Capítulo 7

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28/Marzo/2025

David no tuvo el mejor descanso aquella noche, se despertaba a ratos y le costaba conciliar el sueño nuevamente, incluso tuvo que usar el celular un rato para distraerse, unas horas más de insomnio y mejor se hubiera levantado de una, pero finalmente se durmió, a diferencia de Valentín, quien no tenía idea de lo que iba a pasar y dormía sin preocupación. A pesar de la mala noche, el humano se levantó temprano, pero no por voluntad propia, las llamadas incesantes de Abel despertarían a cualquiera y a cada tanto los mensajes llegaban. La mañana fue algo silenciosa, si ignoras el celular que no dejaba de sonar, David se arregló y tomó un desayuno ligero, no tenía hambre como para desayunar con propiedad y su estomago aún no estaba acostumbrado a comer bien, antes de irse, miró el calendario una ultima vez, esperaba no arrepentirse de esto. Condujo por la ciudad hasta la florería, estaba nervioso, aunque de igual manera estaba decidido a hablar con Valentín, pero todavía no estaba seguro de sus palabras, dentro de él tenía esta pelea entre valor e inseguridad, estuvo todo el camino practicando y cambiando su discurso, al final lo desechó todo, había acordado consigo mismo que hablaría lo más natural que pudiera y no solo repetiría algo escrito.

Dejó su carro en el estacionamiento de la florería, a petición de Abel, le tuvo que mandar una foto de la entrada y su ubicación, como prueba de que no se había echado para atrás, después de mandar lo pedido, salió del carro, todavía se le notaba nervioso mientras caminaba hacia la entrada, dio un gran suspiro antes de entrar, al abrir la puerta se escuchó una de esas típicas campanas que suelen poner en las tiendas.

—Buenas tardes ¿Le puedo ayudar en algo? —No vio a Valentín, era una de los amigos del ave, Nex, por fortuna, ella no sabía nada sobre la apariencia de David o se le hubiera lanzando encima por herir emocionalmente a su amigo, animaba a su amigo a que olvidara los malo amores, pero eso no significaba que no cobraría venganza si se encontraba al responsable, David no tenía el valor para preguntar directamente por Valentín, lo único que podía hacer era no verse más agobiado de lo que ya estaba.

—Busco... flores para disculparme con alguien. —Se le veía todavía afligido, la chica arqueó una ceja, pero luego sonrió.

—En eso puedo ayudarte, un buen ramo puede ayudar a decir lo siento.

Ella comenzó a recoger varias flores para armar el ramo, era impresionante la velocidad con la que trabajaba, mientras elegía las flores, le daba una pequeña platica a David sobre las mismas, desde cuidados para que duren más tiempo, así como el significado de las mismas, en un par de minutos tenía las flores listas. David salió de la florería con una maceta llena de flores, compuesto en su mayoría de dalias azules, no es que estuviera interesado en comprar las flores realmente, esperaba ver a Valentín en algún momento, pero no fue así, pensaba que había fallado, quizá se iría a pasear por la ciudad, tomaría un café y volvería al paso de unas horas, quizá en la segunda vuelta lo encontraría o tendría el valor de preguntar por él. De regreso en su carro, dejó la maceta en el asiento del copiloto y levantó la vista una ultima vez, su sorpresa fue cuando, al levantar la vista, lo encontró. Desde el espejo retrovisor se veía como Valentín caminaba tranquilamente por el otro lado de la calle, en su momento se congeló, pero se recuperó al notar que el chico búho se alejaba, tomó bruscamente la maceta, tirando algunos pétalos en el proceso y cruzó la calle, duras penas se acordó de cerrar su carro y no dejar las llaves adentro, lentamente se acercaba, un poco tembloroso, intentó hablarle pero no lograba llamar su atención, no es que Valentín lo estuviera ignorando, es que este traía unos audífonos, los cuales no se notaban por su cabellera y luego con la voz baja de David, menos lo escuchó, luego vio como este se adentró a un callejón, cuando llegó a la esquina vio que el dichoso callejón continuaba por otra esquina, ahora no sabía cómo llamar su atención. Al dar la vuelta por el callejón había un pasillo que llevaba a una gran puerta metálica, David se escondió y comenzó a escuchar al hibrido tocar la puerta después de quitarse los audífonos.

—Contraseña.

—Pff, sabes que no hay contraseña.

—Bien. —Se quejó el que estaba detrás de la puerta.— ¿Y qué? ¿Traes acompañante?

—Uy si, —Le respondió con sarcasmo.— Llegará en unos momentos, hasta me va a traer flores.

Valentín entró, David esperó unos momentos y finalmente se acercó a la puerta y tocó.

—Contraseña. —Le dijo un niño mientras abría el visor de la puerta, quien mostraba unas grandes orejas de rata, aunque estas casi nos se vieran desde la perspectiva de David.

—Vengo a buscar a Valentín. —El niño notó el ligero sonrojo del chico, "Esto será divertido" pensó.

—No es la contraseña, pero conoces a Valentín, claro pasa. —Se escuchó como quitaban una escalera y le abrió la puerta.— Se fue por ese pasillo.

—Gracias. —El niño sonrió con malicia, ese camino no conducía a Valentín.

David no caminó por mucho, pues se encontró con lo que parecía un pequeño vivero, pero solo había un tipo de planta, eran unas flores hermosas, de un rosa claro, estaban en macetas muy parecidas a la que sostenía, se extendían sobre varias mesas, el humano no estaba solo en ese lugar, había varias parejas, no le prestaban atención a David, su único interés era acercarse a las flores, una vez lo bastante cercas, las flores expulsaban polen en un tipo de nube sobre las parejas, luego de esto, se iban por otro pasillo, David se alejó un poco de las flores y se tapó con la manga. "¿No es peligroso?" Se preguntaba, aunque ver a tanta gente acercarse con tanta tranquilidad a las flores lo hacía dudar, se acercó nuevamente a las flores, por alguna razón, la flor no expulsaba nada a pesar de estar muy cerca de ella.

—No pasa nada... Ese niño me dijo que era por aquí ¿Dónde estará Valentín? —Dijo en voz baja a modo de deseo.

Fue entonces que esa extraña flor rosa se iluminó levemente y expulsó su polen sobre la cara del chico, quien tosió mientras intentaba apartar el resto con la mano, David no lo podía notar, pero sus iris habían cambiado de color, ahora siendo del mismo rosa que la planta que tenía en frente.

Sé mi cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora