Mi cuerpo se puso rígido al oír las toscas y fuertes palabras de Jaemin. Su rostro serio, determinado, me demostraba que no había ningún sentimiento de lástima en su noticia, como si ya fuese un tema superado y no le doliera su ida.
Me quedé pasmado mirándolo, viendo sus ojos opacos observar el suelo, con la misma expresión neutra, pero melancólica. Era un tanto difícil de descifrar, pero sea como sea, me inquietaba.
El silencio nos envolvió a ambos y luego se esparció por toda la habitación, dejando que solamente el viento lo rompiera al escabullirse desde fuera por el gran ventanal que daba al balcón.
No podía ser cierto, ¿cómo iba a estar muerto? Si lo vi con mis propios ojos, incluso lo toqué... Lo vi literalmente hace unos minutos atrás, literalmente entablé más de una conversación con él. ¿Cómo iba a estar muerto?
No le creía. Me estaba mintiendo.
—¿Cómo va a estar muerto? —farfullé, soltando sin querer una pequeña risita nerviosa, casi imperceptible—. Si lo vi hace solo...
Jaemin interrumpió mis palabras para ponerse de pie y dirigirse hacia la puerta, ignorándome por completo. Ni siquiera me miró, sino que, permaneciendo con aquel inquietante semblante que no podía describir, salió de la habitación y comenzó a bajar las escaleras, en silencio. Lo seguí, esperando que, en algún momento, se dignara a responderme. El clack de sus pantuflas resonando en las escaleras de metal se sintió tan fuerte y molesto como un mosquito volando alrededor de mi cabeza, colmando mi paciencia.
Llegó al primer piso y se dirigió a la cocina. Estuve a punto de tomarlo de las ropas y obligarlo a decirme qué sucedía, pero no me atreví. Su mirar cuando estaba serio me intimidaba demasiado, y no quería hacerlo enojar, porque el efecto se duplicaba, y yo no tenía el carácter para controlarlo.
Aunque, no hubo necesidad de decir nada, puesto que él mismo continuó con la conversación.
—Fue hace más de un año —empezó a explicarme, sirviéndose un cucharón de sopa al plato—. Se suicidó tirándose de un edificio.
Sus palabras tan secas y frías me golpearon como una fuerte brisa helada, provocándome escalofríos. Mis vellos se erizaron al ver que lo había dicho con tanta naturalidad. ¿Acaso no sentía lástima por él? Como si hubiese sido cualquier cosa, como si la muerte de alguien fuese el equivalente a contar las aburridas tareas que hace uno a diario.
—Aún no sé el porqué —continuó—. Yo sólo me enteré por un correo que me llegó.
Me sirvió un plato a mí también, aunque mi hambre se había disipado hacía rato.
—¿Cómo lo conoces? —pregunté entonces, una vez nuestros platos estuvieron servidos en la mesa y Jaemin ya le había dado una probada a la comida que le preparé. Frunció el ceño mientras masticaba los fideos—. ¿Y cómo me conoce a mí también?
—Fue nuestro compañero de curso —replicó sin mucho interés, centrado más en la comida que en la conversación. Se tapó la boca con su diestra, sin soltar los palillos, y prosiguió—. No era alguien muy especial, un chico callado y que pasaba desapercibido la mayoría de veces. —Hablaba con la boca llena de comida—. Entablamos una que otra conversación, pero nada más.
—¿Y cómo era? —inquirí. De pronto se me vino el pensamiento de que, probablemente, hablábamos de dos personas diferentes. Tal vez el Renjun al que él se refería no era el mismo al que yo conocí. Aunque, el nombre Renjun no era común, y las chances de que esta hipótesis fuese cierta era casi nula.
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reminiscencia ー norenmin
Fanfiction"El doctor dijo que después del accidente era normal tener este tipo de anomalías. Lo diagnosticó como Amnesia Retrógrada, y eso significaba asumir que, quizás nunca, podré volver a recuperar mi pasado. Sin embargo, tenía a Jaemin quien me cuidaba...