Capítulo VI: El comienzo de la tormenta

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Capítulo VI: El comienzo de la tormenta

—¿Por qué seguimos aquí? —Alastair se sentó junto a su hermana.

—Evander se ha ofrecido a organizar un baile, por mi cumpleaños. —Alastair puso una mueca. Otro baile.

Los dos estaban asomados al balcón que daba al jardín principal, donde Mackenzie entrenaba junto a Nimue.

—Te gusta.

—No...

—No era una pregunta. Y le gustas

—No...

—Tampoco era una pregunta. —Alastair bufó molesto. Isla sonrió y acarició su vientre. —Incluso después de todo lo que ha pasado, sigo creyendo que el amor existe, Alastair. No lo dejes escapar, hermanito.

Alastair abrazó a su hermana, notando como sus lágrimas empapaban su hombro. No había podido protegerla, no había podido impedir su dolor, pero su hermana a pesar de todo seguía luchando contra sus propios demonios cada día y cada día salía victoriosa.

—Estoy orgulloso de ti. —Alastair limpió las lágrimas de sus mejillas. —Siempre. —Isla volvió a refugiarse en los brazos de su hermano, dejándose sentir su protección momentáneamente.

***

A la mañana siguiente un caliente y brillante sol iluminaba el cielo. Mackenzie durmió hasta tarde por lo que cuando salió de su habitación todo el mundo en el castillo ya estaba en pie y trabajando.

—¿Por qué todo el mundo corre de lado a lado? —Nathair la miró mientras engullía la comida.

—El baile de hoy. —Mackenzie gruñó bajito. El castaño se encogió de hombros y volvió a centrar su atención en la comida.

—Respira entre bocado y bocado, te vas a ahogar.

—Déjame comer en paz. ¿Te levantas siempre siendo tan molesta? 

El muchacho negó con la cabeza y murmuró en voz baja un "pobre Alastair". Mackenzie le ignoró y se sentó a su lado robándole un poco de comida.

—Voy a dar un paseo por el jardín. ¿Vienes conmigo?

Nathair negó con la cabeza mientras metía un trozo de pan en su boca. Mackenzie se levantó y le dio un golpe en el brazo.

—No me has entendido. —Nathair la miró confundido. —Voy a dar un paseo por el jardín. ¡Vienes conmigo!

—Eso no suena a pregunta. 

Con un suspiro dejó de lado su comida y siguió a la rubia hasta el gran jardín. Una vez llegaron a la fuente central se sentaron en el banco y se quedaron mirándose.

—¿Vas a decir algo o solo me vas a mirar raro?

—Tu eres la que me has arrastrado aquí, ángel. —Mackenzie siguió notando su mirada sobre ella. Le conocía lo suficientemente bien para saber que cuando ladeaba la cabeza de ese modo estaba pensando algo que se moría por decir.

—Suéltalo.

—Deberías decírselo. —Mackenzie rodó los ojos al escucharle.

—A veces eres un incordio demonio.

—Después de este baile regresarás a casa ¿y después qué? El destino siempre encuentra su camino, Mack. No puedes huir de él

—¿Por eso sigues aquí? ¿Estás esperando tu destino? —Él soltó una seca carcajada. 

—¡Oh no! Yo estoy huyendo del miserable destino que me espera al volver a casa.

—No bromees ahora, ¿por qué estás aquí?

Sassenach | Highlanders IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora