20/Enero/2026
Hoy es el aniversario de cuando se conocieron, la pareja reflexionó sobre como sus vidas cambiaron tanto en solo un año, ahora el recuerdo de ellos cayendo y besándose por accidente les causaba gracia, ahora sentían en carne propia cómo cambia el hechizo ahora que son parejas, ya no sueltan coqueteos en contra de su voluntad, ni sienten escuchar las palabras del otro en su cabeza, solo sentían calidez, se sentían felices al ir construyendo su relación, las conversaciones, los abrazos, las acaricias y un beso ocasional, esto es su conexión.
Para celebrar el día, habían decidido pasar la tarde en el departamento de Valentín viendo películas, incluso vieron anime, Valentín era nuevo en este mundo, pero David era un buen guía y le mostró obras maestras, también hubo música, David había mejorado bastante con la guitarra, así que pudo cantarle un poco a su novio, fallaba una que otra nota, pero se escuchaba bastante armonioso. Ya en la noche, Valentín tenía algo preparado.
—Hay algo que quiero mostrarte. —Le tomó de la mano, cuando salieron del departamento se detuvieron. —¿Estas listo?
-—Por supuesto. —Comenzaron a correr por los pasillos y subieron las escaleras hasta llegar a la azotea, el lugar estaba arreglado con unas luces, solo que estas no eran mágicas, eran focos comunes colgando de unos cables, unos sillones y en la mesa del centro había frutas y vino, Valentín había visto que eso hacían en las películas románticas, así que lo imitó, la fruta era deliciosa, solo que ese vino no se lo terminarían, cuando mucho tomarían solo una copa cada uno.
—Esto es hermoso.
—Lo preparé antes de que llegaras y no es la única sorpresa, pero tienes que cerrar los ojos.
—Muy bien, confío en ti. —Valentín tomó un frasco con un polvo negro y lo dejó caer sobre ambos, ahora nadie los podía ver ni escuchar, pero ellos si podían entre sí, era algo necesario para su sorpresa.
—¿Un hechizo de camuflaje? —Preguntó mientras abría un ojo, estaba aprendiendo magia a la par de Valentín, pero solo de forma teórica, había aprendido a reconocer si alguien usaba magia en su persona.
—No espíes. —Los chicos rieron. Valentín lo tomó de lo brazos y lo hizo caminar un poco, incluso lo hizo subir unos escalones.
—¿Estas listo? —David asintió con la cabeza.— Muy bien ahora, abrázame con todas tus fuerzas.
Cuando sintió el fuerte abrazo de su pareja, supo que era el momento, extendió las alas y se dejó caer de espaldas junto a su chico.
—¿Valentín? ¿qué estas haciendoooooAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!!!! —David se dedicó a gritar y a abrazar lo más fuerte que podía a Valentín, no fue hasta que dejó de sentir que caía que dejó de gritar, abrió los ojos lentamente, la vista era hermosa, pero seguía asustado.
—Lo siento, creo que debí planear esto mejor. —Se disculpó mientras sonreía.
—¡Pero avísame! —Se quejó mientras recuperaba el aliento después de semejante grito, luego la adrenalina bajó.— Wow...
Se había maravillado por la vista, la ciudad nocturna vista desde arriba es algo que nunca había visto, la noche era fresca y el viento les revoloteaba el cabello, Valentín volaba boca arriba para que su novio pudiera ver, era como estar en una película, la ciudad iluminada mientras la luna los bañaba con su brillo, era un sueño hecho realidad, había momentos en que David dejaba de ver el paisaje para mirar a Valentín, lo único que competía con la belleza del entorno era lo bello de su mirada, tan llena de amor y de ternura, una mirada que tiempo atrás fue herida en el corazón, ahora solo esbozaba felicidad.
—El día que nos conocimos tu me llevaste en brazos, así que ahora es mi turno de cargarte Cielito.
—Atecito. —Le interrumpió.
—¿Qué?
—Ese será tu apodo, tú me dices Cielito y yo te digo Atecito, tú me dijiste que me llamabas cielito porque es tu lugar favorito y el ate es mi dulce favorito.
—Es precioso. —Se miraron unos segundos, luego los chicos se dieron un beso corto y disfrutaron el resto del paseo, Valentín le contó su pequeña travesía para poder volar así.
El tiempo avanzó, a veces los novios iban a la biblioteca, David había aprendido bastante.
—¿Así que depende de nutrientes en la sangre?
—Exacto. —Reafirmó Valentín.— Por eso mismo no es fácil aprender magia, si no te cuidas, te quedas sin sangre.
—Interesante... —Se propusieron que David pudiera hacer un hechizo, no sería fácil y tomaría varios intentos, pero el humano estaba decidió aprender, cada día se sentía más atraído por el tema de la magia, a veces se veía más interesado que el propio búho, esto no significaba que su vida se haría completamente mágica, bien lo dijo Valentín, si no se cuida uno, se muere desangrado, además, saber magia no sirve para pagar los impuestos, lo hacían más por pasatiempo y como una forma de que el conocimiento se siga pasando de generación en generación. Juntos leyeron las páginas del diario de Zia, Valentín ya no temía por saber qué animal era el hijo de Zia, no le importaba si era descendiente del hibrido abusador, sabía que no era como él.
Un tiempo después estaban el casa de David, estaban juntos en el sillón, la tarde de películas había sido excelente, les gustaba ver películas juntos, incluso tuvieron que comprar más porque ya habían visto todas. Esta noche Valentín se iba a quedar a dormir en casa de David.
—Me gustaría dormir contigo.
—¿Dormir juntos? —David estaba sonrojado.
—Mi plan es solo dormir, igual no haría nada que tú no quieras.
—¿Eso fue una insinuación?
—Solo si tú traes ganas... —Le guiño el ojo, David le arrojó una almohada.— ¿Entonces será guerra de almohadas?
—Algún día, pero no hoy. —David agarró con fiereza su almohada y así tuvieron una pequeña guerra de almohadas, finalmente, cuando el cansancio les ganó, se acostaron juntos.
—Buenas noches Cielito.
—Buenas noches Atecito.
Y así se fueron a dormir, abrazándose, el sonido de los latidos del otro, se volvió su sonido favorito.
Y así pasaron los años, aunque quedaron historias sin contar de este mundo, hay algo que te puedo asegurar y es que David y Valentín siguieron trabajando en mejorar su relación días tras día, incluso con todos los retos que se les vinieron encima, se casaron, la pedida de matrimonio fue una locura mágica, pero eso no impidió su compromiso, tiempo después formaron su propia familia, quizá cuente estas historia algún día, pero por ahora dejemos dormir a los chicos, se lo merecen.
En lo que descansan, ¿por qué no les cuento otra historia? Quizá un cuento del pasado nos vendría bien o si lo prefieres, te puedo contar la historia de otro mundo.
FIN.

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Sé mi cielo
Roman d'amourEsta historia se desarrolla en un mundo un poco especial, acompaña a David y a Valentín en un romance mágico.