó una leve risa y sonrió ampliamente a la vez que todo el mundo se giraba para ver a Nimue llegar.

Sassenach | Highlanders IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora