Capítulo 16

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Ya era más noche y por ahora estaban descansando, ya tenían rato bailando y mejor dejaron que Nex y Abel se robaran la pista de baile y aunque ya estuvieran ebrios seguían bailando bien, mientras tanto los chicos se mantenían sobrios, habían tomado poco, después de todo ninguno era muy fan del alcohol y no habían pasado más allá de una cerveza cada uno, preferían tomar agua fresca o algún refresco. Los chicos pasaban su tiempo de descanso platicando, no eran charlas muy trascendentales, a pesar de ello los chicos estaban felices de tener platicas así, Valentín había pensado confesarse desde que estaban bailando, pero los nervios de confesarse entre tanta gente no lo dejaron, aunque ya no estuvieran en la pista seguían rodeados de mucha gente, un lugar más tranquilo sería lo ideal y la idea llegó.

—Hay algo que quiero mostrarte. —Valentín llevó a David a su departamento, dentro había muchas reposeras para aves, David se cuestionó si debería comprar algunas para su casa. Valentín lo llevó hasta su cuarto, adentro no hacía frío, así que se quitó su abrigo, el nahual conocía el lugar más privado en todo el complejo, pero David no.

—Emmmmm, ¿Valentín? —David se había puesto un poco nervioso, la situación se daba a malinterpretaciones, el nahual se dio cuenta de la situación que se estaba creando sin darse cuenta.

—NO, NO, NO, NO ES ESO —Negaba mientras el sonrojo de los chicos aumentaban.— Lo que te quería mostrar era esto.

Puso su mano sobre su pared y esta se iluminó, mostrando detrás de si un pasadizo secreto.

—Oh era eso... —David se sentía como un mal pensado ahora.

—Descuida, no haré nada a menos de que me lo pidas.

—¿Eso fue una insinuación?

—Quizá... Pero bueno... Ahora sé otro hechizo... Es para cambiar el entorno, ven. —Para cambiar de tema le ofreció la mano, hace meses David hubiera retrocedido, como el día que se conocieron, pero ahora le dio la mano casi sin pensar con una sonrisa, lo llevó por el pasadizo, en cuanto cruzaron la pared volvió a la normalidad, el único camino que podían seguir ahora era hacia adelante.

—Este lugar es gigante.

—Impresionante, ¿verdad? Yo no sabía que existían estos pasillos hasta hace unos meses.

Lo llevó hasta la biblioteca.

—¿Qué es este lugar?

—Aquí están todos los hechizos que existen.

—¿Enserio? son muchos, creí que solo habían 5.

—Yo también lo creía, antes se enseñaban en boca en boca, como las leyendas, pero cuando llegó la prohibición... Lo mejor fue escribirlos para que no se perdieran, esta biblioteca es de mis padres, pero puedo venir siempre que quiera.

Uno de los libros se cayó de los estantes, David se asustó un momento, pero para Valentín ya era el pan de cada día.

—¿Qué fue eso?

—Este lugar a veces tiene vida propia y los libros se caen, te acostumbrarás. —Levantó el libro y miró una página, si esto fuera un dibujo animado, se vería perfectamente como aparece un foco encendido sobre la cabeza del nahual. —¿Quieres ver algo genial?

Se mordió el pulgar para sacar un poco de sangre y pasó el dedo por la página, poco después de manchar la página con su sangre, esta desapareció, como si la propia hoja lo hubiera absorbido, en eso la luz de la habitación se fue, como si se hubiera cortado la electricidad, a la par muchas luces de colores cálidos comenzaron a brotar, pero no solo del libro que sostenía, sino desde todos los libros, parecía que hacían una danza alrededor de los chicos.

—Increíble...

—Si... —David miraba las luces, mientras Valentín lo miraba a él, en eso comenzó a sonar una canción, pero no provenía de la fiesta, sino de los propios libros, era una instrumental lenta, especial para que bailaran juntos, las pequeñas lucen empujaron a los chicos para que se juntaran y comenzaron a bailar, por esta ocasión, Valentín ya no pisó a David, mientras bailaban cerraron los ojos y se acercaron más, el tiempo parecía detenerse, la melodía de las luces era más fuerte que la música del exterior, no había cabida para que se mesclaran los sonidos, era un baile tranquilo, como estaban tan juntos, podían escuchar los latidos del otro, latidos con un sentimiento de confort como ningún otro, cuando terminó la canción todavía estaban tomados de las manos, estaban quietos, no querían separarse, si en este momento se hubiera terminado el mundo, ellos estarían bien, pues hubieran sentido perfectos sus ultimo momentos, pero como el mundo seguía en pie, se dedicaban a escuchar sus latidos. Valentín soltó una de sus manos para tomarle la mejilla a David, acariciaba suavemente su piel, como si sostuviera la flor más frágil del mundo. 

—David... Eres genial, eres el hombre más guapo que he conocido en mi vida, te quiero mucho... ¡Quiero que seas mi cielo y me gustaría que seamos novios! —Sus ojos se iluminaban más y más, el tiempo se había detenido y lo único que se podía hacerlo moverse otra vez era la respuesta de David.

—Vaya... Me ganaste. —Y el tiempo volvió avanzar, pues David también tenia pensado confesarse.

—¡¿Enserio?! Oh vaya... yo ah... También me puedes preguntar... Si tú quieres... ¿Eso tiene sentido? —Susurró eso último, David reía.

—Jejejeje, esta bien, Valentín, eres el hombre más divertido que alguna vez conocí, me encantas, mi vida ha cambiado para bien desde que te conocí... ¿Te gustaría ser mi novio?

—Desde hace tiempo que quiero ser tu novio. —La sonrisa que sostenían los chicos, era de las más dulces que podrían hacer, sus miradas se perdían en los ojos del otro, David fue el primero en bajar su vista hacia los labios de su novio.

—Si... bueno, ahora que somos novios... No quiero robarte otro beso, así que... ¿nos podemos besar?

—Por supuesto. —Se acercaron lentamente y se besaron, los dos cerraron los ojos, Valentín fue el primero en acariciarle el rostro, aprovechando que ya tenía una mano en su cara, David no tardó en corresponder, las luces, comenzaron a volar alrededor de los chicos creando un pequeño viento a la vez que aumentaban su brillo, su cabello revoloteaba y sus corazones aceleraban su pulso, en ese momento, cualquier cosa podría pasar en el mundo, pero ellos solo podían concentrarse en su beso, después de unos momentos, se separaron mientras las luces finalmente se apagaban, la melodía bajaba hasta desaparecer y la electricidad de la habitación regresó, una sensación cálida los invadía y era la mejor sensación que se pudiera tener.

—David... ¿Tú sientes lo mismo? —El chico asintió, sentían en su corazón un calor similar al que  experimentaron la primera vez que se besaron.

—Se siente diferente, pero se siente bien —En eso se cayó un libro de un estante, incluso se abrió, la portada del capitulo era justo sobre el hechizo del beso, David tomó el libro "Mientras la relación se vuelva sana, no importa cuántas veces se alejen, la magia volverá a brotar, como las flores en primavera, sin embargo, para bien o para mal, nunca será igual." David dejó el libro y abrazó a Valentín por la espalda. Los novios soltaron unas lagrimas de felicidad.

—¿Estamos conectados otra vez?

—No sabía que se podía volver a activar, creí que tenía que hechizar mis labios otra vez, quizá esto no sea el hechizo del beso.

—Quizá ni siquiera sea magia, simplemente nos amamos.

—Por supuesto Cielito.

—Siempre me pregunté, ¿por qué mi apodo es Cielito?

—Porque el cielo es mi lugar favorito del mundo.

—¡Se acerca la ultima ronda de canciones! —Se escuchaba desde el altavoz.

—¿Regresamos?

—Siempre. —David dejó el abrazo para tomar la mano de Valentín, regresaron juntos a la fiesta.

Sé mi cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora