—¿Qué quieres saber primero? Cielito. —Valentín se sentó en el suelo en frente de David, por fin se había atendido el brazo, con una noche de descanso sería suficiente para volver a volar.
—Los efectos de este hechizo... Y-y no me llames así, yo no te tengo un apodo... —Decía mientras agitaba la mano, luego negó con la cabeza, "¿Por qué de repente me interesa ponerle un apodo a este cabrón?" se estremeció ante la idea de estarle tomando cariño.
—Por supuesto, este hechizo no es para enamorarte perdidamente como creen los humanos, es más como una forma de enlazar a dos personas que tienen posibilidad de ser pareja o quienes ya lo son. —David se acercó curioso, lo que le decía era lo opuesto a lo que le contaban de niño.— Esto dependerá de la orientación de cada quien, por ejemplo; no funcionaría si beso a una chica, también depende si hay cosas en común entre los dos, creo que también depende si la persona quiere estar en una relación poliamorosa o no... Es complicado...
—Sí dices que no te enamora ¡¿Por qué me sonrojo tanto?! ¡Y no me sonrojo solo porque si!
—Oh eso, creo que esto pasa cuando te enamoras, yo también me siento muy atraído por ti.
"Y lo dice tan a la ligera" gritó internamente David.
—Y en este caso hipotético de que me gustaras, cosa que no... ¿Qué vamos a hacer? En este caso hipotético, me gustas ¿y qué? Yo no te conozco de nada, solo sé tu nombre y ni siquiera me lo dijiste tú, el nombre se formó en mi cabeza cuando nos besamos. —Decir esas palabras le quitaron el sonrojo a los dos, ahora se veían más a como son en realidad, un par de extraños que sufren atracción a primera vista.
—Bueno... —Valentín no sabía qué decir, aunque le gustara bromear, en realidad él tampoco sabía qué hacer con su nueva relación, hace unas horas ni siquiera existía dicha relación, comenzaba a mirar hacía los lados, como si fuera a encontrar la respuesta en los muros.
—Ya es noche, deberíamos dormir... Te llevo al cuarto de invitados. —Se levantó, esas palabras los había dejado con los pies en la tierra, aunque dijeran que se gustaban, no sabían realmente lo que querían, no hubo muchas palabras entre ellos mientras acomodaban la habitación, ninguno sabía cómo resolver ese problema, ni siquiera se podían ver a la cara y lo ultimo que se dijeron fue un "Buenas noches."
Ya más tarde David estaba acostado en su cama, pero no podía dormir.
—¿Fui muy duro? —Fueron sus palabras las que apagaron la conversación, pero era necesario, no se habían puesto a pensar en su relación hasta ese momento, "Yo también me siento muy atraído por ti" esas palabras resonaban en su cabeza, había escuchado que el hechizo te hace decir cosas así muy a la ligera y no conocía lo suficiente al búho como para saber si lo que decía era autentico o si era parte del hechizo. Finalmente se levantó y tratando de no hacer ruido, misión la cual falló por su piso de madera, se dirigió a la habitación de su visitante, la puerta estaba abierta, Valentín estaba dormido o eso creía David, el chico búho tampoco podía dormir, pero fingió cuando escuchó sus pasos, David quería hablar, pero no era el momento, todavía no sabía qué decir, así que se fue. Cuando Valentín escuchó la puerta de David cerrarse abrió los ojos.
—Hay que arreglar esto. —Dijo para si mismo.— Yo tampoco estoy seguro de lo que dije...
Valentín era algo bromista, pero sentía que apodarle Cielito y decirle tan ligeramente que lo quería era parte del hechizo, había dicho que la magia no hacía que te enamoraras, pero ya no estaba seguro de ello, "Solo es para conectarte con tu pareja" era lo que le habían dicho sus padres, ahora pensaba que eso era mentira, "¿Quizá me dijeron eso para que tuviera cuidado de a quién besaba..? Creo que no tuve cuidado..." También hubo algo que no le comentó a David y es lo que pasa cuando se rompe el hechizo, por eso mismo no quiere romperlo.
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Sé mi cielo
RomanceEsta historia se desarrolla en un mundo un poco especial, acompaña a David y a Valentín en un romance mágico.