Capítulo 10

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"Nuestros caminos se volverán a encontrar" Ese rostro, borroso, pero reconocible, esa voz, distante, pero llena de cariño. Aquello fue lo primero que recordó David al despertar.

—¿Qué fue ese sueño? —Se tocó el rostro para confirmar, efectivamente, se había levantado llorando, pero no entendía el porqué, sentía que había olvidado algo, pero ¿qué era? Cuando recién despertó sentía tristeza, pero ahora sentía mucha calma y también sentía mucha sed, llorar mientras duermes te deshidrata muy rápido. Pasó el resto de la mañana pensando en su sueño, abrazado de Valentín mientras este le decía esas palabras.

 —¿Por qué soñé eso?

Con café en mano, revisó su calendario, como todas las mañanas. —Creí que ayer había ido a buscar a Valentín... ¿me quedé dormido? Si no fui, ¿qué hice ayer? —Intentaba recordar, pero lo único que consiguió fue un dolor de cabeza. A pesar de no recordar nada de la noche anterior, algo había cambiado en él, aunque no comprendía la razón, por primera vez en casi dos meses y medio se arregló y desayunó con propiedad sin que Abel o las alarmas de su celular se lo tuvieran que recordar, incluso se tomó el día para trabajar en los pendientes del trabajo y limpiar un poco la casa, no había logrado hacer esto por su cuenta en meses, se sentía bien. En la tarde llegó Abel.

—¿Y cómo te fue? —Abel había incluso preparado café para disfrutar mejor el chisme, al ver a David arreglado y sin ganas de llorar le daba una buena espina.

—No fui. —Dijo tranquilamente el chico, unos segundos más tarde se encontraba siendo agitado por su amigo.

—AAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH, espera —Soltó al pobre batido. —Pero si tú me habías dicho que ya ibas en camino y me confirmaste que estabas ahí, podrías haber editado la foto, pero la ubicación en tiempo real no miente.

—¿Qué...? 

—¡Miraaaaaaaaaaaaaa! —Le comenzó a enseñar los mensajes del día anterior, incluso había una foto de la entrada de la florería, esa foto le causaba un gran deya vu a David, tuvo que apartar la vista del celular, esa imagen por alguna extraña razón le generaba nauseas, el remanente del hechizo no lo dejará recordar tan pronto, tan pronto apartó la vista, el recuerdo de ver la foto le resultaba borroso.

—Yo... no recuerdo haberte mandado esos mensajes... 

—¿Qué...? 

Se pasaron el resto de la tarde buscando pruebas de que David había salido el día anterior, sus únicas pruebas fueron al final los mensajes, el calendario y el hecho de que el carro tenía menos gasolina.

—Un momento... ¿Qué es esto? —David encontró unos pétalos azules debajo del asiento del copiloto, sentía haberlos visto antes, pero no lograba recordar, al concentrarse más un pequeño recuerdo le llegó en forma de flashback, sentía como si tuviera una maceta llena de flores azules, sentía conocer el nombre de las mismas, pero no daba con ello, por reflejo soltó los pétalos y apartó la vista, un dolor de estomago le invadió, tardó unos momentos es recuperarse. Una prueba más de que no estaba listo para recordar.

—No lo entiendo, si de verdad salí ayer ¿por qué no recuerdo nada? —Su subconsciente quería recuperar la memoria, pero el remanente del hechizo no se lo permitía por ahora.

—La verdad no lo sé ¿crees que te encontraste con Valentín?

—¿Sospechas que me encontré con él? —Miró nuevamente los pétalos, ya estaban un poco secos, apartó la vista antes de tener otro flashback.— Yo... quiero dejar el tema un rato...

—Esta bien... —Abel se había entristecido un poco, pensaba que había hecho mal a su amigo.—Creo que te forcé demasiado y-

—Lo intentaré otra vez.

—¿Eh? —David sonreía.

—Quiero intentar ir a buscar a Valentín otra vez... Pero quiero mejorar primero... Yo siento que debo estar sano antes de volver a intentar-

No terminó su frase porque Abel lo cargó nuevamente.

—¡Ese es mi amigo! Ahora si vas a comer y te llevaré al gimnasio, harás nalga y dejarás de ser un palito.

—¡BAJAMEEEEEEEEEE! —Gritaba el palito.

Ya en la noche David estaba en su habitación, algo que le gusta hacer cuando esta solo es apagar las luces y bailar, lo hace en total oscuridad para practicar sus movimientos, si logra bailar sin golpearse con nada, era una victoria, hace un buen rato que no hacía esto, pero sentía que debía hacer algo que le hiciera feliz de vez en cuando. 

29/Junio/2025

Pasaron tres meses, David ya estaba comiendo con normalidad, incluso había vuelto a su peso y a practicar cetrería. A veces en la noche soñaba que platicaba con Valentín, aunque en la realidad esos "sueños" eran parte de sus recuerdos perdidos, algún día recordaría todo, pero por ahora los interpretaba como sueños, unos días después estaba en un café con Abel.

—¿Todavía piensas en el pájaro? Por fin se había animado su amigo.

—¿Valentín? Si, todavía pienso en él, pero ya no me hace sentir triste pensar en él, sé que sonará extraño, pero a veces siento como si ya me hubiera disculpado con él. No te lo conté en su momento, pero ese día que pensaba ir a la florería, te dije que no recordaba nada, pero siento que mis memorias vuelven poco a poco, tengo el vago recuerdo de haber hablado con Valentín, ese recuerdo a veces lo veo en mis sueños, trato de decirme que es un sueño más, pero a veces se siente tan real...

—¿Y si te visita en sueños con magia?

—No creo que tenga ese tipo de magia. —"Además solo sabe hacer dos hechizos" pensó.

David se sentía bastante bien, todavía quedaban detalles en su vida que no afrontaba, no había vuelto a saber de su hermana en estos meses, pero sentía que estaba mejor así. También pensaba sí algún día se encontraría con Valentín o no, sí se volvían a ver, todavía no estaba seguro si volverían como pareja. 

Luego se compró una guitarra, tomaba clases una vez a la semana, apenas llevaba dos clases y todavía tocaba horrible como su servidora, pero es algo que quería intentar. La vida de David estaba tomando un buen rumbo y se sentía bien, pero como al principio de esta historia, las cosas no se quedan de un modo para siempre y el humano estaba por enfrentarse al cambio nuevamente, ¿por qué llegan los cambios cuando te sientes más cómodo? Porque así de culera es la vida.

 A la mañana siguiente David despertó, pero algo era diferente, había una mancha café delante suyo, cuando abrió los ojos por completo y su vista se hizo clara, vio a un búho conocido, los dos terminaron gritando.

Sé mi cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora