Epílogo

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Ya habían pasado 6 meses. Seis meses sin su querido tricolor. Al principio, a todos les costó sobrellevar lo ocurrido, pero al final no se puede hacer nada más que dejar ir el borroso recuerdo de aquel ser que tanto extrañemos y anhelemos por volver a ver...

En la casa de un gringo, se podía apreciar a un canadiense tratando de darle ánimos a su hermano...aunque ni él mismo los tuviera.

-¿Que tal si vamos al parque? Hace mucho que no vamos. No,no,no, espera, ¿y si mejor vamos al parque de diversiones? Yo creo que esa suena una mejor idea.-decía el maple sentado en el sillón de la sala del contrario. Crean o no, él ya no se había puesto su gorrito desde el día en el que...pues, en el que sucedió todo. Muchos de ellos habían cambiado sus gustos, sus personalidades. Todos eran completamente diferentes a lo que solían ser antes, ya que algo les faltaba, más bien...alguien.

-Muchas gracias bro, pero hoy me siento muy cansado. Será a la próxima.-dijo USA fingiendo una sonrisa. Se paró del sillón de donde se encontraba y abrazó a su hermano en seña de despedida. Acompañó al contrario hasta su puerta y ahí se despidieron. Cuando volvió a cerrar la puerta, quitó esa mueca a la cuál él llamaba "sonrisa". Se dirigió al segundo piso, donde entró a su habitación. Él no había podido conciliar el sueño como lo hacía antes, por lo que OMS le había recetado pastillas para el sueño.

Sacó una llavesita del bolsillo de su chamarra y abrió su buró (mesita de luz), de ahí sacó un sobre y lo comenzó a leer. No tardó mucho tiempo para que volviera a empezar a llorar, como lo hacía desde hacía ya seis meses. Resulta que días después del velorio, muchos agentes fueron a revisar más la casa, y ahí fue cuando encontraron aquella carta que el tricolor había escrito por si algo así pasaba. 

La carta era algo así...











Queridos amigos/familiares o conocidos:

Primero les quería decir algo...lo siento. Lo siento por causar tantos problemas, por ser un monstruo...por no ser como esperaban que fuera. En serio lo lamento mucho. Yo desde lo que pasó en la junta, me convertí en una amenaza, y es por eso que he decidido alejarme de todos ustedes. No se sientan culpables, ya que no tienen nada que ver con lo que me pasa a mi. El único error aquí, soy yo. 

Hay algo que nunca les conté a ustedes, ya que nunca vi la necesidad de hacerlo, y es que existía un alma, además de la mía, que habitaba en mi. Hace mucho tiempo atrás, incluso antes de la llegada de los españoles, por culpa de un juego y de mi inmadurez, terminé teniendo a un demonio nocturno adentro de mi. Les contaré rápidamente la historia, ya que no sé cuánto tiempo me quede antes de que me transforme en él de nuevo. Los Aztecas creían tanto en dioses como en demonios, como ustedes ya sabrán. Y existían unos demonios en particular que a mi me llamaban mucho la atención...los tzitzimimes. Los tzitzimimes eran demonios nocturnos que buscan la destrucción de la humanidad. Su cuerpo estaba únicamente compuesto por huesos y garras y estaban relacionados con las estrellas. En realidad, los Aztecas no los consideraban demonios como tal, pero después de la conquista se les atribuyó ese término y así se quedó. Cuando era pequeño, hubo un día en el que, con un par de niños, iniciamos un "ritual". Nosotros lo que queríamos era invocar a un tzitzimime para ver si eran reales o no, pero al final todo terminó saliendo completamente lo opuesto a lo esperado. No les explicaré tal cual como pasó, pero el punto es que al final el tzitzimime se quedó en mi.

Siempre serán iguales...|°México Countryhumans°|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora