Capítulo 8

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—Por lo menos no huele mal... —Se dijo para si mismo una vez que terminó de toser, de hecho, era un aroma agradable, comenzó con un olor parecido al de las rosas, el cual poco a poco se fue transformando, este seguía siendo agradable, pero era algo que no se puede describir con facilidad, este olor ya no le correspondía a ninguna flor, "Me recuerda a alguien, pero ¿a quién?" pensaba una y otra vez, cerró los ojos para concentrarse y entonces le vino la respuesta a su mente, ese aroma le recordaba a los abrazos que le daba Valentín, se estremeció mientras se ruborizaba.

—¡¿Y eso?! —Comenzaba a temblar un poco, pero el sonido de un parlante lo sacó de sus pensamientos sobre chico búho.

—Pronto dará inicio el baile, por favor acérquense todos al salón principal.

—¿Estará ahí? —Sintió el aroma nuevamente y se estremeció, se tapo la nariz en un intento de no sentir el aroma de Valentín, pero era inútil, aunque se cubriera la nariz, el aroma residía fuertemente dentro de él, como un perfume de larga duración, decidió ir al salón principal con tal de alejarse de esas flores. El salón principal era un patio con el techo tapado por un domo, la decoración del techo lo hacía parecer que fuera una noche estrellada, aunque no eran más que estrellas y una luna de cartón pintadas, además,  en el exterior todavía faltaban un par de horas para que anocheciera. Quien hablaba con el micrófono era la chica rubia amiga de Valentín, quien estaba sobre un pequeño escenario. —Hoy es una noche especial, pues como cada año, es la noche de la confesión. Cada pareja que deseé participar deberá primero ir al vivero y recibir el polen de la flor de la verdad y partir de eso, dedíquense a pasar la noche con la persona que aman. Y con estas palabras, damos inicio al baile anual.

Cuando terminó sus palabras, lanzó un polvo negro al techo y este se comenzó a transformar, ese techo decorado se pareció mover y elevarse, pronto ya no parecía un techo, sino el mismo cielo nocturno lleno de estrellas, incluso tenía ahora nubes que cruzaban por la luna llena, el polvo negro estaba transformando el lugar mientras decencia, pareciera que el patio poco a poco se mezclara con un bosque, incluso había linternas que parecían estar flotando, la temperatura bajó mientras la música comenzaba a sonar, ya había parejas bailando, otras personas charlaban y otro puñado más se servía comida de las mesas.

—Increíble... —David estaba maravillado, caminó de largo de quienes estaban bailando, buscaba acercarse al polvo negro que todavía no tocaba el suelo, justo apenas logró tomar un poco con la palma, se sentía como arena, sobre su mano se formó una pequeña nube, ahora sentía una suave brisa, la nube se elevó poco después "Este debe ser uno de los hechizos que no sabe hacer Valentín"

En el momento que pensó en ese nombre, algo comenzó a pasar, después de estremecerse nuevamente por el aroma, las personas se comenzaban a ver borrosas, de un momento a otro, las personas habían desaparecido, pero sus voces continuaban, el patio seguía casi igual, al mismo tiempo el rosa de los ojos de David se volvía más intenso y su corazón palpitaba muy fuerte.

—¡¿Valentín?! —Era lo único que podía decir mientras daba vueltas, era lo único que podía pensar, estaba comenzando a tener miedo, las personas a su alrededor habían desaparecido y ahora parecía que estaba solo en aquel patio mitad bosque nocturno, la temperatura descendía, ahora el chico solo podía pensar en abrazar de Valentín para no morir de frío, no iba a morir de frío, pero esa era su sensación, no dejaba de abrazar la maceta con fuerza, si no fuera porque su estado de salud no era el optimo, la hubiera quebrado de la presión. Mientras tanto Valentín estaba en otra habitación, traía puesto un cubrebocas, estaba ayudando a preparar la comida que faltaba, eso llega la chica rubia corriendo.

—¡Valentín!

—¿Zoe? ¿Qué pasa? —La antes mencionada comenzó agitar al búho por la camisa.

Sé mi cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora